9 fotos

«Se solía emborrachar y me decía ¿por qué no mueves ese culo gordo?»: los problemas que enfrentan a madres e hijos en Hollywood

Exceso de control, problemas financieros, alcoholismo, sectas y drogas que han llevado a estos personajes a emancipaciones legales o a dejar de hablarse con sus progenitoras durante años.

"Mis hijos no me llaman 'mami'. Ni siquiera me dicen 'mamá'. Me llaman 'Nicole', y no me gusta", contaba Nicole Kidman en el programa televisivo Good Morning Britain en 2008. Se refería a Isabella (Bella) y Connor (que hoy tienen 28 y 26 años, respectivamente), a quienes adoptó cuando estaba casada con Tom Cruise. Ese matrimonio duró de 1990 a 2001 y en el momento del divorcio se comentó que una de las razones principales del mismo eran las diferencias en torno a la educación de sus hijos: Cruise, cienciólogo convencido, quería que siguieran esa doctrina, algo a lo que, supuestamente, Kidman se oponía. El resultado fue que los niños se quedaron a vivir con el actor y se distanciaron de su madre, quien apenas los veía ni hablaba de ellos en público. De hecho, en 2015 la exciencióloga Leah Remini aseguró en un libro que Bella le había dicho años antes que "no hablaría nunca con Nicole Kidman si pudiera" y que consideraba a su madre adoptiva "una jodida SP" (término referido a Surpresive Person con el que se etiqueta a los enemigos de la doctrina). Bella no invitó ni a su padre ni a su madre a su boda y el año pasado su hermano Connor tampoco incluyó a Kidman en su lista de invitados (según se filtró, contrajo matrimonio con una destacada ciencióloga italiana), parece ser que por petición expresa de Cruise. En 2018 Kidman había roto su silencio respecto a sus hijos en una entrevista con el medio australiano Who: "Soy muy reservada al hablar de ellos. Tengo que proteger esta relación. Sé al 150% que daría mi vida por mis hijos (...) Son adultos y capaces de tomar sus propias decisiones. Ellos han elegido ser cienciólogos y, como madre, mi trabajo es amarlos". Pese a que no los nombró cuando agradeció su Globo de Oro por Big Little Lies en 2018 (sí le dedicó el galardón a Sunny y a Faith, las hijas que tiene con el cantante Keith Urban), parece que el hielo entre ellos se va rompiendo, al menos con Bella: la joven, que vive en Londres, ha incluido el apellido de su madre en su marca de ropa, arte y complementos, Bella Kidman Cruise, y en los últimos meses ha sido noticia porque ha dado 'me gusta' a posts de su madre en Instagram.Dean Sewell/Fairfax Media/Getty Images
Soon-Yi Previn nació en Corea del Sur en 1970 y Mia Farrow y su entonces marido, el músico André Previn, la adoptaron cuando tenía ocho años (el matrimonio tuvo tres hijos biológicos y tres adoptivos). Poco después, en 1980, la actriz comenzó una relación con el director Woody Allen, con quien rodó 13 películas y fue su pareja hasta 1992, aunque no llegaron a casarse ni a vivir juntos. Cuando en 1992 salió a la luz la relación entre Soon-Yi Previn y Woody Allen, que se acabaron casando en 1997, se confirmó la ruptura entre madre e hija. Esta última ha dicho que la animadversión de Farrow hacia ella venía de lejos: "Me solía describir como 'elegante', es la única cosa positiva que dijo sobre mí", aseguró en una entrevista con Vulture en 2018. En el mismo artículo decía que ambas eran "como agua y aceite" y que "desde el principio Mia no fue maternal" con ella, la golpeaba y llamaba "estúpida" o "idiota". No es la única hija de Farrow que se ha distanciado de la actriz. Moses, a quien adoptó también Woody Allen, aseguró en 2018 que Farrow ideó la acusación de abusos del director hacia la hija de ambos, Dylan, y que la intérprete no trataba bien a sus hijos: "Mis hermanos, con una discapacidad física, eran arrastrados por las escaleras para ser encerrados en un armario". En la imagen, Mia Farrow con algunos de sus hijos en 1979.Rue des Archives (© Rue des Archives/AGIP / Cordon Press)
La de las madres-mánager de artistas es una realidad que muchas veces acaba con malentendidos y discusiones. En su libro de memorias, There was a little girl, la actriz Brooke Shields se explayó sobre la compleja relación de amor-odio que la unió a su madre, Teri Shields, que la crio sola tras su divorcio y era alcohólica. "Se han dicho muchas cosas durante años, más negativas que positivas", aseguró en una entrevista a USA Today. Teri era ultraprotectora con su hija, la defendía pero también la dominaba y hacía que se cuestionara su seguridad y su autoestima, según explicó la actriz en Porter: "Se solía emborrachar y me decía '¿Por qué no mueves ese culo gordo?' y yo me obsesioné con que tenía un culo gordo". En sus inicios, la dependencia de la joven intérprete de las opiniones de su madre era tal que la propia actriz ha reconocido