Eloy Azorín: «He descubierto que el ‘dress code’ está para saltárselo»
Asegura que va de compras con el tiempo justo: nunca le dedica más de media hora. Pero la realidad es que, allí donde aparece, todo el mundo se fija en lo que lleva. ¿Estilo innato?
Llegó al cine de la mano de Miguel Hermoso en Como un relámpago (1996). Eloy Azorín ha sido chico Almodóvar en Todo sobre mi madre (1999) y miembro de una saga complicada en Los Borgia. Ahora conquista la televisión con su papel de Javier Alarcón en la serie Gran Hotel. No le gusta ir de compras, pero no tiene problema para triunfar en los photocall: los showrooms se lo rifan para vestirlo con sus marcas.
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Llegó al cine de la mano de Miguel Hermoso en Como un relámpago (1996). Eloy Azorín ha sido chico Almodóvar en Todo sobre mi madre (1999) y miembro de una saga complicada en Los Borgia. Ahora conquista la televisión con su papel de Javier Alarcón en la serie Gran Hotel. No le gusta ir de compras, pero no tiene problema para triunfar en los photocall: los showrooms se lo rifan para vestirlo con sus marcas.
Supongo que, tras ver lo bien que le queda el look de caballero renacentista y de chico años 20, le habrá cogido gusto a lo de disfrazarse…
Vestirme de época no me gusta, pero reconozco que me sienta bien la imagen que llevo en Gran Hotel. Puedo asegurarte que me encanta disfrazarme.
¿Y de qué se disfrazó la última vez?
Unos amigos hicieron una fiesta temática de musicales y me presenté vestido del protagonista transexual de Hedwig and the Angry Inch. Estaba muy guapo.
¿Le gusta ir de compras?
Nada. Además, me pongo un límite de tiempo: menos de media hora. Si algo me gusta, pregunto dónde lo venden. Si una prenda me interesa, he de encontrarla.
¿De verdad? Hábleme de su última caza del tesoros…
Unos zapatos marrones que me pusieron los estilistas de Gran Hotel. Me encantaban, eran comodísimos. Me dijeron que eran de la firma Cremades y estuve en cinco tiendas hasta que los encontré.
Lo último que se ha comprado.
Tres chándals de H&M, uno de los cuales me queda enorme. Y encima me acabo de enterar de que en realidad no eran chándals sino pijamas, y los estoy usando para salir a la calle.
¿Qué hay en su armario?
Camisetas blancas, muchos vaqueros… y muchos calzoncillos.
Diga cuántos.
¡Nunca los he contado! No sé, tendré como treinta y tantos. A ver si se va a creer alguien que colecciono ropa interior.
Quédese con una prenda.
Una cazadora, mezcla de americana y chupa de cuero, con el forro de cuadros escoceses. Es espectacular, pero me arrepiento de haberla comprado.
¿Por qué?
Fue carísima, y alguien descuidado como yo no puede andar por ahí con una cosa así. Tengo que estar pendiente de ella.
Dígame algo que no se arrepienta de haber comprado.
Tres abrigos de Dolce & Gabbana que me dejaron a muy buen precio en un showroom. Fue hace siglos, y siguen preciosos. Pero uno de ellos me lo robaron.
¿Algún patinazo del que sea consciente?
Un traje con estampados de grafiti que me puse para los Goya del año 2000. No veas el pitorreo, todos se rieron de mí. Y encima me había gastado una pasta: 600 euros.
¿Cuándo se sintió mejor vestido?
Cuando presentamos en Nueva York Todo sobre mi madre. Llevaba un traje de terciopelo azul de Armani combinado con unas babuchas. Hasta Pedro, que es exquisito con la ropa, se fijó.
Creo que no le he visto con esmoquin.
Es que nunca me lo he puesto.
¿Y cómo se apañó en los Oscar?
Iba a llevar un esmoquin de Gucci que no llegó, y a falta de horas para el comienzo de la gala no tenía ropa. Me consiguieron un traje y una camisa bastante fea. Me sentí raro hasta que vi a los de South Park vestidos de tías y aprendí que el dress code está para saltárselo.