Pasión Vega: «Es difícil ser ordenada si estás siempre de viaje»

Las transparencias le han jugado malas pasadas sobre el escenario, donde igual revive el tango que la copla. Y confiesa que lo guarda todo, «hasta las sudaderas de cuando iba al instituto».

Pablo Smith y Rafa Señudo

La llaman «la voz de seda».Desde que fichó por una multinacional en 2001, la carrera musical de Pasión Vega avanza con paso firme. Ha llenado auditorios y teatros, desde La Maestranza al Liceo de Barcelona, pasando por el Nacional de Buenos Aires, y ha sido la primera artista española en subirse al escenario del Teatro Real para interpretar un repertorio popular. Ahora está de gira con su último trabajo, Sin compasión (Sony), que tiene aires de copla, pero también sonidos mediterráneos y africanos.

...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La llaman «la voz de seda».Desde que fichó por una multinacional en 2001, la carrera musical de Pasión Vega avanza con paso firme. Ha llenado auditorios y teatros, desde La Maestranza al Liceo de Barcelona, pasando por el Nacional de Buenos Aires, y ha sido la primera artista española en subirse al escenario del Teatro Real para interpretar un repertorio popular. Ahora está de gira con su último trabajo, Sin compasión (Sony), que tiene aires de copla, pero también sonidos mediterráneos y africanos.

¿Se acuerda de qué llevaba puesto aquella noche que triunfó en el Teatro Real?

Claro que sí. Un vestido largo y negro de Purificación García que era una preciosidad.

¿Lo conserva?

¡Sí! Pero no tiene ningún mérito porque no tiro nada. Cada vez que abro el armario pienso que debería organizarlo un poco. Pero es difícil ordenar la ropa cuando te pasas toda la vida haciendo maletas.

Para una cantante, subirse al escenario de un teatro debe imponer. ¿Marca también a la hora de elegir el vestuario?

Mucho. Muchísimo. Yo tengo muy claro que lo que me pongo es una parte del espectáculo, y lo cuido al máximo. La ropa de mis giras la hace Antonio García después de que yo le explico con detalle cómo son las canciones y cómo voy a interpretarlas.

¿Suele cambiarse en mitad de un espectáculo?

Saco tres vestidos distintos en cada concierto.

¿Y se ven distintos sobre las tablas?

El movimiento de las telas y en especial la luz pueden cambiarlo todo. Los focos juegan malas pasadas. A veces he visto las imágenes de un concierto y me he dado cuenta de que un traje precioso no me sentaba tan bien como yo creía. ¡Y me he llevado algún disgusto con las transparencias!

Hábleme de algún vestido especial.

Uno que me compré para mi primera gira. Era de Sybilla, en crepé de seda rojo, muy cerrado en el cuello, de manga larga y falda hasta los tobillos. Es curioso, pero muchísima gente recuerda ese vestido.

Casi siempre la vemos con tacones.

Es lo que uso, me resultan cómodos. Me encantan los zapatos. Y, eso sí, solo compro marcas españolas. Aquí se hacen unos zapatos estupendos, bonitos y muy bien confeccionados.

Algo que solo haya usado una vez.

Un diseño de Amaya Arzuaga que me puse para una actuación en un programa de Fin de Año. Era de color crudo, con cuello alto y chorreras. Además, llevaba un abrigo de cuero. El abrigo lo he usado bastante, pero el vestido, aunque me gusta mucho, no me lo he vuelto a poner.

¿En esta gira tiene algún preferido?

Un mono de color maquillaje, muy ajustado en la parte superior y de pata ancha, como de corte sesentero. Es precioso y tengo la sensación de que me trae buena suerte, así que casi siempre me lo pongo para empezar el concierto.

¿Se arregla para trabajar en el estudio de grabación?

Me pongo ropa muy cómoda. Me gustan mucho los vestidos con un corte infantil y una rebeca encima.

Y en casa, ¿qué lleva puesto?

Pues vaqueros y sudaderas anchas. Tengo algunas desde la época del instituto. Están viejísimas, pero no pienso tirarlas. Lo que no me pongo son leggings.

Archivado En