Ángeles Caso: «A los 50 años la moda abandona a las mujeres»

Esta escritora, que necesita arroparse con prendas viejas para crear, no comprende la pasión por los tacones y confiesa que era su propia estilista cuando presentaba el telediario.

Hace ya 20 años, Ángeles Caso dejó de conducir el telediario para dedicarse a la literatura. Dice que en aquella época las presentadoras salían en pantalla «vestidas de señoras», y ella, que tenía veintipocos, se ganó fama de transgresora por innovar con su vestuario de trabajo. Acaba de publicar su nueva novela, Donde se alzan los tronos (Planeta), una historia sobre la ambición y el poder ambientada en la corte de Felipe V.

¿Tenían muchas dudas con la moda en el siglo XVIII?

Al llegar a España Felipe V, uno de los problemas que se originaron fue ...

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Hace ya 20 años, Ángeles Caso dejó de conducir el telediario para dedicarse a la literatura. Dice que en aquella época las presentadoras salían en pantalla «vestidas de señoras», y ella, que tenía veintipocos, se ganó fama de transgresora por innovar con su vestuario de trabajo. Acaba de publicar su nueva novela, Donde se alzan los tronos (Planeta), una historia sobre la ambición y el poder ambientada en la corte de Felipe V.

¿Tenían muchas dudas con la moda en el siglo XVIII?

Al llegar a España Felipe V, uno de los problemas que se originaron fue que a los franceses de su séquito les parecía horrible el modo de vestir de los españoles: los colores oscuros, las golas, los vestidos cerrados… ¡A las mujeres les ponían planchas de madera en el pecho para aplastárselo!  

Usted presentó el informativo de TVE cuando el look de las periodistas era casi un uniforme de tonos neutros y ropa severa.

Sí, y para mí suponía un conflicto. Yo era muy joven y no quería vestirme de mi madre para trabajar. Trataba de innovar con cortes y colores. Iba muchísimo de compras.

¿Se compraba usted la ropa con la que salía en pantalla?

Claro. Entonces en TVE no había ni estilistas ni vestuario propio de la casa. Yo elegía lo que me ponía y lo pagaba religiosamente.

¿Recuerda sus tiendas preferidas?

Siempre intentaba sacar ropa de diseñadores españoles: Manuel Piña, Adolfo Domínguez, Jesús del Pozo.

¿Y cómo recibieron en la televisión tanta novedad después de años de tonos grises y cuellos cerrados?

Solo regular. De hecho, un día un directivo me llamó la atención por la imagen que sacaba en pantalla. No le hice ni caso.

Imagino que, en ese sentido, dejar la tele tuvo que ser una liberación.

Completamente. Me vestí en plan desastre durante una temporada. Supongo que para desquitarme. Me gusta la ropa holgada y cómoda. Por mí, iría siempre con pantalones anchos y camisetas.

Pues la hemos visto de tiros largos en más de una ocasión.

Es una cuestión de respeto al lugar y a las personas. Que a mí me encanten los vaqueros no quiere decir que me parezca bien llevarlos en una fiesta o en una ceremonia de entrega de premios.

Sus zapatos preferidos son…

Unas botas bajas y con cordones que en Asturias llamamos «carapijos». Voy siempre con zapato plano, no me gustan los tacones. Y no entiendo por qué se asocia la feminidad y la seguridad a subirse a unos andamios de 15 centímetros.

La veo rebelde.

Hay cosas que me cuesta entender. Como los precios de algunas prendas. Pagar 6.000 euros por un bolso me parece de locos. Claro que cada uno gasta el dinero como quiere, pero yo no lo comprendo.

¿Le gusta ir de compras?

Cuando lo hago compruebo con pena que, a partir de los 50 años, la moda abandona a las mujeres. A veces pienso que los diseñadores no entienden que ya no podemos llevar una falda muy corta o un vestido ajustado.

¿Es una reivindicación?

Es una constatación. Parece que, a partir de cierta edad, debes elegir entre ponerte un saco o hacer el ridículo con ropa de treintañera.
 

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