Charlotte Gainsbourg: “Nunca me he gustado, comparada con mi madre, me avergonzaba de mí misma”
La actriz debuta como directora con ‘Jane by Charlotte’, un documental sobre la relación con su madre, una declaración de amor a Jane Birkin.
Este año es un año de liberación para Charlotte Gainsbourg (Londres, 50 años). De librarse de cargas emocionales. De culpas familiares. De lutos personales. En 2021, la actriz y cantante estrenó en el Festival de Cannes Jane by Charlotte, el documental que ha dirigido sobre su madre, Jane Birkin, y en otoño abrirá, por fin, como museo la casa de su padre, Serge Gainsbourg. “No creo que haya sido casualida...
Este año es un año de liberación para Charlotte Gainsbourg (Londres, 50 años). De librarse de cargas emocionales. De culpas familiares. De lutos personales. En 2021, la actriz y cantante estrenó en el Festival de Cannes Jane by Charlotte, el documental que ha dirigido sobre su madre, Jane Birkin, y en otoño abrirá, por fin, como museo la casa de su padre, Serge Gainsbourg. “No creo que haya sido casualidad que ocurran las dos cosas este año en el año, además, que he vuelto a Francia”, explicaba en el certamen celebrado en julio. “Para mí ha sido fuerte darle la espalda a esos seis años que hemos vivido en Nueva York, en los que he sido muy feliz, y volver a París, la ciudad que conozco tan bien con todos sus fantasmas. Me di cuenta de que este año estaba dedicado a mis padres, que fue una necesidad”.
Charlotte Gainsbourg lleva toda su vida expuesta. A través de sus padres, de su arte, el provocador dueto Lemon Incest y la película posterior Charlotte For Ever que protagonizó con su padre; los filmes que compartió con su madre. Eso la ha llevado a ser siempre increíblemente abierta y sincera en entrevistas, pero con el documental Jane by Charlotte* ha dado un nuevo paso de honestidad. Es un retrato íntimo de su madre, a quien observa de cerca con admiración y mucho cariño. Pero también es una exhibición de ella misma, del dolor por la muerte de su padre y de su hermana, Kate Barry, y de la relación con sus hijas. Gainsbourg ha encontrado definitivamente la paz con sus padres y entiende el arte como una declaración profunda de amor.
En la película, empieza hablando con su madre sobre la timidez. Jane Birkin casi llora al reconocerse intimidada por usted. Sin embargo, las dos han estado siempre muy expuestas: fotos, películas, música… ¿cómo se entiende esa timidez?
Soy actriz, pero sigo siendo muy tímida, sé que es una contradicción, es raro. Pero para mí tiene sentido porque la timidez te obliga a hacer cosas para no quedarte atrás. Y cuanto más extremo, mejor. Es la única manera que tengo de explicarlo.
Que su primera película como directora sea un documental tan íntimo sobre su madre, ¿es una decisión natural?
Creo que sí. No me considero directora, solo quería hacer una película sobre mi madre, coger una cámara y mirarla muy de cerca, tener una excusa para observarla, fotografiarla, cada detalle de ella. Y ella aceptó. Aunque me llevó un tiempo convencerla. En un momento, después del concierto de Japón, rechazó la idea por completo. Lo odió y me dijo que no podía hacerlo. Y dos años después, vio el material y pensó que no era tan malo ni tan violento y empezamos a rodar de nuevo. No estaba intentando ser directora, y no sé si podría serlo porque siento que solo puedo hablar de cosas personales. Y solo quería estar con ella, contar nuestra experiencia. El hecho de que metiera a mi hijas [Alice y Joe)] fue muy obvio, quería hablar de ella como abuela, del legado de madre-hija, toda esa cosa de mujeres… Y comprendí la película cuando mi montador me dijo que cogiera yo la cámara y no esperara al equipo, ni a maquillaje, ni las luces… Es difícil coger una cámara, grabar a tu madre y preguntarle todo lo que quieres saber, me sentía un poco voyeur, mi hija de nueve años me ayudó a superar esa timidez.
Se titula Jane by Charlotte, pero también podría ser Charlotte by Jane.
Sí, porque hice la película desde una perspectiva muy egoísta planteando preguntas sobre nuestra relación… sobre mi padre. Mi historia. Buscaba las respuestas que necesitaba. Quería retratarla sin mi padre en la sombra, ella por cómo es, su sentido del humor, cómo habla… Amo todo lo que es. Lo fácil habría sido retratarlo como pareja, contar de nuevo su historia, su relación, usar imágenes de archivo, usé algo, pero no quería volver a hacer lo que estamos tan acostumbrados de ver, y de lo que ella ya está un poco harta.
¿Por qué hacer una película y exponerlo siendo las dos tan tímidas?
