Macarena Gómez: «Me gusta cuidarme con rituales de cabina. Mi madre es cirujana plástica»
Descubrimos la vinoterapia en el primer hotel spa dedicado a estos rituales antioxidantes junto a la actriz Macarena Gómez
No es fácil salir del asombro. A 23 kilómetros del aeropuerto de Burdeos, y entre viñedos, cedros y pinos, crece un castillo, de paredes blancas y amplios ventanales. No es una mansión particular –aunque su fachada de estilo neoclásico recuerde a los edificios de Palladio en la Toscana– ni un museo. Les Sources de Caudalie es un tres en uno: hotel cinco estrellas, spa y bodegas de vino. Un remanso, inaugurado en 1999 y ampliado recientemente con 12 suites, un jacuzzi y cuatro cabinas de tratamiento, con una portada que habla de pa...
No es fácil salir del asombro. A 23 kilómetros del aeropuerto de Burdeos, y entre viñedos, cedros y pinos, crece un castillo, de paredes blancas y amplios ventanales. No es una mansión particular –aunque su fachada de estilo neoclásico recuerde a los edificios de Palladio en la Toscana– ni un museo. Les Sources de Caudalie es un tres en uno: hotel cinco estrellas, spa y bodegas de vino. Un remanso, inaugurado en 1999 y ampliado recientemente con 12 suites, un jacuzzi y cuatro cabinas de tratamiento, con una portada que habla de paz; no se oyen más que los pájaros. Un espacio de 5.000 metros cuadrados que se ojea pronto, pero que requiere tiempo para poderse paladear.
Macarena Gómez no para. Televisión, cine, teatro, su reciente maternidad (su hijo Dante tiene un año)… La actriz de 38 años está en racha. «Soy afortunada. Los guionistas de La que se avecina (Telecinco; confirmada una décima temporada) se adaptan a mi calendario, por eso puedo seguir participando en otros proyectos». Cortos y filmes underground (Behind, Bicho), series (El hombre de tu vida; TVE), películas de estreno inminente (Secuestro, 8 de agosto, y El Afilador, para 2017) y otras en cartelera (El desconcierto). Eso sin contar el rodaje en Madrid de Pieles, que arrancó en julio. «Se trata de cinco historias entrelazadas, sus protagonistas son personas con deformaciones físicas y problemas para ser aceptadas. El mensaje: estamos obsesionados con la belleza. Todo surge de Eat my shit, un corto impactante de Eduardo Casanova. Álex de la Iglesia, su productor, le pidió que escribiera este largo a raíz de su éxito. Casanova es el John Waters español, un genio para lo joven que es (25 años)».
Su vida ajetreada es la excusa perfecta para que nos acompañe a Les Sources. «Me gusta cuidarme con rituales de cabina. Mi madre es cirujana plástica y cuando viajo a Córdoba, pruebo algún tratamiento». ¿Sus favoritos? «Todo lo relacionado con los factores de crecimiento [capaces de regenerar y relanzar la producción de colágeno] y el ácido hialurónico [hidratante]. Son milagrosos».
UNA COPITA DE RESVERATROL
Sobre ácido hialurónico y otros activos sabe mucho Mathilde Thomas, fundadora de Caudalie, la firma cosmética detrás de Les Sources. La también artífice de este paraíso borgoñés ha levantado un pequeño imperio de unas semillas de uva. «¿Son ustedes conscientes de que están desperdiciando oro?». Esta pregunta cambió su devenir y el de su marido, Bertrand Thomas, en 1995. «Estábamos vendimiando cuando el catedrático Vercauteren, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Montpellier, nos vio tirar un cubo de pepitas de uva. Nos explicó que esta fruta está cargada de resveratrol, un potente antioxidante capaz de reparar el ADN dañado y luchar contra los radicales libres». Tras mucho investigar, lograron estabilizar este activo –extraído de los sarmientos de la vid– y añadirlo a un cosmético. «Fuimos los primeros en lograrlo», puntualiza Thomas.
