Los Javis: «La primera vez que vimos a Amaia supimos que era el espíritu de una nueva generación»
Ambrossi y Calvo, directores y actores, nos cuentan cómo aceptaron ser profesores de ‘OT’ al ver el vídeo del ‘casting’ de la cantante.
Conocimos a Amaia en la primera reunión que tuvimos con Tinet Rubira, en la que nos propuso empezar esta gran aventura que ha sido OT. Fue a través del vídeo de su casting. Nos encandiló. Aunque visionamos otros vídeos de aspirantes, fue ella quien, probablemente, acabó de convencernos. Fue su mirada, su talento y su carisma lo que nos hizo pronosticar que OT iba a ser algo grande. Sentimos que en ella estaba el espíritu de lo que debía ser esta nueva generación. Representaba la pureza y sencillez, la juventud inquieta, la espontaneidad y la absoluta honestid...
Conocimos a Amaia en la primera reunión que tuvimos con Tinet Rubira, en la que nos propuso empezar esta gran aventura que ha sido OT. Fue a través del vídeo de su casting. Nos encandiló. Aunque visionamos otros vídeos de aspirantes, fue ella quien, probablemente, acabó de convencernos. Fue su mirada, su talento y su carisma lo que nos hizo pronosticar que OT iba a ser algo grande. Sentimos que en ella estaba el espíritu de lo que debía ser esta nueva generación. Representaba la pureza y sencillez, la juventud inquieta, la espontaneidad y la absoluta honestidad.
Después descubrimos que Amaia es mucho más que eso. Empezó el concurso tímida, cautelosa. Pero hubo una clase, aquella de Shake it out, donde cambió. Buceó en su emoción y su experiencia y consiguió ponerlas al servicio de la canción. Maduró. Como artista y como persona. Y nosotros maduramos con ella como profesores. A partir de ahí fue imparable. Se convirtió en esa mujer rotunda, brutal, que pisa el escenario segura. Sabes que todo va a salir bien. Que vas a ver algo verdadero y único.
Un día, antes de salir a cantar, Amaia nos comentó que no quería llevar zapatos de tacón. Que no le gustaban y que ella estaba contenta con su estatura. Que se los pusiera alguno de los chicos, varios más bajitos que ella, dijo. Le dimos un consejo: «No digas nada, quítatelos, sal descalza. Haz lo que tú quieras porque el escenario es tuyo». Y ahí, encima, descalza y con la mirada fija y sus emociones brotando, Amaia fue más alta que nadie.