Courtney Love, el ‘grunge’ ya no es lo que era
La vocalista de Hole es experta en resurrecciones estilísticas. De niña mala pasó a adulta caótica y felina, hasta convertirse, cual Cenicienta, en percha de alta costura. Toda una superviviente.
Sus labios rojos, los minivestidos de muñeca con pasamanería y lazos, los zapatos Mary Jane y la guitarra eléctrica en el regazo componían un cóctel explosivo que permitió el nacimiento del término kinderwhore (un look que Courtney Love populizaría entre las bandas femeninas de punk rock estadounidense, y que mezclaba provocación con un look infantil). Eran los años 90 y, cuando la cantante no ejercía de niña rebelde como vocalista de su grupo Hole, posaba con el amor de su vida, Kurt Cobain, y su hija, Frances Bean. Entonc...
Sus labios rojos, los minivestidos de muñeca con pasamanería y lazos, los zapatos Mary Jane y la guitarra eléctrica en el regazo componían un cóctel explosivo que permitió el nacimiento del término kinderwhore (un look que Courtney Love populizaría entre las bandas femeninas de punk rock estadounidense, y que mezclaba provocación con un look infantil). Eran los años 90 y, cuando la cantante no ejercía de niña rebelde como vocalista de su grupo Hole, posaba con el amor de su vida, Kurt Cobain, y su hija, Frances Bean. Entonces, aparecía su versión más adulta: medias rasgadas, dobladillos descosidos, pelo revuelto y su característica mirada de indiferencia. Un estilo que todavía hoy le gusta practicar. «No soy vulgar, solo desordenada», defendió en 2009 en una entrevista para la revista estadounidense Vanity Fair. Ahora, a la otrora diva del grunge, se le conoce como Lady Love, gracias a su nuevo intento de look refinado a golpe de casa de alta costura.
Ya a finales de los 90, recién enviudada de Kurt Cobain, Love coqueteó con su lado más sofisticado. El máximo exponente de su imagen renovada fue sin duda el Valentino blanco que lució en los Oscar de 1997, donde presentaba la película El escándalo de Larry Flynt, filme por el que había sido nominada al Globo de Oro. Tres años después, en el mismo certamen, Courtney retomó el rock como leitmotiv para su vestuario y lo ensalzó a la categoría de chic con un vestido acuchillado de Galliano. «Ser una estrella de cine está muy bien», confesó a la revista Spin, «pero ser una estrella de rock es sencillamente mucho mejor». Desde el año 2000, Love vivió una etapa errática que la retiró de ambos estrellatos: sus problemas financieros y el fracaso de su disco en solitario, America’s Sweetheart, se dejaron notar en su aspecto. «No soy una mujer», llegó a declarar. «Soy una fuerza de la naturaleza». Parecía hacer honor a sus looks de estampado animal propios de una fiera herida.
Recuperó su identidad a partir de 2010, cuando Hole se volvió a unir. Superado el grunge-niña-mala, Courtney se atreve indistintamente con estilismos de mademoiselle francesa y collares de perlas, o looks bohemios de reminiscencias hippies y gipsies. Su último gran punto de inflexión estilístico fue en la edición 2011 de Cannes, cuando impresionó a la prensa con un Givenchy Couture de plumas, dejando claro que ella es un perfecto ave fénix.