Jessica Chastain, así nace (y se hace) una estrella
Perseverancia, trabajo duro, seguridad en sí misma y simpatía; esa es la receta de Jessica Chastain para triunfar. Tanto en la vida como en el cine. La imagen del perfume Manifesto de Yves Saint Laurent nos recibe en exclusiva en Los Ángeles.
Su aspecto es el de una actriz de los años 40. Alta y curvilínea, en su peso. El peinado –una melena pelirroja arreglada en ondas– y el traje –unos pantalones y una chaqueta de Saint Laurent Paris– refuerzan esa primera impresión. Pero los modales de Jessica Chastain son de esta era. La actriz, de 36 años (no reconocidos), nos recibe con un efusivo apretón de manos y se sienta, casi en cuclillas, en el sillón. Nada de acomodarse como una señorita. La imagen de Manifesto, el perfume de YSL, prefiere apoyar los tacones en el asiento y sentarse en el reposabrazos. Esa actitud distendida y famil...
Su aspecto es el de una actriz de los años 40. Alta y curvilínea, en su peso. El peinado –una melena pelirroja arreglada en ondas– y el traje –unos pantalones y una chaqueta de Saint Laurent Paris– refuerzan esa primera impresión. Pero los modales de Jessica Chastain son de esta era. La actriz, de 36 años (no reconocidos), nos recibe con un efusivo apretón de manos y se sienta, casi en cuclillas, en el sillón. Nada de acomodarse como una señorita. La imagen de Manifesto, el perfume de YSL, prefiere apoyar los tacones en el asiento y sentarse en el reposabrazos. Esa actitud distendida y familiar le ha abierto muchas puertas de la industria. Chastain cae bien; a la prensa, al público y al gremio.
La suite del Chateau Marmont (Los Ángeles), donde la entrevistamos en exclusiva, refuerza el sentimiento anacrónico y de cruce de épocas. El hotel, con más de 85 años de historia, ha sido el escenario de míticas escenas rock –los miembros de Led Zeppelin cruzaron el lobby en moto– y el hogar de it girls actuales como Lindsay Lohan.
A su llegada a Los Ángeles, malvivió en un piso plagado de ratones. Su carrera no despegaba. Hasta que Al Pacino la rescató. En 2006 la contrató para protagonizar el documental Wilde Salome. Al actor de El Padrino le sorprendieron las dotes de la pelirroja, así que movió hilos. Chastain pasó de actriz invitada en teleseries a superestrella. Solo en 2011 estrenó siete filmes. «Nunca me planteé tirar la toalla. Aunque no encontrara mi lugar. En cuanto supe que esto era lo que quería hacer, no lo dudé. Habría actuado donde fuera, en un teatro de barrio… me daba igual», admite.
Tal vez no ganara el Oscar a mejor actriz este año ni el anterior. Pero dos candidaturas con una trayectoria tan corta son un récord. Chastain es una plusmarquista: ha sido la primera en 50 años en protagonizar las dos películas más taquilleras de la cartelera en EE UU. Además, su papel en El árbol de la vida (Terrence Malick), premiado con un Globo de Oro, la ha convertido en actriz de culto.
Y es que todos hablan de Jessica. ¿Pero quién es esta californiana de piel translúcida y facciones de efigie romana? Hija de un bombero y de una chef, creció en Sonoma (California del Norte). «De pequeña, no me veía guapa… Y no tenía muchos amigos. Como muchas mujeres tardé en aceptarme. Solo quería parecerme a las demás. La diferencia me asustaba. Con los años aprendemos que lo raro es hermoso». Su abuela, Marilyn, reconoció el potencial de su nieta. «También quiso actuar, pero nunca llegó a viajar a Hollywood». En lugar de eso crió a una familia. Y alentó a Chastain. «Me llevó al teatro. Fue una epifanía; decidí ser actriz. También me apuntó a ballet. Se dio cuenta de que no estaba explotando mi creatividad y me ayudó a sacarla a relucir». Actuó en un sinfín de obras en el instituto y se mudó a Nueva York para estudiar en la Juilliard School of Drama, de donde han salido Robin Williams o Kevin Spacey. Hoy le llueven los proyectos.
La californiana luce el labial Vernis à lèvres nº 10 de YSL.
Max Vadukul para Yves Saint Laurent Beauté.
En sus inicios, la encasillaron en el papel de perfecta ama de casa; Criadas y señoras; Coriolanus, Take Shelter, El árbol de la vida… ¿Cree que en Hollywood es más difícil interpretar distintos personajes si se es mujer?
Sí. John Malkovich, Gary Oldman, Tom Hardy… a los hombres se les permite experimentar con voces, con distintas estéticas. A las mujeres, no. Hay excepciones, como Meryl Streep. Pero en general, es difícil. Tal vez sea porque salimos en revistas femeninas y el público se acostumbra a vernos con una imagen y una personalidad definidas, y eso es lo que se nos exige en la pantalla. Yo lucho para que no me encasillen.
