Brianda Fitz-James: «No necesitamos tanta ropa»
Los dibujos naif de la ilustradora enamoran a Gucci y al público infantil. Hablamos con ella sobre la publicación de dos libros con su trabajo.
Más que acostumbrada a que la definan como la nieta transgresora y renacentista de la Duquesa de Alba, Brianda Fitz-James Stuart tiene su propia teoría sobre el sentido que tiene la aristocracia en pleno siglo XXI. «Si el significado de ‘aristocracia’ es al estilo griego, ‘Grupo de personas que destaca por su excelencia’, se puede aplicar a muchos campos y no solo al social. Por lo tanto, a ver quién es el guapo que se siente identificado con un compromiso de superioridad tan exigente…», ironiza.
Ella lleva años comprometida con sus ilustraciones. ...
Más que acostumbrada a que la definan como la nieta transgresora y renacentista de la Duquesa de Alba, Brianda Fitz-James Stuart tiene su propia teoría sobre el sentido que tiene la aristocracia en pleno siglo XXI. «Si el significado de ‘aristocracia’ es al estilo griego, ‘Grupo de personas que destaca por su excelencia’, se puede aplicar a muchos campos y no solo al social. Por lo tanto, a ver quién es el guapo que se siente identificado con un compromiso de superioridad tan exigente…», ironiza.
Ella lleva años comprometida con sus ilustraciones. Gucci ha sido la última marca en reconocer su trabajo eligiéndola, junto a otros cinco artistas, para crear los diseños de su última colección DIY (Do it yourself), junto a jóvenes artistas como Angela Deane, Isabella Cotier o Mark Burckhardt. «Admiro que una firma tan legendaria de voz a artistas jóvenes. Me gustaría poder hacer una colección de estampados para ellos, tener la oportunidad de trabajar con Alessandro Michele«, dice.
Hablando de moda
Brianda, a pesar de ser un joven icono de estilo con más de 37.000 seguidores en Instagram, siempre le ha dado una importancia relativa a la moda: «Me interesa la parte creativa y artesanal. Lo que menos, la superficialidad que se genera a su alrededor y la barbaridad de ropa que se produce. ¡No necesitamos tanta ropa!”.
Formada en el Instituto Europeo del Diseño, el 80% de sus dibujos los ha realizado para estampar en soportes, “ya sea en tela, papel de pared, cerámicas, gafas o incluso un reloj». Descartó, en su día, su faceta de modelo: “Me parece una vida durísima. Nunca me ha atraído como profesión. Las cosas que he hecho han sido por amistad o para enseñar mis diseños”. También acabó con la de diseñadora, tras trabajar 8 años en La casita de Wendy o crear en 2013 la firma Planet Palmer junto a sus socias y amigas Ana Rodríguez e Isabel Fernández de Castro: “Aprendí mucho, pero la creatividad era bastante limitada ya que hacíamos dos colecciones muy pequeñas al año. Me di cuenta de que mi camino era otro y, aunque fue muy duro tomar la decisión, fue la acertada. Ahora soy mucho más feliz”.
Doblete editorial
Hoy, es el mundo editorial el que le hace un guiño con la publicación de dos libros. Por un lado publica Bri anda dibujando, un volumen que, a sus 34 años, reúne los dibujos más significativos de su joven trayectoria. En la edición de Paripé Books corretean todo tipo de fantasías: leones y caballitos de mar; poderosas ninfas y hombres de las nieves; islas desiertas y galaxias lejanas; clásicos de la historia del arte y heroínas literarias; aristócratas, sirenas, caballeros andantes… “Dibujo casi siempre elementos de la naturaleza, no hay nada más sobrecogedor, bello y perfecto”, afirma. Desde niña tenía pasión por los animales. Su hermano Jacobo Fitz-James Stuart cuenta que llegó a confesarle que ¡se comunicaba con ellos!
Las referencias al arte siempre han sido otra de sus obsesiones gráficas. El Bosco, Arcimboldo, los prerrafaelitas o las pinturas del Quattrocento le apasionan. Así que tampoco es de extrañar que Mosquito Books le haya encargado ilustrar Los superpoderes del Arte, un cuento escrito por Pedro Calleja sobre dos villanos que odian le Arte y se pasean a su antojo por la Historia “emborronando todo cuanto huele a creación genial”. Aquí, los dibujos con un toque ingenuo y naif de Brianda se han sentido “como pez en el agua”. “Cuando me propusieron reinterpretar obras maestras mi primer sentimiento fue de terror. Pero lo disfruté muchísimo. De alguna manera es un homenaje a mis artistas favoritos”.
Dice Brianda que lo bonito de este proyecto es poder acercar el arte a los más pequeños, cuya atención está atrapada por las pantallas digitales. “Creo que los niños deberían tener el mínimo contacto posible con la tecnología, sobre todo cuando son pequeños, tienen que aburrirse para desarrollar la creatividad”.
Sin censuras
La artista, que ha dibujado a muchos tipos de mujeres a lo largo de su vida, “desde delicadas venus a guerreras de la tribu de los pictos, a escritoras o pintoras…”, no es ajena a la oleada de ilustradoras que han cobrado visibilidad a raíz de la explosión del #metoo. “Mientras siga existiendo desigualdad de género, toda iniciativa que ayude a dar más visibilidad a los trabajos de las mujeres de cualquier ámbito siempre es positivo”.
Le parece “ridículo” que Instagram censure un pecho o que, en los tiempos que estamos, no se acepte con naturalidad la representación gráfica de una vagina. “No tiene ningún sentido, y menos cuando es arte. Son normas absurdas que espero que tarde o temprano desaparezcan”. Por eso apoya rotundamente que los desnudos se muestren con más naturalidad en los libros infantiles. “No hay nada malo en el cuerpo desnudo de una mujer o de un hombre. Precisamente los niños son los más naturales en este sentido. La vergüenza es algo que se aprende con la edad”. ¿Le ha resultado un problema a ella mostrar desnudos en alguna ocasión en sus trabajos? “Por el momento nunca lo he tenido. Solo en una ocasión censuré un estampado que imitaba los dibujos japoneses clásicos de escenas sexuales para que la marca tuviera las dos alternativas por si algún cliente se quejaba”.
En Bri anda dibujando su hermano le atribuye a la artista un “chamanismo genético” al que suma su interés por lo simbólico y lo poético, su sentido estético e irónico de la vida y un “frikismo latente”. En todo esto tiene mucho que ver aquello que inspira a la artista, formada en el IED y la escuela de pintura Art Student League of New York. “Me gusta mucho la literatura fantástica como Tolkien, Roald Dahl o clásicos como las hermanas Bronte o Flaubert. ¡Italo Calvino me entusiasma! También los libros sobre arte, hago colección de catálogos de las exposiciones a las que voy. Y la música que escucho, desde clásica, que normalmente es lo que pongo para pintar por las mañanas, hasta rock de los 50 y 70. Disco, tropical, cumbia, tecno…”. La enumeración no para. “Bach, Mozart, Bellini, Elvis Presley, Roy Orbison, King Crimson, Prince, Devendra Banhart, Nicolas Jaar…”.
De vuelta con Los superpoderes del Arte, le preguntamos a qué creador le tomaría prestado el suyo: “Me gusta el superpoder de Sandro Botticelli que transforma la agresividad y el desorden en amabilidad y armonía”, dice. Pues hasta el infinito con él.