Quién gana (y quién pierde) en Cannes

Justo antes del anuncio oficial del palmarés en voz de Steven Spielberg, analizamos quién sale reforzado y quién no en la contienda del festival.

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Tras doce días frenéticos (y doce noches igualmente intensas), el jurado encabezado por Steven Spielberg anunciará esta tarde el palmarés de la 66ª edición del Festival de Cannes. Al margen del veredicto oficial, varios nombres se destacan ya como ganadores morales de este certamen, de la misma manera que otros no han conseguido salir impulsados de su paso por la Croisette. Avanzamos los nombres de los vencedores y vencidos.

LOS QUE SALEN IMPULSADOS

Carey Mulligan. Tras su revelación con Una educación (por la que fue nominada al Oscar a los 23 añ...

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Tras doce días frenéticos (y doce noches igualmente intensas), el jurado encabezado por Steven Spielberg anunciará esta tarde el palmarés de la 66ª edición del Festival de Cannes. Al margen del veredicto oficial, varios nombres se destacan ya como ganadores morales de este certamen, de la misma manera que otros no han conseguido salir impulsados de su paso por la Croisette. Avanzamos los nombres de los vencedores y vencidos.

LOS QUE SALEN IMPULSADOS

Carey Mulligan. Tras su revelación con Una educación (por la que fue nominada al Oscar a los 23 años), la actriz británica no había conseguido afianzar su carrera. Ni siquiera su buen olfato para escoger papeles sirvió de mucho. Estuvo en Shame y en Drive, dos de las películas de 2011, pero quedó eclipsada por dos compañeros de reparto de la altura de Michael Fassbender y Ryan Gosling, elevados a la categoría de sex symbol, mientras nadie se fijaba en exceso en la joven de rostro melancólico (y cierta tendencia al mohín) que los secundaba. Mulligan ha entendido que, si quiere ser una estrella, tendrá que jugar al juego de Hollywood. Su paso por Cannes revela un cambio de estrategia, como demostraron sus comentadas apariciones en la alfombra roja con las dos películas que ha presentado en este festival: El gran Gatsby, donde se salvó de la pésima acogida de la película y generó numerosos elogios por su interpretación de Daisy Buchanan, e Inside Llewyn Davis, lo nuevo de los hermanos Coen, en la que exhibe un inexplorado registro de chica folkie y sarcástica que le pega bastante.

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Oscar Isaac. Precisamente, otro de los nombres que salen más reforzados es el protagonista de Inside Llewyn Davis, actor de 33 años nacido en Guatemala, de padre cubano y criado en Estados Unidos. Hollywood, que mete en el mismo saco a todo lo que no sea WASP, le ha ofrecido hasta la fecha secundarios latinos, árabes y hasta rusos, así como pequeños papeles en Drive y W.E., la (desastrosa) película sobre Wallis Simpson que dirigió Madonna. Pero han sido los hermanos Coen los que han descubierto el potencial de este semidesconocido que sale catapultado de Cannes. Isaac brilla como cantautor de segunda en la escena folk del Greenwich Village de los sesenta, en una película que ha cosechado críticas excelentes. Cuando llegue el momento de su estreno comercial, a finales de año, será el nombre del carismático Isaac el que se impondrá al de su compañero de reparto, Justin Timberlake.

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Léa Seydoux. La actriz francesa ha sido otro de los nombres que han marcado el festival, donde ha presentado dos películas: Grand Central (drama ambientado en una central nuclear junto a Tahar Rahim) y, sobre todo, La vie d’Adèle, retrato de tres horas sobreuna relación lésbica que se ha convertido en la máxima favorita para la Palma de Oro. Poseedora de un erotismo intenso y ojeroso, Seydoux vuelve a sobresalir como una de las pocas estrellas multiusos en el cine europeo, capaz de combinar la última entrega de Misión imposible con proyectos en los que no duda en salir de su zona de confort. Aunque puede que, en el fondo, las zonas de alto riesgo sean lo suyo: Seydoux nunca está mejor que cuando se pone en peligro. Pese a todo, su paso por Cannes se ha visto algo eclipsado por su compañera de reparto, Adèle Exarchopoulos, que se ha llevado los mayores elogios. En la liga de las actrices francesas, tampoco hay que olvidar el nombre de Marine Vacth, la modelo reconvertida en actriz gracias a la mirada perversa de François Ozon en Jeune et jolie.

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Marion Cotillard. La actriz francesa más hollywoodiense sigue sin dar pasos en falso. Ha estado presente en este festival por partida doble: en Blood ties, a las órdenes de su pareja, Guillaume Canet (ese actor con aspecto de yerno perfecto, o de exsecretario de estado de Sarkozy) y en The Immigrant, lo nuevo del adorado director James Gray. En ambas logra salir victoriosa del reto de interpretar un personaje de origen distinto al suyo: una prostituta italoamericana en la primera y una inmigrante polaca de principios del siglo pasado en la segunda, donde se marca un tanto con una interpretación luminosa y comedida. En Francia, donde hasta no hace tanto solo le ofrecían mediocres comedias, sigue siendo ridiculizada por sus extrañas teorías conspirativas y su tendencia a dar las gracias hasta a su chófer cuando le dan un premio. Pero hay pocas actrices que manden tanto como Cotillard en el cine de hoy. ¿Lo próximo? La nueva película de los hermanos Dardenne, que podría hacerla volver a Cannes dentro de un año.

