Natalie Portman: «Por supuesto que soy feminista»
El director Pablo Larraín no buscaba un clon para interpretar a su Jacqueline Kennedy en ‘Jackie’, quería desnudar al icono y la sensibilidad de Natalie Portman le dio el molde perfecto.
Gracias al director Darren Aronofsky, Natalie Portman ganó en 2011 su primer Oscar por Cisne negro (y además, en el rodaje, conoció a su marido, Benjamin Millepied, con quien tiene un hijo y espera otro). Y gracias a Darren Aronofsky, podría ganar el segundo. Fue él quien le dio al chileno Pablo Larraín el guion de Jackie, la reconstrucción de los días siguientes al asesinato de JFK. Y, aunque Aronofsky quería que su exmujer, Rachel Weisz, interpretara a la primera dama, Larraín le dijo que si Portman no aceptaba, él tampoco. Así es como se embarcaron ambos en una película di...
Gracias al director Darren Aronofsky, Natalie Portman ganó en 2011 su primer Oscar por Cisne negro (y además, en el rodaje, conoció a su marido, Benjamin Millepied, con quien tiene un hijo y espera otro). Y gracias a Darren Aronofsky, podría ganar el segundo. Fue él quien le dio al chileno Pablo Larraín el guion de Jackie, la reconstrucción de los días siguientes al asesinato de JFK. Y, aunque Aronofsky quería que su exmujer, Rachel Weisz, interpretara a la primera dama, Larraín le dijo que si Portman no aceptaba, él tampoco. Así es como se embarcaron ambos en una película difícil: retratar sin clichés (objetivo que logran) a uno de los iconos más explotados del siglo XX. La actriz ha captado el misterio y esa distancia justa que la señora Kennedy manejaba en público. Las mismas cualidades que guarda en la entrevista. Inteligente, fría, sofisticada.
¿Cómo se prepara una actriz para interpretar a un icono universal?
En primer lugar, estudias el guion a fondo. Noah Oppenheim había hecho una investigación en profundidad de los días que siguieron al asesinato de Kennedy. Después trabajé con una profesora de dialecto para conseguir el acento de Jackie que era muy particular, parte por vivir en Nueva York y parte por su elevada educación. Y escuché entrevistas suyas durante horas: las tenía grabadas en mi iPhone y me las ponía incluso mientras cocinaba o hacía deporte. Además, hay muchos vídeos en YouTube de cuando John Kennedy se presentó al Senado, y ella todavía no era el icono de sofisticación que todos conocemos. Su acento no cambió su presencia, pero su tono sí. Durante las campañas, las mujeres la rechazaban y por eso ella terminó creando un personaje mucho más cercano a las americanas, que acabaron identificándose con ella. Seguía siendo sofisticada, pero construyó un lado muy familiar.
¿Existían muchas Jackies, tal y como muestra la película?
Era una mujer que, como todos, se mostraba diferente dependiendo de la situación. En su caso era más marcado porque no solo tuvo diferentes relaciones con sus respectivas experiencias, sino que era claro que existía una Jackie real, la que ella quería ser, la que el público creía que era, y la que ella entendía que los demás percibían.
Parece una pregunta obvia pero, ¿cree que comparte algunas cualidades con ella?
Muchas. Pones tanto de ti que inevitablemente acabas viéndote reflejada. Y yo no estoy al mismo nivel, pero soy consciente de mi desconexión entre la percepción que la gente tiene de mí y quién soy en realidad en mi vida privada.
¿Le preocupa esa desconexión como le pasaba a ella? ¿La imagen que pueda ofrecer y su legado? ¿Necesita controlarlo?
Oh, no, no me interesa controlarlo. Es un dilema que todos podemos vivir, crear diferentes versiones de nosotros mismos. Y es más marcado cuando eres un figura pública. A mí solo me interesa controlar mi imagen pública para que no afecte a mi vida privada. Porque a veces se dicen cosas demasiado horribles y sucias, y necesitas preservar y proteger tu intimidad. Por eso, acabas construyendo muros a tu alrededor. Aunque otras veces necesites romperlos y permitirte ser vulnerable porque, por supuesto, de esa vulnerabilidad depende tu trabajo y el disfrutar de una vida plena.
¿No sufre, entonces, con esa tensión entre su imagen pública y privada?
