Quim Gutiérrez: «Ponerme mi ropa al final del día es una forma de recuperar mi identidad»
Cuando se habla de nuevos actores con talento siempre sale su nombre. El catalán es de esos chicos que confiesan abiertamente que adoran la moda y, por supuesto, ir de compras.
Enamoró a la cámara –y a los editores de moda– en su primera gran película, AzulOscuroCasiNegro (2006), con la que se hizo con el Goya al mejor actor revelación. Desde entonces, Quim Gutiérrez se ha consolidado como actor e imagen de varias firmas. Acaba de estrenar Los últimos días, un thriller dirigido por Álex y David Pastor en el que intenta sobrevivir en una Barcelona arrasada por el pánico. Su último hobby, ha creado thejoaquimplacement.com, una web con autorretratos y algunos de sus trabajos más personales.
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Enamoró a la cámara –y a los editores de moda– en su primera gran película, AzulOscuroCasiNegro (2006), con la que se hizo con el Goya al mejor actor revelación. Desde entonces, Quim Gutiérrez se ha consolidado como actor e imagen de varias firmas. Acaba de estrenar Los últimos días, un thriller dirigido por Álex y David Pastor en el que intenta sobrevivir en una Barcelona arrasada por el pánico. Su último hobby, ha creado thejoaquimplacement.com, una web con autorretratos y algunos de sus trabajos más personales.
Un actor que de vez en cuando se mete a modelo. ¿Cómo se lleva eso?
Yo veo los editoriales de moda como una forma de interpretación. Al posar, intento encontrar algún personaje que me sirva como referencia.
¿Por ejemplo?
En una de mis primeras sesiones me pusieron un traje de Gucci y una camisa a cuadros, y pensé en un empresario manipulador y millonario. Me ayudó. Al final, todo es parte de un juego interpretativo.
¿Y en su vida? ¿Busca también referentes?
Es muy distinto. De hecho, cuando estoy rodando una película me doy cuenta de que ponerme mi propia ropa al final del día también es una forma de recuperar mi identidad.
¿Con el vestuario de qué personaje se ha sentido más incómodo?
Durante el rodaje de Los últimos días, que duró dos meses y medio, vestí siempre igual: se supone que los protagonistas están encerrados y no pueden cambiarse, así que llevaba siempre lo mismo, pero cada vez más sucio.
¿Y cuál le ha divertido más en cuestión de estilo?
En el año 2000 hice mi primera función de teatro, en Barcelona. En aquella ocasión, interpreté a un chapero ruso que iba a Londres a prostituirse. El encargado de vestuario, Pep Durán, que es un genio, creó un look que cruzaba la calle Montera con las Ramblas y el KGB.
¿Disfruta ir de compras?
Sí, mucho. Me gusta ir solo y tomarme mi tiempo.
¿Busca o prefiere encontrar?
Como las cosas importantes de la vida, cuando buscas algo no sueles encontrarlo. Y si vas a la caza y captura de un objeto determinado, es posible que no des con él.
¿Dónde realizó su última adquisición?
En París. Comprar allí es una locura. Estuve en Acme y en varias tiendas multimarca. Me traje muchas cosas.
¿Qué es lo más bonito que tiene en el armario?
Un abrigo de lana de Our Legacy que compré en Mini, una tienda de Madrid que me encanta.
Un look para todos los días.
Un pantalón de pinzas de franela, unas zapatillas de Reebok, una camiseta básica o una de Wood-Wood y un jersey de lana.
¿Alguna prenda que nunca se pondría?
Esta es una pregunta trampa, yo siempre acabo sucumbiendo a todo. Pero creo que no usaría unas zapatillas de lona blanca, de suela finísima, que me ponía cuando era muy pequeño para las clases de psicomotricidad.
Algo que conserve por motivos sentimentales.
Una camiseta de baloncesto del equipo con el que jugué cuando era pequeño y que tiene en la espalda el número 13.
Una prenda que lamente haber tirado.
Unos Levi’s 501 con los que tuve mis primeros éxitos sentimentales adolescentes. Una vez, en el instituto, escuché a unas niñas comentar que tenía un buen culo y decidí no quitármelos. Acabaron hechos polvo y llenos de remiendos.
¿Cuándo se sintió más favorecido?
Con un esmoquin de Tom Ford y con un abrigo de Lanvin de color verde que me puse para una sesión de fotos con S Moda.