Racismo, depresión y un divorcio traumático: Janet Jackson puede con todo

La cantante ha vuelto a lo grande con la canción ‘Made for Now’, junto a Daddy Yankee, después de más de una década luchando contra numerosos problemas y el boicot que sufrió tras el famoso incidente en la Superbowl de 2004 con Justin Timberlake.

Janet Jackson en una imagen reciente.Getty

Reinventarse no es algo exclusivo de Madonna. A Janet Jackson también le ha tocado hacerlo en numerosas ocasiones, desde que siendo una niña debutase en el mundo del espectáculo, siempre a la sombra, primero de los Jackson Five y después de su hermano Michael, incluso después de muerto. Sin embargo, la artista, de 52 años, ha logrado vender más de 100 millones de discos y firmar contratos millonarios con sus sucesivas casas discográficas y agencias de representación. Incluso tiene una intermitente, pero fructífera, carrera como actriz, que la llevó a estar nominada al Oscar, e...

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Reinventarse no es algo exclusivo de Madonna. A Janet Jackson también le ha tocado hacerlo en numerosas ocasiones, desde que siendo una niña debutase en el mundo del espectáculo, siempre a la sombra, primero de los Jackson Five y después de su hermano Michael, incluso después de muerto. Sin embargo, la artista, de 52 años, ha logrado vender más de 100 millones de discos y firmar contratos millonarios con sus sucesivas casas discográficas y agencias de representación. Incluso tiene una intermitente, pero fructífera, carrera como actriz, que la llevó a estar nominada al Oscar, en su caso como compositora, por la canción Again, que aparecía en la banda sonora de la película Justicia poética (1993) de la que era protagonista. Ahora vuelve con Made for Now, el tema que lanzó este verano junto a Daddy Yankee y que ya supera los 50 millones de reproducciones en Youtube.

Su biografía está jalonada por grandes baches personales y profesionales, así que nadie mejor que ella misma para resumir las dificultades que ha tenido que superar: el boicot de la parte más puritana de la sociedad de Estados Unidos, el machismo, el racismo, la lucha contra el sobrepeso, la depresión, la ansiedad, los matrimonios fallidos, la sombra de los malos tratos… Por eso tiene un gran valor simbólico su discurso de agradecimiento del Global Icon Award, premio que recibió hace unas semanas en Bilbao en la gala de la edición 25ª de los MTV EMA: “Esta noche quiero hablar por aquellas mujeres cuyas voces han sido silenciadas. Soy una de ellas. Mujeres que han sido amordazadas literal y emocionalmente, mujeres de las que se ha abusado, que han sido intimidadas, que han vivido con miedo. Estoy con vosotras. Sois mis hermanas”.

Lo que en otras ocasiones suele ser un discurso de agradecimiento a las personas que han contribuido a tener este estatus de estrella lo convirtió en un alegato feminista: “Esta noche tengo la esperanza de que un mundo nuevo esté emergiendo, un mundo con gente, hombres y mujeres que cuidan de los demás, en el que no se tolera la desigualdad de género. Mujeres, nuestras voces serán escuchadas cuando reclamemos justicia, cuando hablemos en nombre del espíritu que atraviesa todas las fronteras y afirma la belleza de todas las creencias”.

Janet pronunciaba estas palabras en un contexto vital complicado: se se da por hecho que en estos días está inmersa en una batalla legal por la custodia de su hijo Eissa, que nació el 3 de enero del año pasado, cuatro meses antes de que decidiera separarse del padre del niño, el millonario catarí Wissam Al Mana, con quien se había casado en 2012. De momento no están trascendiendo muchos detalles de cómo va su proceso de divorcio con el empresario, al que se le atribuye una fortuna de algo más de un billón de euros. Muy en la línea de la cantante estadounidense, que ha llevado su vida sentimental con suma discreción. De hecho, sus dos bodas anteriores, a los 18 años con el controvertido intérprete de R&B James Debarge y con el productor René Elizondo jr., en 1991, se celebraron en secreto y trascendieron mucho después cuando la artista quiso confirmarlas.

Pese a sus esfuerzos por no dar carnaza a la prensa sensacionalista, sí se han conocido detalles un tanto escabrosos de su enfrentamiento con su ex, como un episodio ocurrido en junio de este año cuando Janet, alertada por una llamada de la niñera, llamó a la policía de Malibú para que se personase en el hotel Nobu, donde se hospedaba Wissam con el hijo de ambos, pues temía por la seguridad del pequeño. Hechas las comprobaciones pertinentes, los agentes llegaron a la conclusión de que no corría ningún peligro.

Tres semanas más tarde, fallecía Joe Jackson, patriarca del clan, a los 89 años, víctima de un cáncer. Un hombre que no tuvo reparos en admitir públicamente que había maltratado a sus hijos, pues ese era su concepto de la disciplina, y al que LaToya Jackson acusó de abusos sexuales, algo de lo que posteriormente se arrepintió. Janet, sin embargo, manifestó que su progenitor solo la había golpeado en una ocasión y tras su muerte manifestó gratitud hacia él porque “me llevó a conseguir lo mejor de mí misma”.

