De Beyoncé a Kim Kardashian o Bella Hadid: el inesperado regreso del tanga que se enseña
Reviviendo aquellos días en los que Tom Ford para Gucci convirtió el tanga de ‘strass’ en el complemento más deseado e infinitas ‘celebrities’ mostraron el suyo. ¿La última? Bella Hadid en la campaña otoño-invierno de Balenciaga.
Bella Hadid se ha convertido por primera vez en imagen de Balenciaga. Concretamente, la modelo de 25 años es una de las protagonistas de la campaña para el próximo otoño de la casa propiedad del grupo Kering. La firma capitaneada por Demna (Gvasalia, el georgiano capaz de dictar el rumbo de toda una industria) quiere potenciar su línea de ropa interior y por eso la convierte en estrella de las imágenes. En la última tanda, publicadas en la tarde del martes, destaca una de las fotografías de Hadid sentada sobre sus rodillas, de espaldas. La maniquí lleva colgado al hombro el bolso Crush Bag (la...
Bella Hadid se ha convertido por primera vez en imagen de Balenciaga. Concretamente, la modelo de 25 años es una de las protagonistas de la campaña para el próximo otoño de la casa propiedad del grupo Kering. La firma capitaneada por Demna (Gvasalia, el georgiano capaz de dictar el rumbo de toda una industria) quiere potenciar su línea de ropa interior y por eso la convierte en estrella de las imágenes. En la última tanda, publicadas en la tarde del martes, destaca una de las fotografías de Hadid sentada sobre sus rodillas, de espaldas. La maniquí lleva colgado al hombro el bolso Crush Bag (la versión acolchada del Hourglass) la última gran apuesta de la enseña para vencer en el lucrativo terreno de los complementos. Pero lo que llama la atención de la instantánea, obra de la fotógrafa Nadia Lee Cohen, es el tanga de algodón negro que luce Hadid. Una estampa más que ratifica el regreso de esa tendencia dosmilera que consistía en presumir de esta prenda de ropa interior.
Hadid en la campaña de Balenciaga no es la única ni la primera, porque muchas han sido las celebridades que se han apuntado al revival en los últimos tiempos, con un goteo constante de tangas a la vista: Kim Kardashian, Beyoncé, Dua Lipa o Alexa Demi (conocida por su papel en Euphoria) son algunas. Si el pantalón de tiro bajo se empeña en volver, el chándal de terciopelo es la prenda estrella para estos meses de reclusión y plantarse el pantalón sobre un vestido ya es una realidad, era cuestión de tiempo que las tiras del tanga volvieran a asomar. Ya se sabe que la moda siempre mira dos décadas atrás y su último capricho aboga por revivir aquellos días en los que agacharse dejando a la vista sin querer –o queriendo– el triángulo posterior del tanga era lo más rompedor y sensual, además de un gesto de dudoso gusto. Parte de la culpa la tuvo, cómo no, Paris Hilton, que viralizó antes si quiera de que existiera Twitter o Instagram una imagen en la que dejaba asomar un minúsculo tanga de flores rosas por encima de un vaquero con cinturón de Louis Vuitton.
Muchas más serían las que se sumarían después a un acto a medio camino entre el descuido (sí, es cierto que los pantalones del momento tenían un tiro realmente bajo) y lo intencionado que se convirtió en tendencia. Halle Berry en los MTV con un diseño con tiras que simulaban las propias de esta prenda interior, Christina Aguilera haciendo lo propio o Cher y Rose McGowan luciéndolo con las nalgas al aire marcaron una época. También lo hizo Gillian Anderson en la fiesta posterior a los Oscar organizada por la revista Vanity Fair en 2001. El pronunciado escote en la espalda de su vestido de Eduardo Lucero dejaba a la vista un tanga negro en el que incluso se transparentaba la etiqueta. Ya en nuestra década son Beyoncé –vestida por Christopher John Rogers– o Kim Kardashian las que siguen su estela posando con idénticas combinaciones para el Vogue británico o la campaña de Givenchy, respectivamente.
Sobre la pasarela también se han dejado caer intentos por recuperar la imagen de las tiras del tanga sobresaliendo por encima de la cinturilla del pantalón. Bella Hadid así lo lucía para Versace hace un par de años, reinterpretando la ocurrencia después en su cuenta de Instagram. Creó adeptas, porque solo unas semanas después Dua Lipa se dejó ver por las calles de Nueva York con su particular uniforme de la normalidad de 2020: mascarilla, sudadera al hombro, vaquero de tiro bajo y cintas con encaje asomando estratégicamente. Nada que no hiciera a finales de los noventa Tom Ford para Gucci. El que por aquel entonces era director creativo de la etiqueta italiana convirtió el tanga –en su caso con doble logo de strass– en un complemento más, un elemento sexy hecho para dejarse ver de manera tan sutil como sugerente bajo pantalones y faldas tubo de cintura baja.
Si bien hace algunos años firmas como Versace, Vaquera, Rihanna para Fenty o el propio Tom Ford ya se atrevieron a recuperar el gesto en sus desfiles (algunos en versión explícita como Donatella, otros a través de un body que dejaba ver la cadera y el costado creando un efecto similar y actualizado) y Jennifer Lopez subió la apuesta enseñando el suyo en todo su esplendor en 2018, ahora el tanga visible es una plaga. Además de los ejemplos citados, la actriz Alexa Demie (Euphoria) lució un modelo con cristales Swarovski de la firma Akna sobre la alfombra roja, como ya había hecho Hailey Bieber vestida por Alexander Wang en la gala Met dedicada a Rei Kawakubo. Además de la propuesta de Demna en Balenciaga, también se han rendido a la prenda de lencería otros creadores influyentes como Matthew Williams en Givenchy, la diseñadora Supriya Lele o la firma Aya Muse.
Siguiendo los dictados de las expertas –aka Beyoncé, Kim Kardashian o Alexa Demie– la clave para copiar sus looks pasa por elegir ropa interior muy escueta y muy llamativa. Nada de tangas en colores neutros: el rojo y aquellos que incluyen pedrería son las opciones ganadoras. Probablemente la microtendencia no tenga recorrido más allá de las escasas alfombras rojas de los próximos meses (el debate sobre la hipersexualización femenina también está ahí), pero no subestimen el poder del tanga. Quizá sobresalga por encima del chándal de terciopelo en más de un estilismo el próximo otoño.