Con mi padre siempre fue todo tan fácil… En cambio, me separé muy pronto de mi madre, me fui con Yvan [Attal, su pareja desde hace 30 años], perdí a mi padre… Todo eso me hizo alguien muy distante y como soy muy de relaciones exclusivas solo estaba con Yvan, solo con mis hijos, no creo que le diera a mi madre suficiente. Esta película al principio la empecé de una manera muy inconsciente, pero al final me di cuenta de que era una declaración de amor a ella y necesitaba filmarla. Me he dado cuenta de que así es como he aprendido a decir te quiero a alguien, igual que mi padre escribió una canción para mí. Nunca me dijo a la cara que me quería, nunca me abrazó si no había una cámara delante… Pero ahora soy consciente del regalo que me hizo con Lemon Incest, con Charlotte For Ever. Son recuerdos que atesoro. Y es emocionante compartir tu profesión con ellos, como cuando canto con mi madre. Hoy me doy cuenta de que esta es mi forma de expresar amor y esta película es mi manera de decirle que la quiero.
Después de casi una década, ¿por fin abrirá la casa-museo de su padre?
Una década y dos. Pero finalmente va a ocurrir. Llevo años diciendo que nadie me quiere ayudar a abrir el museo, porque es muy pequeño y por todos los problemas que conlleva, y ahora creo que el problema era yo. Por suerte he conocido a alguien que quiere hacerlo conmigo, acompañándome, y por fin va a ocurrir. Será muy doloroso, pero necesito dejarlo ir. También por mis hijos; si muero mañana, quiero que sepan qué hacer, no tener esa casa que es una carga.
En el filme no tienen miedo de hablar de la muerte, de afrontar la de su hermana.
Hace siete años perdimos a mi hermana, dejé a mi madre en un estado obviamente terrible y me fui a Nueva York, la abandoné por completo, me llevé a mis hijos, a Yvan, esa fue mi manera de sobrevivir. Con esa distancia, de pronto me di cuenta de que ella no iba a estar ahí eternamente, cuando llegó la covid pensé que tenía que volver a estar cerca de ella, de que Nueva York no era mi lugar, mi país. Y entendí que estaba aterrorizada por la posibilidad de perder a mi madre, pensé que era eterna.
Como madre, ¿reflexiona sobre cómo cría a sus hijos, piensa en hacer las cosas de una manera distinta a como las hicieron con usted?
Todos decimos nunca haré esto o lo otro, y acabas siendo exactamente igual. Intento proteger a mis hijos, aunque yo no estuve muy protegida, pero era parte de nuestra vida, nos fotografiaban todo el rato, hablaban de nosotros todo el rato… Y cuando mis padres se separaron, aquello de tener a los paparazzis alrededor de la casa se convirtió en algo que mi madre odiaba, toda esa atención… Mi padre lo adoraba, lo necesitaba. Mi madre se transformó en una persona muy reservada. Y yo seguí eso, sentí que debía criar a mis hijos lejos de todo, no decir sus nombres, ni siquiera hablar de Yvan… Pero recientemente, cuando empecé con mis videoclips, de repente solo quería grabarlos, ya no quería ser tan cauta… Todo lo que mis padres hicieron por mí fueron regalos y quiero hacer lo mismo por mis hijos. Además, sentí que ya era bastante difícil para ellos tener una madre que había protagonizado Nymphonamiac o Anticristo… Eso era lo difícil, no salir en fotos o en mis vídeos. Así que sí, he acabado haciendo lo mismo que mis padres [se ríe].
¿Son sus hijos conscientes de esas películas?
Mi hijo Ben se enteró en el colegio, fue muy duro para él. Cuando se estrenaron, Alice era demasiado pequeña, pero vino un día de la escuela y me dijo qué es Nymphomaniac [se ríe]. Creo que lo llevó bien. La pequeña está bien. Sabrán todo cuando quieran saberlo. Quizá fue raro no ser tan protectora como madre en ese sentido, pero yo pasé por eso con Je t’aime… moi non plus [la provocadora y sensual canción que protagonizaron sus padres], viendo fotos de mi madre desnuda, y nunca tuve ningún problema, no me dio vergüenza.
Acaba de cumplir 50. Su madre dice en la película que al cumplir años solo tienes que quitarte las gafas y ver todo borroso. ¿Cómo se siente usted con el tema de la edad y la belleza?
Nunca pensé que cumplir años fuese fácil. Aún no me siento cómoda en mi cuerpo, siempre me llega demasiado tarde. Miro ahora las fotos de cuando tenía 40 años y me veo bien, pero entonces no me gustaba a mí misma. Nunca me he gustado, es siempre por comparación, supongo, he estado siempre rodeada de mujeres bellísimas: mi abuela era impresionante, mi madre por supuesto, Bambou… Comparándome con ellas, me avergonzaba de mí misma. Cumplir años quizá lo va haciendo más fácil, te vas aceptando más. Y creo que lo bueno es, como dice mi madre, quitarse las gafas y dejar de cargar tanto peso.
¿Ha llegado a ese punto de aceptación, como su madre?
Aún no, que va. Pero espero que no esté muy lejos.
¿Y ha encontrado respuestas a todas las preguntas que necesitaba plantear a su madre?
No. Ha sido una experiencia intensa. La película está llena de pequeños momentos y grandes emociones, como la carta que le leo al final o entrar juntas en casa de mi padre. Pero luego lo olvidas y volvemos a nuestras vidas normales, ella vuelve a irse de gira, yo tengo mis hijos, mi marido… Una película así deja una marca, pero es como cuando has estado enferma, piensas que a partir de ahora disfrutarás más la vida, y luego, nada, todo vuelve a la normalidad. Y eso está bien.