La muerte había golpeado con mayor severidad a la familia en junio de 2009, cuando Michael Jackson fallecía a consecuencia de una letal dosis de Propofol, un potente anestésico suministrado por su médico, Conrad Murray, que acabó condenado a cuatro años de cárcel por homicidio involuntario de los que cumplió solo dos. Janet, que había sido el miembro de la familia que con más vehemencia había defendido la inocencia de su hermano cuando fue acusado de abusos sexuales a menores, se refugió en el trabajo, que fue la mejor herramienta para superar este trance. De hecho, se encontraba rodando la película Why Did I Get Married Too?, y, como admitió en la primera entrevista que concedió a Oprah Winfrey, meses después del deceso del mítico cantante: “Fue muy terapéutico”.

En esa época, la artista estaba intentando reponerse de la debacle profesional en la que se vio sumida después del incidente de su actuación con Justin Timberlake en la Superbowl de 2004, cuando ante una audiencia de más de 140 millones de espectadores, el cantante rompió involuntariamente la blusa de Janet, lo que dejó al descubierto su pecho derecho, que aparecía adornado con una pieza de joyería. La versión oficial fue que se trató de un error de vestuario, pues estaba previsto que lo que debía quedar al descubierto era un encaje rojo que cubría el seno, pero las cosas no salieron como estaban previstas…

El momento previo al famoso ‘nipplegate’.Getty

El escándalo, que se denominó nipplegate, en alusión al pezón con el piercing que se mostró durante unas fracciones de segundo, llevó casi al ostracismo a Janet, a la que no se le permitió asistir a la ceremonia de la 46ª edición de los Grammy, donde iba a presentar un homenaje a Luther Vandross. Lo más grave, sin embargo, fueros los vetos en cadenas de televisión como MTV o VH1 del grupo Viacom. Grandes corporaciones de emisoras de radio también dejaron de pinchar sus canciones y recientemente se ha publicado que Les Moonves, CEO de CBS, cadena que emitió ese incidente, se había propuesto arruinar la carrera de la cantante porque consideraba que no había mostrado suficiente arrepentimiento por lo sucedido ni se había disculpado ante él. El ejecutivo, que se encuentra en estos días envuelto en un enorme escándalo por supuestos abusos sexuales, no le dio el mismo tratamiento a Justin Timberlake, que no sufrió ningún tipo de represalias.

Janet Jackson ha encontrado en la perseverancia uno de sus mayores aliados, no solo para relanzar su carrera, sino también para luchar contra la ansiedad y la depresión, como desveló en una carta abierta a los lectores de Essence Magazine este verano: “No soy una experta en lo que se refiere a la felicidad. Mi única guía es mi experiencia vital. He vivido momentos de gran felicidad y de tristeza. He luchado contra la depresión con intensidad… La baja autoestima puede tener sus raíces en la infancia cuando me sentía inferior. Podría estar también relacionada con la incapacidad de conseguir grandes logros. Y, por supuesto, siempre hay racismo y sexismo por parte de la sociedad. Pon todos esos elementos juntos y la depresión se convierte en algo terrorífico y tenaz. Afortunadamente, logré superarlo”.

La cantante no olvidó recordar una de sus grandes batallas en ciertas etapas de su vida, la lucha contra el sobrepeso: “No estaba feliz con mi apariencia física. Ojalá alguien me hubiera dicho, ‘Estás guapa, estás saludable. Estar un poco gordita es la cosa menos importante del mundo. Disfruta de tu infancia. Disfruta corriendo, riéndote y jugando. Deja de mirarte al espejo y de quejarte sobre ti misma con los demás”.

Y otra cuestión muy importante sobre la que habló una renovada Janet Jackson fue el fracaso de sus relaciones sentimentales: “En los 40, como millones de mujeres en el mundo, todavía oía voces dentro de mi cabeza riñéndome, cuestionando mi valía. La felicidad me eludía. Una reunión con amigos o una llamada de algún colega profesional podía hacerme feliz, pero, como en ocasiones me culpaba de mis fracasos sentimentales, caía fácilmente en la desesperación”.

Por último, Janet subrayaba el poder sanador que ha tenido la llegada de su hijo: “La felicidad para mí es tener a mi bebé en brazos y escuchar su arrullo, o mirar a sus ojos sonrientes y verle responder a mi ternura. Cuando le beso, cuando le canto suavemente mientras duerme, durante esos momentos sagrados la felicidad está en todas partes. La felicidad es la gratitud a Dios, la felicidad es decir ‘Gracias, Dios, por mi vida, mi energía y mi capacidad de crecer a través del amor’”.

Ganadora de seis premios Grammy, un Globo de Oro y nominada en dos ocasiones al Emmy, la artista ha decidido dar un giro a su carrera y, además de estar vinculada a una discográfica independiente, ha terminado su contrato de representación con la todopoderosa agencia William Morris, para firmar con una nueva, Paradigm, que gestionará a partir de ahora sus diferentes actividades artísticas y humanitarias. Con ella sí se cumple la frase hecha de “renovarse o morir”.

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