que "todo lo que hacía era por ella, intentaba emularla o definir mi independencia de ella". Teri fue cuestionada por exponer a su hija en películas como Pretty Baby, de Louis Malle, donde interpretó a una prostituta a los 12 años, o El lago azul, que rodó a los 14 y fue tan exitosa como criticada y controvertida. Cuando empezó a salir con el tenista Andre Agassi en los noventa (estuvieron casados entre 1997 y 1999) la actriz despidió a su madre, que dejó de ser su mánager, lo que marcó su distanciamiento. Fue su segundo marido, el guionista Chris Henchy, quien propició su reencuentro años antes de la muerte en 2012 de Teri (quien sufría demencia desde 2009). En la imagen, las dos en 1981.Sonia Moskowitz/Getty Images)
La historia de Mischa Barton y su madre-mánager (en Hollywood existe el término momager para referirse a las madres/representantes de los artistas) Nuala Quinn-Barton fue más allá que la de las Shields y acabó en los tribunales en 2016. La protagonista de The OC fue un icono de los 2000 gracias al personaje de Marissa Cooper. Cuando empezó la serie Barton tenía 16 años y su ascenso fue meteórico, algo que derivó en escándalos, arrestos, excesos, fiestas en los círculos de Nicole Richie y Lindsay Lohan y problemas psiquiátricos. Mischa "era el pan y la mantequilla de toda su familia y su madre la controlaba por completo", aseguraba en People un allegado a la familia en 2013. Aunque previamente la actriz había defendido a su progenitora asegurando que lo hacía todo por el bien de su carrera en 2016 la situación explotó y Barton la denunció alegando fraude y ruptura contractual. "Es una madre-mánager codiciosa que se hace pasar por una gestora de talentos que en lugar de actuar en beneficio de su hija-cliente conspiró para defraudar a una víctima desprevenida", aseguraba la demanda, que precisaba que Quinn-Barton había manipulado las cuentas de su representada. El desencuentro no quedó ahí: la actriz y su madre también recurrieron a la Justicia porque ambas se acusaban de impedir que la otra vendiera su mansión de Beverly Hills. En la imagen, ambas en 2012, cuando su relación todavía no se había deteriorado.Dave M. Benett/Getty Images
Cuando en 1992 Vanity Fair publicó un artículo sobre Courtney Love que daba a entender que la cantante y actriz se había inyectado heroína durante la gestación de Frances Bean Cobain, la líder de Hole y su marido, Kurt Cobain (Nirvana) estuvieron a punto de perder la custodia del bebé. La pequeña nació el 18 de agosto de ese mismo año y poco después las adicciones y la forma de actuar de sus progenitores –en el documental Montage of Heck se ven vídeos caseros con el caos que era su casa– llevaron a que su tía materna se hicera responsable de ella. Volvió con sus padres en 1993, pero en 1994 el líder de Nirvana se suicidó y Frances Bean se quedó a cargo de su madre. En 2003 le retiraron la custodia por sus problemas con las drogas –la policía la detuvo al verla merodear con actitud sospechosa por Beverly Hills y se descubrió que estuvo a punto de provocarse una sobredosis con su hija de 10 años de testigo, que mientras ella consumía le prepaba un té verde–, pero Love recuperó a la niña tras pasar por rehabilitación. En 2009, cuando Frances ya era una adolescente de 17 años, Love volvió a perder su custodia, que pasó a la madre y la tía paternas de la joven, con las que Love no mantenía una buena relación. Un par de años después, ya alcanzada la mayoría de edad, Frances estalló contra su madre en las redes sociales: "Aunque en general guardo silencio sobre los asuntos de mi madre biológica, su reciente diatriba ha dado un giro grave", dijo. Se refería a las acusaciones de Love, que había asegurado que Dave Grohl, batería de Nirvana y líder de Foo Fighters, había tratado de seducir a su hija. Las redes sociales también sirvieron para evidenciar la tensa relación entre ambas cuando Frances Bean no invitó a Love a su boda con Isaiah Silva, cantante de The Eeries, y esta colgó una foto en la que indicaba que no le importaba "no haber sido invitada a cierto evento".Terry McGinnis/Getty Images
