Mónica Cruz: “He tratado de dar visibilidad a la maternidad por inseminación. Que cada una elija ser madre como quiera”
Mónica Cruz vuelve, 20 años después, a enfundarse la ropa de baile de Silvia Jáuregui en ‘UPA Next’, la continuación de la serie con la que debutó en la interpretación.
A los cuatro años, Mónica Cruz (Alcobendas, 46 años) empezó a bailar. “Yo no recuerdo de pequeña echar de menos irme al parque a jugar, lo que quería era estar en la academia. La danza tiene algo que te engancha, que sí, que es duro, que te duele todo el cuerpo, pero luego te sientes bien y necesitas hacerlo”, explica la bailarina y actriz. Ahora ahora vuelve a la pequeña pantalla con UPA Next (de Atresmedia y The Mediapro Studio, que llega el 7 de mayo a Atresplayer Premium), nueva etapa de Un paso adelante, serie con la que debutó en la interpretación en 2022. “Fue el proye...
A los cuatro años, Mónica Cruz (Alcobendas, 46 años) empezó a bailar. “Yo no recuerdo de pequeña echar de menos irme al parque a jugar, lo que quería era estar en la academia. La danza tiene algo que te engancha, que sí, que es duro, que te duele todo el cuerpo, pero luego te sientes bien y necesitas hacerlo”, explica la bailarina y actriz. Ahora ahora vuelve a la pequeña pantalla con UPA Next (de Atresmedia y The Mediapro Studio, que llega el 7 de mayo a Atresplayer Premium), nueva etapa de Un paso adelante, serie con la que debutó en la interpretación en 2022. “Fue el proyecto que me cambió la vida, y que eso se pueda repetir 20 años después, desde la madurez, en otro sitio, siendo mamá, pero con los mismos compañeros, bailando de nuevo… Es un regalo doble”, dice con una sonrisa. Ella y Beatriz Luengo habían bromeado con el regreso a lo largo de estas décadas. “Si hubiera dependido de nosotras lo habríamos hecho hace 10 años”, subraya, pero no ha sido hasta ahora cuando la academia de UPA ha vuelto, esta vez con Silvia Jáuregui (Cruz) como sucesora de Carmen Arranz (Lola Herrera) en la dirección.
Silvia sigue en la escuela, pero todo es distinto. El perreo se impone al clásico, las redes mandan. “El concepto de esfuerzo y fama ha cambiado, pero un bailarín tiene que trabajar, no todo vale, no consiste en subir un vídeo y que tengas miles de seguidores, es constancia”, recalca. Luengo exigió que hubiese más diversidad, física y sexual, que en la serie original. Cruz reconoce que eso “se ha cuidado mucho, chistes o bromas que antes había ahora ni se ocurren, se da sitio a todo lo que ha evolucionado el mundo”. Un paso adelante fue un éxito internacional a principios de los 2000 —“Pienso qué hubiera pasado si hubiera habido redes sociales, se vendió a 80 países, fue un fenómeno en Francia”, dice— y se canceló en 2005.
Para Cruz la serie supuso un giro vital. Con 17 años se había ido de casa para embarcarse en giras con la compañía de Joaquín Cortés. “Bailábamos en estadios de fútbol para 10.000 personas, nos tomaba las medidas para la ropa el propio Giorgio Armani, actuábamos en el Radio City Music Hall y en el Luna Park”, recuerda. “Entonces no había móviles, llamaba a casa nada más pisar el hotel. ‘Ya hemos llegado, estoy en Sídney’. Ahora pienso en mi padre y en mi madre y digo me toca ahora eso con mi hija y me voy con ella. Éramos 60, como una gran familia viajando, pero lo veo como madre y espero que no me toque vivir eso”, reflexiona. El apoyo familiar resultó clave a la hora de seguir su vocación: “En el cole me decían ‘Vas a ser una muerta de hambre’, pero hemos tenido unos padres que nos han apoyado y no nos han cortado las alas. Si yo no hubiera tenido esa fuerza en mi casa, a lo mejor no lo hubiera hecho, por miedo”.
El director de casting Luis San Narciso fue quien apostó por ella para la Fama española. “Yo no tenía pensado dedicarme a la interpretación”, reconoce Cruz, que llegó a verse fuera de lugar en sus inicios en la actuación. “El primer día tenía una escena con Lola Herrera, me sentía una intrusa, decía qué hago aquí”. Tuvo que lidiar con ese incipiente síndrome de la impostora como pudo: “Con el tiempo me di cuenta de que la danza es una interpretación, no es verbal, pero es subir al escenario y contar algo con tu cuerpo, era una oportunidad de seguir desarrollando mi profesión base. Lo superé trabajando muy duro y aprendiendo mucho de los que tenía alrededor”. En aquel momento su hermana, Penélope Cruz, estaba en plena aventura hollywoodiense. ¿Le pidió consejo antes de dar el paso a la interpretación? “Mi hermana me ha enseñado mucho sin ella ser consciente. Ella no va de hermana mayor. Nos llevamos dos años y medio, y yo he observado su camino, su constancia, todo su trabajo. La vi estar meses y años allí sola, que es muy duro, yo no sé si hubiera sido capaz. Yo viajaba con una compañía, pero irte sola a ver qué pasa es muy difícil. Me ha enseñado que al final las cosas con trabajo se consiguen. Ese ha sido el consejo que me ha dado desde siempre, sin ser ella consciente”.
Con Un paso adelante también llegó el interés por su vida personal, admite que “con el tiempo aprendes a manejarte con la prensa y ellos aprenden cómo eres tú”. Aunque la popularidad sí la ha llevado a tomar ciertas decisiones, como hacer público que había recurrido a la inseminación artificial cuando anunció su embarazo a los 36 años: “No me gusta dar consejos ni creo que sea quién para darlos, pero si lo conté fue por mi hija, porque para mí es lo más normal, lo hablo con ella, con naturalidad. No me apetecía que un tipo de prensa dijera cada vez que se me veía hablando con un señor que a lo mejor era el padre. Y si encima con esto doy visibilidad a que es algo normal, que cada una es madre y elige cómo le da la gana serlo, mejor. Que se cambie el concepto de la palabra sola, que parece triste, y no, no es triste. Estoy muy a gusto y ha sido todo mucha paz y mucha armonía”.
Sus referentes son profesionales con las que ha trabajado mano a mano: “De mayor quiero ser como Lola Herrera o Carmina Ocaña, mi profe de toda la vida, que sigue dando clases con 85 años, y sus clases de ballet son potentes. Mujeres que no dejan de trabajar y han criado hijos y han hecho de todo, para mí son admirables”. Cruz le dio el pecho durante tres años a su hija y en esa época se centró en el diseño (ha colaborado con firmas como Mango, Agent Provocateur, Carpisa o Anna Cortina), pero desde 2020 está volviendo al audiovisual, paso a paso; ahora sueña una segunda temporada de UPA Next y prepara otras series. Además, no descarta un proyecto futuro en familia, con sus hermanos, Penélope y Eduardo. Los tres asistieron juntos a la última ceremonia de los Goya y él ha aprovechado para quedarse una temporada en España antes de regresar a Miami: “No hay nada aún, pero sería muy bonito y no lo descartamos”.
*Estilismo: Ángela Esteban Librero. Maquillaje y peluquería: Eva Escolano. Asistente de fotografía: David Moreno. Asistentes de estilismo: Gabriela Álvarez y Noca Novo Cano.