Naomi Watts: «Me atraen los personajes complicados»

En su próxima película se va a poner la tiara de Diana de Gales para sumergirse en su conflictiva relación con la monarquía británica.

Amiga, estrella, madre, princesa. Esa es la trayectoria de Naomi Watts, británica de 43 años, criada en Australia y mejor amiga Nicole Kidman. Convertida en estrella gracias a su trabajo junto a David Lynch en Mulholland Drive (2001), sagas como The ring (2001, 2005) se encargaron de hacer popular su nombre. Es madre de Alexander y Samuel, frutos de su relación con el actor Liev Schreiber. La mujer que dio calabazas a Heath Ledger ahora devolverá la vida a otra figura de leyenda, la princesa Diana de Gales, en Caught in Flight.

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Amiga, estrella, madre, princesa. Esa es la trayectoria de Naomi Watts, británica de 43 años, criada en Australia y mejor amiga Nicole Kidman. Convertida en estrella gracias a su trabajo junto a David Lynch en Mulholland Drive (2001), sagas como The ring (2001, 2005) se encargaron de hacer popular su nombre. Es madre de Alexander y Samuel, frutos de su relación con el actor Liev Schreiber. La mujer que dio calabazas a Heath Ledger ahora devolverá la vida a otra figura de leyenda, la princesa Diana de Gales, en Caught in Flight.

Primero fue Valerie Palmer en Caza a la espía (2010), luego la secretaria del fundador del FBI en J. Edgar (2011) y en 2013 será Lady Di en Caught in Flight. Tres proyectos casi consecutivos basados en alguien real. ¿Casualidad, gusto, curiosidad?

Lo que me mueve es el miedo, porque esa es la sensación que produce interpretar un personaje real, esté vivo o muerto. Los demás tienen una opinión de quién es, de quién fue. Es como si perdieras la patente de tu propio personaje y aceptaras la responsabilidad de responder a la opinión que el resto tiene de ella. Normalmente como actriz te inventas el papel a medias con el realizador desde que está en página. Y eso es imposible cuando interpretas a alguien como, digamos, Diana de Gales.

¿Qué es lo que busca en sus personajes?

A estas alturas todos saben lo que me atraen los personajes complicados, esos que pierden la cabeza (risas). Pero no hay ninguna norma.

¿Cree que la maternidad la ha cambiado como actriz?

Dudo que mis hijos me hagan cambiar. Me lo preguntaron mucho cuando hice Funny Games (2007). Desde luego, no me pienso poner a hacer películas infantiles solo porque tengo hijos y confío en que, cuando crezcan, entiendan por qué hice determinadas cintas que ahora no pueden ver. Pero mis gustos artísticos siguen siendo los mismos.

¿Cómo es mamá Naomi?

Como cualquier otra profesional que trabaja y es madre. Hay siempre algo de caos. Pero el hecho de ser actriz facilita las cosas porque sé que trabajaré sin descanso ocho o diez semanas, pero luego tendré tiempo para estar con mi familia. Y mis hijos siempre pueden venir a visitarme y vivir experiencias fascinantes a mi lado. Sucedió durante el rodaje en Tailandia de Lo imposible [dirigida por Juan Antonio Bayona]: montaron en elefante y se encontraron ranas en los zapatos y hasta serpientes. La cosa será más difícil cuando empiecen la escuela en serio.

¿Entienden su trabajo?

Se piensan que trabajo en un camerino, que esa es la oficina de papá y de mamá. A veces es complicado. Cuando me veían llena de heridas y golpes en ese mismo rodaje, me decían eso de «mamá tiene pupa» y les tenía que enseñar que la sangre era falsa y recordarles que mi trabajo como actriz es fingir.

¿Estar casada con otro actor lo hace más fácil o más difícil?

No estoy casada, pero como si lo estuviera. Mi opinión en este tema ha cambiado mucho. Soy hija de padres divorciados y hubo un momento en el que estaba muy en contra del matrimonio. Ahora, después de tener familia, no sé. Pero el caso es que no existe un papel que nos una.

Lo que sí existe es una relación estable desde 2005 con el actor y director Liev Schreiber.

Nos alternamos bien. Por ejemplo, se vino a España conmigo y aprovechó el tiempo para aprender español y hacer una película sobre nuestra familia. Es un padre fantástico. Me gustaría trabajar alguna vez con él. Somos una buena pareja creativa y nos inspiramos mutuamente.

¿Y su propia experiencia española?

Tengo la suerte de que películas como 21 gramos (2003) y Mulholland Drive (2001) dejaron huella en Europa y eso me ha permitido trabajar con directores como Juan Antonio Bayona. Me encantó El orfanato. Pero también volvería a trabajar con Alejandro [González Iñárritu] en lo que quisiera. Somos buenos amigos. Y con Rodrigo García o con Alfonso Cuarón. Estoy esperando una oportunidad para trabajar con él.

¿Y su relación con Australia?

Siempre hay un hueco en mi agenda para ir. ¡Está tan lejos de Nueva York! Además, no hay nada como pasar las navidades en la playa.

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