Vuelve Bros: el milagro que resucitó a los gemelos ‘forracarpetas’ de los 80
Eran los más rubios y los más guapos. El dúo musical que arrasó hace 30 años regresa dispuesto a levantar pasiones (y odios) gracias a un documental.
Antes de los gemeliers estuvieron ellos: su versión rubia, su versión británica, su versión de chaquetas vaqueras lavadas a piedra y moreno de rayos UVA. En 1987 los hermanos Luke y Matt Goss eran una pandemia mundial. No había carpeta ni habitación de colegiala que no estuviera presidida por su apolínea presencia. Sí, la tuya también, admítelo. Bueno, había otro en la banda, Craig Logan, pero no salía en las fotos. Ni con todo el exfoliante del planeta te podías quitar de la piel, ya no digo sacarte de la cabeza, sus canciones When Will I Be Famous? o ...
Antes de los gemeliers estuvieron ellos: su versión rubia, su versión británica, su versión de chaquetas vaqueras lavadas a piedra y moreno de rayos UVA. En 1987 los hermanos Luke y Matt Goss eran una pandemia mundial. No había carpeta ni habitación de colegiala que no estuviera presidida por su apolínea presencia. Sí, la tuya también, admítelo. Bueno, había otro en la banda, Craig Logan, pero no salía en las fotos. Ni con todo el exfoliante del planeta te podías quitar de la piel, ya no digo sacarte de la cabeza, sus canciones When Will I Be Famous? o I Owe You Nothing. Bros y la Brosmanía. Bros y las Brosetters: 6 millones de fans en todo el mundo. Los músicos más jóvenes en llenar hasta la bandera el estado de Wembley. 1989, 1990, 1991, 1992… Eran tan perfectos que no había varón en el universo conocido que no los odiara.
Hasta que a Bros se los tragó la tierra. Fue Luke, el batería, el que se largó, carcomido por los celos hacia Matt: “Pensé que no servía para nada; él era el que tenía talento, el que tenía un don especial”. Luke Goss, se recicló como actor para películas como Hellboy. Matt en cantante en Las Vegas. La nostalgia vende mucho. La generación de Yo fui a EGB estuvo tres décadas poniendo velas a sus pósters con la esperanza de que, algún día, Matt y Luke volvieran. ¿Por qué ellos no regresaban si ya lo había hecho Rick Astley, Bananarama o Samantha Fox? La injusticia histórica se reparó en 2017, por su 30 aniversario, intentando que la muerte de su madre y la música uniera lo que la fama había destrozado. Vendieron todas las entradas. Grabaron un documental, Bros, after the screaming stops (Bros, después del griterío), disponible en RakutenTV. Y se armó la mundial.
Ahora son más reconocibles y distinguibles: Luke está calvo y Matt, suponemos, injertado. Ambos conservan esa inquietante tonalidad anaranjada de guiri en Benidorm de la época en la que, además de Bros, causaba furor el bronceador de zanahoria. Pero el odio fraternal, el que los tuvo diez años sin dirigirse la palabra también sigue ahí, y ellos lo muestran en pantalla sin ningún tipo de pudor. Se gritan. Se chillan. Se insultan. Las situaciones tensas se suceden mientras preparan su regreso a los escenarios. “De no haber cámaras, habría corrido la sangre”, ha declarado Luke.
El documental parece Inseparables, esa película de David Cronenberg en la que Jeremy Irons interpreta a dos gemelos turulatos, solo que Matt y Luke son reales. En el documental, Matt y Luke se convierten en la versión malsana de Caín y Abel. O de Mario y Wario. O hacen pasar a los hermanos Gallagher, los de Oasis, por unas hermanas ursulinas. Como los Gallagher, también tiene un ligero desequilibro mental. Uno de ellos nos enseña el retrato al óleo que encargó a una de las personas más importantes de su vida: “es Alfie, uno de los amores de mi vida. Mi bulldog. Quise retratarlo sujetando una pinta de cerveza”. Y dicen chorradas antológicas. Completamente desapegados de la realidad, expresan una filosofía de vida que no tendría cabida en ese sanedrín del disparate que es GH DÚO. Ojo a estas perlas de un Matt especialmente inspirado: “Roma no se construyó en un día, es jodidamente cierto, pero es que nosotros no tenemos el tiempo que tuvieron los romanos” o “Las letras H O G A R son importantes, porque significan hogar”, o “Una de mis canciones se tituló Todos somos héroes. Si veo a un tipo barriendo la acera ese tío es mi héroe, es uno de mis héroes, porque estoy agradecido de que no sea yo el que tengo que barrer la acera”. O esta capacidad para la geometría que haría temblar a Pitágoras: “Él (Luke) es un rectángulo. Yo soy un rectángulo. Juntos hacemos un cuadrado”.
El documental se estrenó en la BBC y se ha convertido en un fenómeno. Hay quien habla ya sin tapujos del mejor documental de la historia de la música, por su mezcla de humor absurdo, dolor y violencia familiar. Sus vídeos se han viralizado en Twitter. Los hermanos Goss, el dúo Bros, se siguen odiando pero ahora valoran seriamente la posibilidad de odiarse juntos, como hace tres décadas. A fin de cuentas, como dijo Vito Corleone en El Padrino: “mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más”.