Cuesta decantarse por un escenario para las fotos: ¿el spa de 1.500 m2 y 24 cabinas con sus volúmenes y materiales reminiscentes a los secaderos de tabaco, o el restaurante La Table du Lavoir con sus grandes vidrieras? ¿Las 55 hectáreas de viñedos o la suite L’Ile aux oiseaux, una cabaña sobre pilotes de madera en medio de un lago con cisnes? La atmósfera es onírica. La estampa, bucólica. «Estoy orgullosa de mi familia. Desde que mis padres se hicieron cargo de las viñas en 1990, las reseñas sobre los caldos Smith Haut Lafitte mejoran cada año. Además, mi hermana y mi cuñado [Alice y Jérome Tourbier] se ocupan del hotel y su restaurante Grand’Vigne ha obtenido dos estrellas Michelin».
Hacemos un parón y nos sentamos en una mesa para catar sus vinos y disfrutar de un menú degustación (75 €) que incluye entre otros un tartar de langostinos con jengibre o un pichón con ciruelas. «Tenemos huerta y el chef Nicolas Masse emplea alimentos de la zona». Lo local se impone también en la decoración: los cuadros, tejidos y materiales (piedra de Borgoña, madera de Aquitania) recuerdan la fuerte personalidad de Aquitania, la región donde nos encontramos.
El objetivo de Thomas: «Ser los pequeños Hermès del tratamiento». Un deseo materializado en su obsesión por la calidad, el lujo y la ecología. La firma invierte un 1% de sus ingresos en proyectos para el medio ambiente. «Además, el origen de los ingredientes es 100% natural y los cosméticos están libres de parabenos y colorantes sintéticos». Esa obcecación por el detalle se manifiesta en el establecimiento. Ni un cable a la vista, cuencos con uvas y jarras de agua fresca en cada esquina, jardines de estilo inglés. El contrapunto: si el arquitecto Yves Collet ideó un edificio de aspecto antiguo, los padres de Mathilde, responsables de las bodegas, han sembrado el complejo de obras de arte moderno. En el acceso a los viñedos, se alza una liebre gigante de Barry Flanagan y en la piscina interior, una fotografía enorme de la artista Mathilde de l’Ecotais. «Mis padres adoran lo bello. Y consideran que su misión es promoverlo», explica la francesa.
No pierden la ocasión de evocar. Los nombres de las 40 habitaciones y 21 suites están cargados de simbolismo. Por ejemplo, Le Comptoir des Indes reinterpreta los camarotes de los comerciantes de vino de Burdeos que navegaban en busca de especies exóticas. La invitación al viaje es inspiradora. «Me gustaría trabajar fuera y aprender cómo funcionan otras industrias. Francia me tienta; sobre todo por su cine social, con ese punto de vista tan imparcial», confiesa Macarena Gómez.
La familia Thomas acumula millones de kilómetros a sus espaldas. En 2013 se mudó a Nueva York, donde cuentan ya con una boutique (en el West Village) y un spa en el Hotel Plaza. «Hace casi un año nos trasladamos a Hong Kong. Fue un shock; en especial para los niños [tienen tres]. Pero ahora están encantados; vivimos cerca del mar y tienen la impresión de estar de vacaciones todo el rato».
Su periplo es un termómetro de tendencias, la familia acude allí donde surgen. Su objetivo: analizar la manera en la que cada cultura entiende la belleza. Los Thomas son antropólogos de la cosmética. «En Estados Unidos, prima el maquillaje y los resultados rápidos. En Asia, la constancia. Las asiáticas no camuflan sus defectos, los tratan. Por eso, nos va tan bien en este continente, donde contamos con tres tiendas [una en Seúl y dos en Hong Kong]».
La vinoterapia –los tratamientos a base de polifenoles, viniferina de savia, pepitas o resveratrol– nació aquí. «La textura es sorprendente; la piel queda hidratada y muy suave», asegura Macarena Gómez. La acaban de mimar con un exfoliante corporal (Crushed Cabernet; 88 €), un masaje tonificante (Caudalie; 108 €) y otro relajante para rostro y cuerpo (Agua de Belleza; 255 €). «Para el primero, se emplean pepitas de uvas, miel, azúcar molido y aceites. El efecto es remodelante y drenante», explica la masajista. El último es una vuelta de tuerca al tradicional masaje con aceites. «En vez de este producto, se emplean aguas, con menta, romero, melisa o uva, ricos en minerales y sacáridos, capaces de reforzar la barrera protectora de la dermis y de hidratarla y calmarla», añade la experta. ¿El siguiente capítulo? En 2017 Caudalie inaugurará un hotel spa en la región de Champaña.