No gasto demasiado tiempo preguntándome cómo me ve la gente, pienso sobre todo en cómo me veo yo a mí misma. Jackie era un símbolo para Estados Unidos, tienes una gran responsabilidad cuando representas y lideras un país, tu imagen y lo que la gente piensa de ti importa mucho. Si eres actor, al final, no importa tanto. Es solo una cuestión de ego: si alguien cree que soy una esnob, me parece bien, puedo vivir con eso. Pero ella tenía que transmitir a los americanos la idea de que sería capaz de cuidarlos. Esa no es mi tarea. Si a la gente no le gusto, pueden elegir tranquilamente otra actriz. ¡Y desde luego que lo que yo haga o creen que hago no afecta a la identidad nacional!
Ha dicho en otra ocasión que no cree que Jackie se definiera como feminista aunque actuara como tal, ¿por qué?
Definitivamente, ella nunca se definió como una feminista. Y de hecho, hay transcripciones de entrevistas en las que se refiere a algunas feministas de la época de forma despectiva. Aunque después se retractaría. En los años 70 y 80 se lamentó de haber hablado en esos términos, pero en aquel momento, cuando lo hizo, creo que de verdad se definía a sí misma como esposa y reconocía que su finalidad era ayudar a su marido y apoyarle en la medida que pudiera.
¿Cómo definiría el feminismo ahora mismo? Porque usted, ¿sí se identificaría como feminista?
No sé cómo definirlo, es una buena pregunta. Y, por supuesto, soy feminista. Me imagino que la base es que las mujeres deberíamos tener las mismas oportunidades y recibir el mismo trato que los hombres. La primera dama no se definía como feminista, pero hizo muchas cosas que lo eran, en especial de las que habla esta película, como hacerse cargo de su propia historia y la de su marido, escribiéndola ella misma. Eso es algo muy moderno y sufragista. Ella creó la historia que quería que se contara y que aún seguimos contando hoy, aunque no fuera la verdad absoluta.
Precisamente, lo que hace la película es desvelar un poco esa verdad y cómo Jackie firmó su propio legado en aquellos días tras la muerte de su marido, cómo transformó su imagen y la del presidente. ¿Qué pensaba de ella antes de interpretarla?
Me gustaba mucho y la admiraba, pero en ningún momento la juzgué por lo que hizo. Cuando tienes que interpretar a alguien siempre intentas descubrir todas las capas que esconde, y para mí era una oportunidad algo extraña poder interpretar a un personaje real, especialmente a una mujer que tenía la capacidad de ser tantas cosas. Fuerte y débil… Pero volviendo al tema del feminismo por el que me preguntabas, mucha gente habla de personajes feministas cuando en realidad son mujeres guerreras que patean culos y para mí no es eso. Feminismo es mostrar mujeres de todo tipo que pueden ser cualquier cosa. Y no me refiero a profesiones, sino a que pueden sentir cualquier tipo de emoción, ser muchas cosas al mismo tiempo, tener diferentes capas… Poder interpretar a una mujer con ese nivel de complejidad ha sido un gran regalo.
Si tuviera que elegir, ¿con qué mensaje de la protagonista se quedaría?
La película nos dice que nuestro país ha pasado por momentos muy difíciles y ha salido adelante. Esto nos podría ayudar a entender que no podemos rendirnos, sino que tenemos que doblar nuestras energías para continuar respaldando nuestra idea de cómo debería ser EE UU.
Es un mensaje algo amargo y muy directo al momento que vive su país ahora mismo con la elección e investidura de Donald Trump.
El año pasado fue, sin duda, un año de elecciones, cuanto menos, sorprendente. En primer lugar, por el tono de la campaña electoral y después, por supuesto, por el resultado. Creo que nos veremos en los próximos años viviendo un tiempo interesante, que me estimula como actriz y como ciudadana. Tendremos que hablar más y ser más activos como comunidad. Me disgusta mucho cómo Donald Trump habla de las mujeres, de las minorías, de los inmigrantes o de la gente con discapacidad, me entristece incluso que ese tipo de lenguaje se le acepte a un líder.
¿Le preocupa el futuro de EE UU como exponente democrático?
Hoy en día hay demasiada hostilidad hacia las minorías. Mucha gente vive una situación complicada por sus creencias religiosas o políticas. El odio es la forma más simple de culpar a otros por nuestros problemas, quizá deberíamos usar un poco más nuestra cabeza antes de odiar al vecino y culparle de todo. Es algo que me inquieta; y me preocupa que no le estemos dando a esta situación que vivimos la importancia que tiene.