Meghan Markle no es Grace Kelly: ¿qué tipo de carrera abandona?
Analizamos la irregular carrera de la californiana y la comparamos con la de la musa de Hitchcock, una de las mejores actrices de su tiempo, que también lo dejó todo para integrarse en la realeza.
Desde que se hiciera pública la relación sentimental de Meghan Markle con el príncipe Harry, un nombre se ha repetido con insistencia en cualquier perfil publicado en la prensa sobre la próxima miembro de la casa real británica. ‘La Grace Kelly del siglo XXI’, decían unos. ‘La segunda princesa de América’, sostenían otros. ...
Desde que se hiciera pública la relación sentimental de Meghan Markle con el príncipe Harry, un nombre se ha repetido con insistencia en cualquier perfil publicado en la prensa sobre la próxima miembro de la casa real británica. ‘La Grace Kelly del siglo XXI’, decían unos. ‘La segunda princesa de América’, sostenían otros. Si normalmente cualquier comparación es odiosa, esta es lo es aún más, porque además de su profesión y su país de nacimiento, las coincidencias entre una y otra brillan por su ausencia. El currículum de Grace Kelly incluye dos nominaciones y un Óscar a la mejor actriz, colaboraciones con Alfred Hitchcock o John Ford y una filmografía con varios clásicos de la historia del cine –Mogambo, Solo ante el peligro, La ventana indiscreta, Atrapa a un ladrón–, habiendo debutado como intérprete solo cinco años antes. Con 26, y en la cima de una carrera precoz pero ya legendaria, anunció su retirada profesional para contraer matrimonio con el príncipe Rainiero de Mónaco. En la hoja de servicios de Markle, poco que reseñar además de un papel secundario de larga duración en televisión y un buen número de telefilmes tan cuestionables como el reciente sobre su romance.
Con quince años de carrera a sus espaldas, Meghan Markle ha deambulado por Hollywood con más desdicha que fortuna. Aquellos fanáticos de la realeza británica que quieran calentar el enlace con un maratón de los mejores trabajos de la actriz lo tienen fácil: son pocos y de escasa duración. Desde que comenzara su trayectoria en 2002 con un rol anecdótico en el culebrón televisivo General Hospital, su aparición en la pantalla ha estado plagada de papeles tan pequeños que ni siquiera gozaban de nombre propio. En la comedia romántica de 2005 El amor es lo que tiene comparte una escena en un avión con el protagonista de la misma, Ashton Kutcher, y su personaje es acreditado como ‘Hot girl’. En la película Cómo acabar con tu jefe, la más taquillera de su filmografía, también interpretó otro rol relevante solo por su atractivo físico. En este caso, el de una repartidora de FedEx “demasiado guapa para serlo”, según uno de los protagonistas (Jason Sudeikis).
La producción televisiva es la que ha mantenido a flote las aspiraciones de la próxima duquesa de Sussex. Como tantas otras chicas intentando hacerse un hueco en la industria, la californiana tuvo que conformarse con protagonizar anuncios de televisión (este de la firma de patatas chips Tostitos es el más célebre) y algún que otro rol intermitente y episódico en series procedimentales como CSI (ha aparecido tanto en el spin-off de Nueva York como en el de Miami) o Sin rastro. En 2007 dejó brevemente la ficción para convertirse en una de las azafatas de la edición estadounidense del concurso que aquí se conoció como Allá tú. Concretamente, en el maletín número 11.
Una cifra premonitoria del que sería el año más importante –al menos hasta este 2018– de su carrera. Tras rodar la película Recuérdame (aquel dramón con un Robert Pattinson todavía crepuscular) en la que interpreta a una camarera cuyo diálogo se limita a tres palabras –“No me hables”–, Markle se casó en 2011 con el productor de la misma y su pareja durante siete años, Trevor Engelson. El matrimonio acabaría dos años después debido a los rigores de la distancia ya que apenas unas semanas después del enlace, Meghan Markle tuvo que mudarse a Toronto. Su gran oportunidad había llegado.
En la ciudad canadiense se topó con el papel que mayor fama le ha reportado anterior a todos los rumores sobre su relación con el príncipe Harry: la abogada Rachel Zane del drama legal Suits (disponible en Netflix). Un personaje de reparto que durante 108 episodios fue ganando relevancia en cada una de las siete temporadas y del que se despidió este pasado abril. Paradójicamente, con una boda también televisada pero bastante menos ostentosa que la que protagonizará este próximo sábado. Su hueco en la serie será llenado por Katherine Heigl, conocida por su participación en Anatomía de Grey.
Durante su tiempo en Suits, Markle también se convirtió en una cara habitual de los telefilmes que inundan las cadenas de televisión en las sobremesas de los fines de semana. Un amor verdadero o Un romance inesperado son dos de los títulos más random de la historia del cine sí, pero también los títulos de dos de los filmes protagonizados por ella. Aunque es innegable que se encuentra en el momento más algido de la misma, en sus tres lustros de carrera no hay rastro de premios o proyectos tan importantes como en los que sí estuvo involucrada Grace Kelly. El muy debatido abandono de su trayectoria como actriz está por tanto a años luz de la repercusión en la industria y el sacrificio personal que supuso la decisión de la que fuera musa de Alfred Hitchcock.
En la última película que protagonizó la intérprete de 36 años antes de dedicarse a tiempo completo a los fines solidarios y la representación de la casa real, titulada Dater´s Handbook, daba vida a una exitosa mujer de negocios que decidía seguir los consejos de un best seller para encontrar al hombre de sus sueños. No sabemos si Markle tiró de manual de seducción también en la vida real, pero apostamos a que ni en sus sueños más locos los guionistas se habrían atrevido a pensar que un desenlace verosímil de la historia tuviera lugar en Buckingham Palace. La realidad, otra vez, supera a la ficción.