El desconocido pueblo al que se está mudando todo Hollywood
¿Te imaginas toparte en el gimnasio con Ryan Reynolds y Blake Lively, cenar junto a Ralph Lauren y hacerte la manicura con Glenn Close? En Bedford, Nueva York, es posible.
No hay demasiado que hacer en Bedford. Y ese quizá sea su mayor atractivo. Pequeños ríos, mansiones de estilo colonial, un cementerio del siglo XVII, granjas ecuestres y varios parques forestales perfectos para hacer rutas senderistas o celebrar un picnic familiar rodean este pueblo de apenas 20.000 habitantes. Situado en el condado de Westchester, sería una modesta localidad rural más de la costa este norteamericana de no ser por la nombradía de su vecindario. En Bedford hay un hotel, el Post Inn, propiedad de Richard Gere. En Bedford hay un cine, recién reformado gracias al dinero recaudado ...
No hay demasiado que hacer en Bedford. Y ese quizá sea su mayor atractivo. Pequeños ríos, mansiones de estilo colonial, un cementerio del siglo XVII, granjas ecuestres y varios parques forestales perfectos para hacer rutas senderistas o celebrar un picnic familiar rodean este pueblo de apenas 20.000 habitantes. Situado en el condado de Westchester, sería una modesta localidad rural más de la costa este norteamericana de no ser por la nombradía de su vecindario. En Bedford hay un hotel, el Post Inn, propiedad de Richard Gere. En Bedford hay un cine, recién reformado gracias al dinero recaudado por Glenn Close o Chevy Chase y que ya proyecta la nueva de Tarantino. En Bedford hay un restaurante mexicano, el Truck, célebre por su Margarita Blood Orange y su gran variedad de tacos, al que acuden de forma habitual Blake Lively y Ryan Reynolds. En Bedford se respira paz y se respira prestigio. Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones, Bruce Willis, Martha Stewart o Ralph Lauren también son vecinos de un pueblo que supera al mismísimo paseo de la fama de Hollywood en número de estrellas por metro cuadrado. Bienvenidos al refugio favorito de las celebrities, bienvenidos a Bedford.
“Ryan tuvo una infancia corriente y agradable, y queremos que nuestros hijos tengan esa misma vida normal. Nos sentiríamos muy egoístas si les robáramos lo que nosotros sí disfrutamos”. Así expresaba la actriz Blake Lively (Gossip Girl) el motivo principal por el que ella y su pareja, el también intérprete Ryan Reynolds (Deadpool), decidieron mudarse en 2012 a una mansión de Bedford, solo unos pocos meses después de empezar a salir. Desde principios de siglo, un buen número de las estrellas del cine y de la televisión que desean residir cerca de Nueva York apuestan por esta pequeña localidad. Por dos razones fundamentales: su proximidad a Manhattan, a una hora escasa en coche desde el Midtown y con conexión directa en transporte público; y sus grandes extensiones de terreno, perfectas para construir la mansión de sus sueños y disfrutar de la familia con total privacidad. Porque en Bedford no hay paparazzis agazapados en las esquinas ni autobuses repletos de turistas fotografiando la casa del famoso de turno. Lively, por ejemplo, celebró en un restaurante del pueblo la baby shower de su segundo embarazo –con invitadas como Taylor Swift– en la más estricta intimidad y sin la presencia de cámaras preparadas para la exclusiva.
La siete veces nominada al Oscar Glenn Close es una de las vecinas con más solera de la localidad. La actriz descubrió Bedford gracias al rodaje de Atracción fatal, el thriller erótico estrenado en 1987 que hizo de ella una estrella internacional. Hasta el colegio en el que su personaje secuestra a una niña es el mismo al que acudiría después su propia hija. Close se mudó desde Nueva York pocos meses después del estreno del filme, ya embarazada, y durante décadas ha considerado Bedford como una especie de microcosmos de su idílica infancia en los campos de Connecticut. “Es el lugar en el que me levanto, me pongo lo que sea, salgo de casa y me hago la manicura. No siento que tenga que arreglarme para poder salir. Puedo ser yo misma. Es un sitio muy relajado”, explica a una revista local.
Algo especial tuvo que tener la grabación de Atracción Fatal teniendo en cuenta que el coprotagonista del taquillazo, Michael Douglas, también se ha decantado por residir en el privilegiado enclave. Junto a su esposa, la ganadora del Oscar Catherine Zeta-Jones, adquirió una propiedad en 2014 valorada en cerca de diez millones de euros. Para los paisanos son unos vecinos más. “Michael venía a las obras de teatro de su hija y nadie le molestaba. Es un padre más y punto”, declaraba una residente al Wall Street Journal, cabecera que califica a Bedford como una de las “comunidades más ricas de todo el país” gracias a sus distinguidos habitantes.
El gremio actoral no es el único que ha apostado por este bucólico y exclusivo entorno. También cuentan con propiedades en la zona el influyente multimillonario George Soros o el mismísimo presidente de los Estados Unidos. Donald Trump adquirió en 1995 una mansión de 3.600 metros cuadrados en la que creció Katherine Graham, la prestigiosa editora de The Washington Post. El diseñador Ralph Lauren es un vecino tan orgulloso del pueblo que en septiembre de 2017 trasladó su desfile de la semana de la moda neoyorquina al garaje de su casa, en el que guarda una colección de automóviles de lujo valorada en 360 millones de euros.
Según el buscador inmobiliario Realtor, el precio medio de compra de una vivienda en Bedford ronda el millón doscientos mil euros. Ante su rival suburbano más célebre, los Hamptons, la localidad presume de propiedades más asequibles, de una red de autovías en las que raramente se forman atascos inasumibles y de la tranquilidad del desconocimiento mediático. Quizás por poco tiempo. La web Business Insider la incluyó en su lista de los diez mejores lugares de vacaciones para encontrarte con famosos. Si lo desgranado hasta ahora te ha convencido para visitar el pueblo, deberías saber que una habitación doble en el Post Inn, el hotel de Richard Gere, te costará cerca de 670 euros la noche. Eso sí, con desayuno incluido. Cruzarte con una estrella de cine en Bedford es fácil, pero no barato.