Amaia: «Me quiero mucho a mí misma. Siempre he tenido la autoestima muy bien»
Así, sin apellido. Conocida por toda España por su nombre, la cantante rompe barreras de audiencias y seguidores. En mayo será la representante en Eurovisión junto a Alfred, su pareja. Y todo ello cuando se cumplen 50 años del ‘La, la, la’. Esto sí que es vivir una ‘celebration’.
Se pueden tener 19 años y que ya circulen varias leyendas urbanas sobre ti. Es el caso de Amaia Romero, ganadora de la última edición de Operación Triunfo (OT) y posiblemente la mujer más famosa del país en este momento. Una de las más insistentes es la que se empeña en afirmar que su carrera y la de Alfred García, finalista del programa, su pareja sentimental y también profesional –ambos irán al Festival de Eurovisión que se celebra en Lisboa el próximo mes de mayo–, estarán ligadas durante un largo tiempo. ...
Se pueden tener 19 años y que ya circulen varias leyendas urbanas sobre ti. Es el caso de Amaia Romero, ganadora de la última edición de Operación Triunfo (OT) y posiblemente la mujer más famosa del país en este momento. Una de las más insistentes es la que se empeña en afirmar que su carrera y la de Alfred García, finalista del programa, su pareja sentimental y también profesional –ambos irán al Festival de Eurovisión que se celebra en Lisboa el próximo mes de mayo–, estarán ligadas durante un largo tiempo. «Por muchas ganas que tenga la gente, no nos vamos a convertir en el Dúo Dinámico», afirman a S Moda. «Estamos enamorados y colaboraremos las veces que haga falta, pero musicalmente tendremos carreras en solitario. Es posiblemente lo único que tenga claro de cómo será el futuro en ese sentido… Las cosas han surgido así, y agradecida, porque el hecho de contar a tu lado con alguien que está viviendo esto de una forma tan extrema como tú es un apoyo importante», cuenta ella.
Hablamos con Amaia y Alfred días antes del concierto que abre la gira de OT. La cantante ha pillado un catarro y el médico le ha recomendado que no abra la boca si quiere llegar a cantar sobre el escenario, pero no puede evitar expresar lo que quiere. Alfred, a su lado, intenta llevar las riendas de la conversación por pura precaución: «Amaia lleva razón, la gente es un drama a veces… (ríe). Si la hubieran escogido a ella sola para representar a España, yo, por supuesto, la hubiera seguido. Pero me gusta vivirlo juntos, nos sentimos arropados ante este aluvión de circunstancias». Se refieren a conceder entrevistas a diario, preparar su actuación europea, ensayar y arrancar una gira con sus compañeros de programa, sesiones de fotos, recibir premios o reventar audímetros (la final de OT solo puede compararse en audiencia a un gran evento deportivo y su visita a El Hormiguero, que lleva 11 años en antena, supuso la tercera emisión más vista de su historia). «Si tienes la cabeza y el corazón organizados, no es tan complicado. Alguien te puede montar la agenda, pero la vida se la organiza uno. He hecho mucha terapia y todo se puede ir acomodando para no reventar. Eso sí, espero que cuando paremos un poco no vengan a preguntarnos si estamos atravesando una época complicada…», prevé Alfred.
El productor de OT y máxima cabeza pensante del formato, Tinet Rubira, explica a S Moda por qué cree que los discursos de estos jóvenes están tan alejados de los de otros fenómenos televisivos surgidos en las últimas décadas: «Se nota muchísimo que, aunque nos quieran vender lo contrario, la ESO ha funcionado. Esta generación ha terminado sus estudios, posee una base sólida, habla idiomas y tiene ganas de comerse el mundo. Antes, los chicos llegaban dispuestos a triunfar porque cantaban en bodas o en Nochebuena y todo el mundo les decía que lo hacían bien. Ahora los aspirantes vienen preparados y, aunque vivas en un pueblo, seguro que hay cerca un aula de música municipal. Puestos en lo peor, si no tienes ningún tipo de ayuda económica, hay 1.500 tutoriales en YouTube de piano o clases de canto. Conozco a gente que ha aprendido así. Recuerdo que antes pedíamos una lista de 25 canciones favoritas y tuvimos que bajarla a 10 porque no tenían referentes. Ahora es otra historia», dice.
Lo confirma Pablo Wessling, coordinador musical del programa. «Amaia llamó la atención por su variedad. En su selección podías encontrar a Ella Fitzgerald, El Kanka y Cecilia, artistas que triunfaban cuando sus padres quizá ni se conocían», cuenta. Siempre le llamó la atención la transformación de esta pamplonica cuando subía al escenario. «Era muy modosita, introvertida… pero salía y lo bordaba. Rara vez ha desafinado. Te diré que al principio no la veía ganadora. Pero se fue abriendo. Creo que siempre supo que podía llegar y, aunque algún tema de los que le adjudicamos no le hacía especial ilusión, lo sacaba adelante. Valoraba hacer música en directo, lo prefería a que le montaran un numerazo a lo Madonna».
