Internet, vuelve Ryan Gosling
El que fuese el hombre más deseado de la red regresa tras un período de retiro voluntario para tratar de aplacar la locura de verse convertido en el mito del hombre perfecto.
Basta con ver el primer capítulo de la recién estrenada Grace and Frankie (Netflix) para entender de qué va todo esto. Hablamos de la escena en la que Jane Fonda acaba de descubrir que su marido (Martin Sheen) es gay y que lleva 20 años liado con su socio (Sam Waterston). Su depresión se convierte en megacabreo cuando comprueba que el que hasta entonces heterosexual ejemplar ha comprado una silla con la cara impresa de Ryan Gosling en su asiento. Cuando le recrimina que por qué lo ha hecho, él contesta que es una broma privada con su amante. Ella, indignada, decide dejarlo co...
Basta con ver el primer capítulo de la recién estrenada Grace and Frankie (Netflix) para entender de qué va todo esto. Hablamos de la escena en la que Jane Fonda acaba de descubrir que su marido (Martin Sheen) es gay y que lleva 20 años liado con su socio (Sam Waterston). Su depresión se convierte en megacabreo cuando comprueba que el que hasta entonces heterosexual ejemplar ha comprado una silla con la cara impresa de Ryan Gosling en su asiento. Cuando le recrimina que por qué lo ha hecho, él contesta que es una broma privada con su amante. Ella, indignada, decide dejarlo con la palabra en la boca y se lleva la silla de la discordia. «¡Si alguien va a sentarse sobre la cara de Ryan Gosling soy yo!«, sentencia. Listo y empaquetado. Ya tenemos gag de la cultura pop para ejemplificar el posible fin de ciclo del fanatismo global con el protagonista de Drive. ¿Hace gracia la escena? Sí, obvio, son Jane Fonda y Martin Sheen (respect) hablando sobre poner su culo sobre la cara de Ryan Gosling, pero el chiste deja ese inevitable poso de llegar tarde. ¿No era eso lo que hacía todo el mundo entre 2011 y 2013, cénit de la Goslingmanía? ¿Cuándo se podían comprar almohadas con la cara de Ryan Gosling, colorear libros de Ryan Gosling, cuando los Tumbrls del Ryan Gosling feminista (y múltiples sucédaneos) o los Vines del actor negándose a comer cereales alimentaban tu feed de Facebook, Twitter o cualquier red social existente? ¿No ha pasado Internet, y el mundo, página con esa nueva hornada de cumberbitches y hiddlestoners, con un nuevo orden rendido a la nueva masculinidad de Aziz Ansari y viendo cómo ahora las webs se enternecen con Chris Pratt corriendo con tacones o Channing Tatum haciendo voguing?
Eso es lo que debe pensar Ryan Gosling, que se escondió tras la cámara allá por 2013, harto, en parte, de haberse erigido en el mito viviente del hombre moderno y perfecto –como certificaron sus lágrimas y vergüenza extrema al descubrir que hasta había trapos de cocina con su cara– . «Necesito descansar de mí mismo, tanto cómo creo que lo necesita la audiencia», dijo, cuando explicó al mundo que se tomaba un respiro temporal del mundo de la actuación y decidía concentrarse en su debut como director de cine con Lost River. Gosling comprendió que para deshacerse de toda esta locura viral, lo mejor era aparcar su presencia en la pantalla y que la red buscase nuevos referentes con los que procastinar. Practicó un silencio comedido en sus redes (rara vez tuitea y si lo hace, es para recordar causas humanitarias, honrar al chico que generó su meme de los cereales tras su muerte o declarar al mundo que es fan del candidato demócrata Bernie Sanders) y, dos años después, si bien ningún otro intérprete ha logrado tomar su relevo con una fiebre virtual equiparable, el canadiense regresa dispuesto a arramblar con todo.
A finales de mes estrenará en EE UU La Gran apuesta, una película en la que todos sus protagonistas (Brad Pitt, Christian Bale, Steve Carrell) se han puesto de acuerdo en afearse por lo de la verosimilitud y lo de acercarse al Oscar y que está basada en cómo cuatro outsiders de los circuitos económicos predijeron la cómo la burbuja inmobiliaria explotaría a mediados de los 2000 provocando un colapso financiero. Basado en un personaje que trabajó realmente para Deutsche Bank, Gosling es el narrador de la adaptación del libro homónimo de Michael Lewis (el mismo que escribió Moneyball), dirigida por Adam Mckay (socio de Will Ferrell, creador de Funny or Die y guionista del Saturday Night Live):
Aunque la cinta se preveé como una de las más paseadas en la temporada de premios, Gosling no quiere limitarse a esto. El canadiense quiere atacar todos los flancos disponibles y va a por todas: se suma a las superproducciones de altos vuelos y acaba de confirmar que trabajará con Harrison Ford en la segunda parte de Blade Runner, mantendrá su espíritu arty repitiendo bajo las órdenes de Terrence Malick en su siguiente proyecto y calmará el ansia de las groupies de Crazy Stupid Love potenciando su agradecido affaire en pantalla con Emma Stone, trabajando con ella en La La land, un musical en el que se (volverá a) enamorar de la pelirroja e interpretará a un pianista de jazz.
Para ir caldeando el regreso, Gosling se estrenará como conductor del Saturday Night Live el próximo 5 de diciembre, programa especializado en generar virales, gifs y memes de todo pelaje. Predecimos (y agradeceremos) autorreferencias a su meme feminista y a la locura que ha supuesto su figura en Internet. Sólo espera a verlo en tu feed de Facebook, quieras o no, te acabará llegando.