"Durante tres años no hablé con mi madre, fue una etapa terrible", reconoció Tallulah Willis el pasado mes de mayo en sus redes sociales. "Sin embargo, mi historia ha cambiado. Después de una metamorfosis y de reflexionar pude perdonar y esos tres años no se alargaron para siempre", añadía. En 2019 su madre, Demi Moore, había publicado Inside Out, un libro de memorias en el que contaba traumas infantiles provocados por las adicciones de su madre, que ella misma fue víctima de una violación con 15 años o sus problemas con el sexismo en Hollywood. En esas memorias también reconoció que en 2012 estuvo a punto de morir por una sobredosis y que ese fue el punto de inflexión que marcó el distanciamiento de su familia, con la que ahora se vuelve a llevar bien, como se pudo ver en las imágenes que compartieron durante el confinamiento, que pasó junto a sus hijas y su ex Bruce Willis. Tallulah es una de las tres hijas que la actriz tuvo con Willis, y entre 2005 y 2011 vivió con ella y su entonces marido, el también actor Ashton Kutcher. La joven ha explicado cómo le hacían sentir los problemas con el alcohol de su madre: "Era como si se pusiera el sol y apareciera un monstruo (...) Solo recuerdo la ansiedad que se apoderaba de mi cuerpo cuando veía que cerraba un poco los ojos, cómo hablaba, y que pensaba que sería mucho más afectuosa conmigo si no estaba sobria".Getty Images
Con la publicación de sus memorias, Mommie dearest, en 1978, Christina Crawford, hija adoptiva de la diva hollywoodiense Joan Crawford (en la imagen, ambas en 1946), ajustó cuentas con su madre, que la había desheredado –a ella y también a otro de sus hermanos– poco antes de morir. La acusaba de ser una alcohólica que bebía vodka sin parar, de tener una obsesión con la limpieza que la llevaba a despertar a sus hijos para fregar de madrugada, de maltrato y de querer apartarla del mundo para controlar por completo su vida. La publicación del libro fue un escándalo, pero sus dos hermanas menores siempre negaron que su madre fuera así, aunque reconocieron que era una mujer "estricta". La propia Crawford no había mantenido la mejor de las relaciones con su madre, Anna Bell Johnson, según dijo en Conversations With Joan Crawford: "No creo que me quisiera de verdad, pero cuando tienes en cuenta la vida que llevó piensas 'qué demonios'. Se casó muy joven y muy a menudo. Era una pequeña chica danesa que no era demasiado brillante (...) Realmente no éramos cercanas, yo preferí que llevara su estilo de vida por su cuenta".Bettmann / Getty Images
A los siete años Drew Barrymore se convirtió en una gran estrella gracias a su papel de Gertie en E.T., de Steven Spielberg. Conocía el mundo de la fama y la industria del cine por su familia paterna, pero la pequeña actriz no estaba preparada para lo que vino: entró en una espiral de drogas y alcohol que hizo que tuviera que ser ingresada durante 18 meses en una clínica de rehabilitación con solo 13 años. "A los 13 años toqué fondo. Me sentía muy sola. Era una rebelde, estaba muy, muy enfadada (...) ¿Por qué estaba enfadada? Porque mis padres no estaban nunca conmigo, pero ¿a quién le importa eso? Hay mucha gente sin padres. Ellos pasaban, no podían manejar esa situación, lo entiendo", explicó la actriz y presentadora en 2015 a The Guardian. Tras esa experiencia se emancipó legalmente de sus padres y a los 14 años pasó a ser considerada adulta. Argumentó que no podía seguir manteniendo el ritmo de fiestas continuas al que la sometía su madre, Jaid, que había huido de Hungría como refugiada tras la Segunda Guerra Mundial y la solía llevar con ella en sus salidas a Studio 54. En 2014, cuando estaba embarazada de su segunda hija, Frankie, la actriz reconoció que su relación con Jaid seguía siendo "complicada" y que no estaba preparada para que formara parte de su día a día: "Siempre he sentido empatía hacia ella y en mi primer embarazo tuvimos una conversación increíble, pero tengo que mantener la distancia. Nunca he podido enfadarme con ella, siempre he sentido culpabilidad y empatía, pero no podemos estar la una en la vida de la otra de momento".GETTY IMAGES
La infancia de la actriz Leighton Meester poco tuvo que ver con la de Blair Waldorf, el personaje de Gossip Girl por el que saltó a la fama. En lugar de en un lujoso apartamento del Upper West Side la actriz llegó al mundo en un escenario mucho más sórdido: su padre y su madre, Constance Haas, cumplían condena en una cárcel de Texas por haber pertenecido a una red de narcotráfico que pasaba marihuana de Jamaica a Estados Unidos. Constance solo abandonó la celda para dar a luz en un hospital y pasar los primeros meses en una casa custodiada con su bebé. Fue su abuela quien se ocupó de ella hasta la salida de prisión de sus padres. Años después, Constance se mudó a Los Ángeles con Leighton para que pudiera ser actriz, pero en 2011 salió a la luz un extraño desencuentro entre ambas, con dinero de por medio: Leighton llevó a su madre a los tribunales diciendo que le había enviado 7.5000 dólares al mes a su madre para dedicarlos al cuidado de su hermano (en la imagen con ella), pero que Constance se gastaba el dinero en cirugías plásticas, bótox y extensiones capilares. Poco después, fue su madre quien le reclamó una compensación de tres millones de dólares por "haber sacrificado su felicidad para apoyar su carrera", según explicó The Hollywood Reporter. Finalmente Leighton ganó el caso.Michael Tran / Getty Images