Es complicado encontrar datos en la aún corta biografía de esta cantante que permitan explicar el fenómeno, más allá de su talento y naturalidad. «No creo que haya sido una niña rara, siempre he tenido muchos amigos, jamás me he sentido apartada, tengo una familia que me cuida… Me quiero mucho a mí misma aunque demasiadas veces diga lo malo de mí. Siempre he tenido la autoestima muy bien», afirma Amaia. «Hace lo que le da la gana, sin vivir con la sensación de tener que demostrar nada a nadie. La libertad te hace fuerte», destaca Alfred de su pareja. Pero, ¿solo con eso se explicaría que se haya convertido en una revolución social en pleno 2018 (y, por cierto, casi sin estar presente en las redes sociales con su nombre)? Según el crítico de televisión Borja Terán, sí. «En los últimos años los castings de estos formatos estaban prefabricados: se buscaba el personaje más que la capacidad, candidatos cuyo perfil se sustentara en la lágrima del espectador. Y en este OT se apostó por lo auténtico. No se debe aderezar el talento con otra cosa. A lo que hay que sumar que el espacio había descansado lo suficiente. Si lo hubiera rescatado una privada, no estaríamos ahora hablando de Amaia».
Y eso que ella es carne de pequeña pantalla. Lo corrobora la directora de la Academia, Noemí Galera, que sabe bien de lo que habla: con este, ya son tres los programas en los que ha coincidido con la cantante. Y es aquí donde la segunda leyenda urbana que la persigue, se desmorona. «El primer encuentro que tuvimos con ella fue en 2010, en Cántame una canción. Tenía 11 años y, si te soy sincera, había tantos niños que ni siquiera la recordaba». Pero en 2012 volvió a presentarse a otro título televisivo, El número 1, donde Noemí ejercía de subdirectora. «Allí descubrí una criatura con talento, pero con unos padres preocupados cuando vieron que iba sumando galas y que, con ellas, aumentaban sus ausencias del colegio, aunque recibía clases particulares mientras estábamos grabando en Barcelona. Así que Tinet tomó una sabia decisión y pactó con sus padres la mejor salida para Amaia, con el fin de que finalizara sus estudios. Para ello se utilizó la figura de Mónica Naranjo que lo hizo maravillosamente como lo hizo». En YouTube se puede rescatar el momento en el que la jueza Naranjo, la despide así: «Si las personas adultas no estamos preparadas para el éxito, imagínate una cría. Te juro, Amaia, que te estoy haciendo el favor de tu vida. Porque si ahora mismo haces una pausa en el camino, y lo retomas dentro de unos años, entonces volarás». Tinet recuerda aquel momento con cariño: «Era violento decirle a una niña que el público no la había votado y era evidente que no iba a ganar el concurso. Así terminó nuestra relación. Pero seis años después nos reencontramos de nuevo en OT. Ya no era una niña. Nada más ver a Noemí, lo primero que le dijo fue: ‘Acabo de terminar bachillerato’. Me hizo mucha gracia. Fue su manera de dejar claro que ella había cumplido con su parte del trato. Había estudiado piano y clases de canto, seguía cantando muy bien, pero mantenía una inocencia y unas salidas muy buenas. Había chispa, porque para enganchar al público hace falta algo más que buena voz».
Noemí Galera reconoció esa chispa, pero tampoco imaginó que se convertiría en tal fenómeno: «Creo que incluso ella se ha sorprendido. Los Javis, en eso, han sido fundamentales». Desde su punto de vista, la culpa del éxito del programa la ha tenido un buen casting «y una estrategia digital estupenda. Al principio, la gente joven conocía OT por redes, veían las clases de la academia a través de YouTube. Muchos ni sabían que existían galas en directo todos los lunes en televisión. Pero cuando las descubrieron, arrastraron a toda la familia».
La evolución de Amaia la siguió también, en primera fila, Mamen Márquez, directora y coach vocal en la Academia. «Es muy especial. Creo que siempre ha sabido hasta donde quería o podía arriesgar. Pisó el acelerador cuando se enfrentó a un tema de Pink, que no estaba en su tesitura. Y ahí nos dimos cuenta de que había llegado el momento de su explosión». Y ese momento fue Shake it out, el tema de Florence and the Machine. «Sabíamos que podía dar más –dice Tinet–. Esa canción la propuse yo, es de uno de mis grupos preferidos. Ella ni la conocía, pero eso es lo importante: te dan algo así, lo ves difícil, te preguntas si eres capaz… ¡y lo haces! Saboreó la dificultad, y en directo, brilló».
Un brillo que sigue perdurando hoy. «No tengo prisa en sacar un disco. Hay que pensarlo bien. Aunque sí voy tomando apuntes, cojo referencias, pienso en artistas a los que me gustaría pedir consejo…». En las últimas semanas, por ejemplo, ha estado en contacto con Pablo López o Zahara. Y, aunque trabajará dentro de la engranada maquinaria de la discográfica Universal, ella tiene claro que será su hermano, Javier, siete años mayor que ella, quien conducirá su carrera. Con él ha cantado desde pequeña, le ha enseñado «todo» lo que sabe de música, asegura. Y con la discreción como base: Javier ha desestimado amablemente participar en este reportaje sobre Amaia. Una decisión y una forma de afrontar la situación, que quizá acabe con otra leyenda: ¿Su extra de naturalidad conseguirá neutralizar la dinámica habitual de sobrexplotación de un fenómeno?.