Alberto Chicote: «Me encanta diseñar zapatillas, pero es dificilísimo»

No hay otro chef que sorprenda tanto con sus chaquetas. Famoso por mezclar las recetas tradicionales con la tecnología, su reality Pesadilla en la cocina ha sido toda una revelación televisiva.

Pasar de cocinar para 150 comensales a hacerlo para tres millones (de espectadores, en este caso, con su programa de televisión) ha sido lo más difícil de digerir para el chef Alberto Chicote. Pero el madrileño no es de los que se atragantan con cualquier cosa, por algo cambió el rugby por los fogones. Y una vez con las manos en la masa ha demostrado que entre pucheros también se puede jugar e innovar con la ropa. Aunque solamente se trate de una chaqueta.

A ver, ¿cuántas chaquetas de chef tiene en el armario?


Unas 40, entre las blancas, las...

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Pasar de cocinar para 150 comensales a hacerlo para tres millones (de espectadores, en este caso, con su programa de televisión) ha sido lo más difícil de digerir para el chef Alberto Chicote. Pero el madrileño no es de los que se atragantan con cualquier cosa, por algo cambió el rugby por los fogones. Y una vez con las manos en la masa ha demostrado que entre pucheros también se puede jugar e innovar con la ropa. Aunque solamente se trate de una chaqueta.

A ver, ¿cuántas chaquetas de chef tiene en el armario?

Unas 40, entre las blancas, las de colores y las conmemorativas.

¿Qué le decía la gente al principio cuando entraba en la cocina vestido de colores?

Todas las personas alucinaban. Porque no soy precisamente un modelo: soy regordete, chaparrito y tengo esta cara de pan que Dios me ha dado. Pero mira, yo llevaba 20 años vistiéndome de blanco a diario y estaba harto.

¿De dónde salió la primera?

Tiene su historia: hace años, en lo que todavía era la pasarela Cibeles, nos pidieron a varios cocineros que creásemos un plato como homenaje a cada una de las colecciones que desfilaban. Se sortearon los diseñadores, y a mí me tocó Ágatha Ruiz de la Prada. Preparé para ella una interpretación de la ensalada Caprese. Le gustó mucho y me propuso hacer el camino de vuelta diseñándome una chaqueta.

¿Cómo era?

Como un mosaico mexicano, con pájaros, flores… Y como me encantó, un día llamé a Ágatha y le propuse que me diseñase más, porque era lo que quería usar.

¿Su preferida?

Esa, por motivos sentimentales, y el modelo que me diseñó para presentar las campanadas de Fin de Año. Aunque esa chaqueta no podré utilizarla en la cocina porque es de terciopelo.

¿Qué se pone cuando se quita la chaqueta?

Me paso cocinando 14 horas al día y seis durmiendo… así que aprovecho las cuatro restantes para ir de paisano. Llevo camisa, vaqueros o chinos y zapatillas de deporte.

¿Qué es lo que mejor le sienta?

Mi mujer dice que una camisa azul grisáceo de Hugo Boss, y me fío. Como yo tengo poquísimo criterio, siempre hago caso a los consejos de las personas que saben.

¿Le gusta ir de compras?

Moderadamente. Sé lo que quiero; y cuando lo encuentro, lo compro y me voy. Desde luego, jamás me he pasado un día entero de tiendas.

¿Compra cuando va de viaje?

Sí, porque me encantan los mercadillos. En Londres y Nueva York siempre encuentro cosas chulas. Y hace meses, en la isla escocesa de Skye, compré una especie de casaca hecha de lona, como de marinero.

Lo más preciado que hay en su armario…

Alguna camiseta de rugby. Cuando jugaba no podía permitirme comprar buenas equipaciones, y ahora me doy el gusto.

¿Y lo más bonito?

Unas zapatillas Adidas de muchos colores que compré en el año 2006 y que me pongo poquísimo para que no se gasten, porque ya no las fabrican. Me he diseñado yo mismo unas parecidas desde la web de Nike. Me encanta diseñar zapatillas, aunque he descubierto que es dificilísimo.

Nunca llevaría…

Un jersey atado al cuello.

Lo más raro que se ha puesto.

Un kilt escocés. Cada año quedo con un grupo de amigos para ver el torneo de rugby de las Seis Naciones y vamos con la falda de cuadros y calcetines con borla.