¿Por eso no habla de su vida privada?
Prefiero ser reconocida por mi trabajo. Me gusta mantener a la familia y a la pareja en la sombra. Pongo mucho de mí misma en esta profesión y necesito una parcela privada. No quiero que nada interfiera en mi relación con mis padres, mis hermanos. Tampoco me gusta confirmar mi edad.
Papeles como Maya, la agente de la CIA en La noche más oscura, han demostrado que es camaleónica. También Annabel, la rockera tatuada de Mamá que no quiere ser madre y acaba criando a niños salvajes. ¿Su instinto maternal creció o menguó con esta película?
Disfruto más trabajando con niños que con adultos. Son unos compañeros maravillosos. Adoro su energía, motivación, honestidad, alegría. Utilizan la imaginación y se divierten. Y mi instinto no ha cambiado, siempre ha existido. Planeo tener hijos, pero antes tengo que frenar este ritmo.
En los últimos dos años ha estrenado 12 cintas y ha declinado trabajar en Oblivion, Iron Man 3 o Diana. ¿Por qué?
Por conflictos de agenda. He estado muy ocupada en Broadway con The Heiress. Hacíamos hasta ocho espectáculos a la semana.
Max Vadukul para Yves Saint Laurent Beauté.
Si tuviera que elegir, ¿con qué se quedaría?, ¿con el éxito comercial o el respaldo de la crítica?
Elegiría otra opción: trabajar en obras de arte. Interpretar para los Terence Malik, los Guillermo del Toro, los director-autor. Me interesan las creaciones de visionarios, no que se recaude dinero ni las buenas reseñas. Prefiero colaborar con artistas que me enseñen.
Es una visión muy europea e indie del cine.
Me gusta la nouvelle vague porque muestra la existencia, no la embellece. Busco personajes complejos que se enfrenten a situaciones difíciles y tomen decisiones desagradables. Así es la vida.
Se hizo famosa de la noche a la mañana. ¿Cómo logra mantener los pies en la tierra?
Pasando tiempo con mi familia y mis amigos. Y paseando por la naturaleza. El ser humano cree que es el centro de la tierra. Pero no estamos solos. Cuando me siento perdida, me voy a pasear por el mar o el bosque.
¿Por eso se hizo vegana?, ¿por respeto a los animales?
Fue por salud. Me encontraba mal y dejé de comer carne y pescado durante un tiempo. Cuando volví a consumirlos, caí enferma. Entonces decidí ser vegana. Me ha ayudado a sentirme más cerca de los animales.
Es embajadora de YSL desde 2011, ¿qué significa para usted la firma parisina?
Es una inspiración, la admiro desde niña. Siempre me ha atraído su visión. El universo Yves Saint Laurent está hecho de mujeres femeninas y fuertes… De armas tomar. Catherine Deneuve de esmoquin sobre la alfombra roja es una imagen poderosa. Ese es mi objetivo estético: quiero celebrar la feminidad más pura desde la modernidad.
De adolescente, disponía de 100 dólares para comprar ropa. Creo que los invertía en vintage…
La moda me vuelve loca. Estoy construyendo un armario más grande en mi piso neoyorquino. Para mí, asistir a un desfile es como visitar una galería de arte. Admirar el trabajo de un vestido en el que se han invertido 100 horas es como observar una antigüedad. Me encanta ser actriz porque me permite acceder a estas prendas.
Es pálida y pelirroja; ¿le cuesta encontrar cosméticos para su tipo de piel?
Me gusta el efecto cara lavada. De día, siempre opto por un maquillaje sencillo: eyeliner grueso y negro y labios intensos. Tardo cinco minutos en pintarme. Pero invierto mucho más tiempo en tratar la piel: me gusta la transparencia, la luminosidad y no escatimo en hidratante y protector solar.
Es experta en krav maga, el sistema de defensa personal israelí. ¿Cree que una mujer debe saber defenderse?
Las clases eran necesarias para mi papel en La deuda. Todo lo que nos haga sentir a gusto está bien. No creo que el mundo sea un lugar peligroso. Cierro las puertas de casa, pero confío en la bondad de la gente.
Los realizadores alaban su técnica. ¿Cree que se debe a no haber triunfado desde el principio?
Si me hubieran contratado justo después de salir de Juilliard, no sé si estaría aquí. El camino ha sido largo y duro, pero no cambiaría nada. Me ha convertido en la mujer y en la actriz que soy.
El efecto piel translúcida de Jessica se consigue con el fondo Teint Touche Éclat B20. Es esencial iluminar pómulos, frente y nariz con el pincel Touche Éclat. Todo de YSL.
Max Vadukul para Yves Saint Laurent Beauté.