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Sofia Coppola. Su película no entusiasmó, pero normaliza la relación de la directora con el festival que la abucheó con Maria Antonieta. Siete años (y un León de Oro en Venecia) más tarde, Coppola ha decidido volver, aunque sea al margen de la sangrienta competición. Lo ha hecho con una película que ilustra la fascinación patológica de nuestra época por los famosos, la riqueza material y el espíritu ostentoso, con Emma Watson (que también sale reforzada pese a su deficiente trabajo) y un puñado de jóvenes actrices desconocidas como principales aliadas. Pese a todos sus defectos, no hay duda de que The Bling Ringserá una de las películas del año.

Matt Damon. No es ninguna sorpresa descubrir el buen hacer del actor, pero lo que ha hecho en Behind the candelabra supera todas las expectativas. Puede que sea Michael Douglas quien se lleve la mejor parte en el biopic que Steven Soderbergh ha dedicado a Liberace, aunque en realidad es Damon quien libra su trabajo más impresionante en el papel del joven amante del pianista. Una interpretación prácticamente perfecta, en la que destapa un lado abiertamente vulnerable sin caer en el desenfreno lacrimógeno, con la que rompe con la mala racha que llevaba en el cine, tras los fracasos (creativos o económicos) de Más allá de la vida, Destino oculto, Contagio, Margaret, Un lugar para soñar y Tierra prometida. 

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LOS QUE SE VAN DE CAPA CAÍDA 

Ryan Gosling. No es que se marche, es que ni siquiera llegó. El actor ha sido el gran ausente del festival, al que renunció a asistir por encontrarse rodando en Detroit su debut en la dirección, How to catch a monster. La noticia llevaba días haciendo ruido en forma de rumor, pero cayó como un jarro de agua fría. No es descartable que la mala acogida de su película, Only God forgives, tuviera que ver con la decepción de sus hordas de fans al leer en el periódico que Gosling no podía venir. También sale perdiendo el director danés Nicolas Winding Refn, que no ha logrado igualar ni de lejos su espectacular paso por la Croisette hace dos años con Drive, que le proporcionó el premio al mejor director por encima de pesos pesados como Pedro Almodóvar, Lars von Trier, Aki Kaurismäki o Nanni Moretti.

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Jeremy Renner. Se creía que en Cannes lograría confirmar que es uno de los mejores actores de su generación, con uno de sus primeros papeles dramáticos desde su revelación con la oscarizada En tierra hostil. Pero todo indica que Renner seguirá asociado a los excesos testosterónicos de Misión imposible,Thor, Los vengadores, El legado de Bourne y la inexplicable Hansel y Gretel: cazadores de vampiros. Integrante del triángulo amoroso de The Immigrant, el actor no logra destacar con un personaje desdibujado con el que no hace nada interesante, y al que se comen en pantalla tanto Marion Cotillard como Joaquin Phoenix (y eso que el protagonista de The Master parece actuar, esta vez, con el piloto automático). Renner acabó dando más que hablar por su inesperada presencia en la gala Amfar que por sus méritos interpretativos.

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Will Forte. Sobre el papel, el antiguo cómico de Saturday Night Live parecía otra de las revelaciones potenciales del festival, gracias a la oportunidad que Alexander Payne le dio en Nebraska (otra de las películas que más han gustado a la crítica). El director le concedió un papel protagonista que ambicionaban actores algo más bankable, como Paul Rudd o Casey Affleck. Finalmente, ha sido el veterano Bruce Dern quien se ha llevado todos los elogios. En la rueda de prensa, Forte pareció el hombre invisible. Sin embargo, parece pronto para dejarlo fuera de juego. Podría volver al ruedo cuando empiecen las quinielas de cara a los Oscar, en las que la película, una ácida y melancólica road movie familiar rodada en blanco y negro, figurará de manera destacada.

Louis Garrel. Lo nuevo de la actriz y directora Valeria Bruni-Tedeschi, ex compañera sentimental de Louis Garrel y hermana de Carla Bruni, fue mal recibido por gran parte de la crítica, aunque gustó a un grupo de irreductibles que destacaron sus múltiples virtudes. Sin embargo, Garrel no parece figurar entre ellas con una interpretación con regusto a déjà vu. Por otra parte, brilló por su ausencia en Venus in fur, lo nuevo de Roman Polanski, que decidió sustituirle en el último momento por Mathieu Amalric por diferencias creativas. Es el segundo año consecutivo que una de las películas que más dan que hablar es un proyecto abortado por Garrel, tras el éxito de Laurence Anyways en la edición pasada. Tenía que haber interpretado a un profesor transexual, antes de renunciar a la película de ese fenómeno festivalero llamado Xavier Dolan. Todo indica que Garrel se está durmiendo en los laureles.

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Nicole Kidman. No presentaba ninguna película, pero muchos esperaban que aprovechara su presencia en el jurado oficial para acaparar flashes y volver a tomar impulso, a la manera de lo que consiguieron en años anteriores otras cuotas fashion del jurado, como Diane Kruger el año pasado (cada vez que subía la escalinata en un estreno daba que hablar con sus estilismos) o Uma Thurman en la penúltima edición. En cambio, el paso de Kidman por Cannes habrá dado muy poco de sí y no habrá invertido la (irracional) impresión de que sus mejores años en este oficio ya quedan atrás.

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