¿Elegantes o extravagantes?

El glamour brilla por su ausencia en los MTV. Aquí la consigna es llamar la atención cueste lo que cueste.

Si a una estrella la invitan a los Oscars a buen seguro buscará un Dior Haute Couture o un Versace de ensueño para poderse colar entre las más elegantes de la gala. En caso de que la fiesta sea de MTV la consigna es llamar la atención. Tanto da si se es el claro favorito a acaparar premios como si solo se va en calidad de estrella invitada. “MTV siempre ha sido un referente en música y moda, tanto para lo bueno como para lo malo. Unos premios de esta envergadura son la ocasión ideal para destacar. No solo para las estrellas, también son muchos los estilistas que se pelean po...

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Si a una estrella la invitan a los Oscars a buen seguro buscará un Dior Haute Couture o un Versace de ensueño para poderse colar entre las más elegantes de la gala. En caso de que la fiesta sea de MTV la consigna es llamar la atención. Tanto da si se es el claro favorito a acaparar premios como si solo se va en calidad de estrella invitada. “MTV siempre ha sido un referente en música y moda, tanto para lo bueno como para lo malo. Unos premios de esta envergadura son la ocasión ideal para destacar. No solo para las estrellas, también son muchos los estilistas que se pelean por vestir a alguien famoso”, comenta Raffaele Annecchino, director general de Viacom International Networks. Sobre todo si el famoso se presta a servir de percha a una indumentaria memorable. “Por ejemplo recuerdo el vestido de jamón ibérico de Eva Longoria en los premios MTV Europeos de Madrid”. Un guiño divertido con el que la protagonista de Mujeres Desesperadas a su vez parodiaba al de Lady Gaga en los MTV Video Music Awards 2010.

James Hanley, editor de la revista Audience, cree que “ir estrafalario es una manera de convertirte en el foco de atención, sobre todo si no eres un artista muy conocido. Cuantas más fotos te hagan en más periódicos saldrás al día siguiente. La técnica no es nueva: Liz Hurley en su día se hizo más famosa por sus escotes que por sus cualidades como actriz o modelo”.

En la era del 2.0 antes de que una gala empiece Internet arde con todo tipo de comentarios sobre los estilismos de las invitadas. Tina Hart, de Music Week, entiende que “este tipo de ceremonias tienen siempre dos partes: la primera, la de la alfombra roja, es específicamente de moda. Nada más entrar Heidi Klum con ese Versace espectacular los comentarios han volado por las redes sociales casi tanto como las transparencias de Taylor Swift. La alfombra roja es la historia previa a la historia”.

Y no es que no se vean vestidos largos que bien podrían hacerse hueco en los Oscars, como el Marchesa de Katy Perry en 2009 con escote de encaje asimétrico o el Lanvin rojo con el que en la pasada edición Beyoncé confirmaba su evidente embarazo. Pero lo habitual, aunque sean de diseñador, es optar lo más llamativo. En la edición de Madrid Kate Perry se atrevía con un minivestido camisero en rojo brillante firmado por Jeremy Scott. En otras galas Leona Lewis se ha dejado ver con un vestido negro con corpiño de charol y falda de tul con vuelo de Vivienne Westwood, Shakira con un minivestido vintage plateado de Versace, Milley Cirus con un D&G blanco de volantes con un gran lazo negro y Selena Gomez con un inenarrable look gótico de Julien Macdonald. “Llevar tal o cual vestido es siempre una estrategia muy bien planeada tras la que hay siempre un gran equipo. No se ponen lo primero que encuentran, se han probado muchos vestidos antes y van a llevar el que más vaya a salir en revistas”, explica Hart. Es los Oscars es capital entrar en las quinielas de las mejor vestidas porque, apunta la fotógrafa Sarah Ungan de Les Mads “allí una actriz está por una película detrás de la que está una productora. En los MTV las cantantes se representan a ellas mismas por eso son más libres a la hora de expresarse”.

Ante esta profusión de estilos, vestidos de diseñador y estilismos imposibles no es de extrañar que la reacción de los protagonistas de Gandía Shore al enterarse de que los invitaban a acudir a los MTV European Awards fuera a la vez de emoción y preocupación por qué ponerse. De entrada, llevaban la lección aprendida: cuanto más extravagante, más posibilidades de ver su foto hoy en la prensa. Un salto directo a la fama porque desde la irrupción del videoclip y de las cadenas musicales con MTV a la cabeza las normas estéticas de la música cambiaron para siempre. Ahora lo escandaloso, hortera, llamativo o descerebrado siempre suele funcionar. “Por lo general ya no hay buen gusto”, sentencia el periodista musical Igor López. “Lo había en la época de los Beattles o los Rolling Stones pero ahora ya no son creadores de tendencias. Son estrafalarios para la foto”. Lo cierto es que algunos de esos aciertos estrafalarios se convierten en tendencia por una breve temporada. Así sucedió con el tupé y el eyeliner exagerado de Amy Winehouse, bendecidos en su día por el mismísimo Karl Lagerfeld y copiado hasta por Adriana Lima para Vogue Paris o Megan Fox para Guess. “¿Buen gusto Amy Winehouse? ¡Para nada! Y Katy Perry si nos ponemos, tampoco. La única que se salva de todo ese horror es Adele”. Para Hart la delgada línea que separa el buen gusto de lo ordinario no es el vestido en sí sino “si tienes un cuerpo perfecto para defenderlo. Hoy he visto algunos looks tremendos en la alfombra roja”.

Por supuesto, en el firmamento de MTV igual que en el ejército hay grados. Y los de Gandía Shore están en el escalafón más bajo. La meta de los Gandia Shore en esta gala era, en palabras de Raffeele, “el encuentro con los chicos de Geordie Shore”. Para asegurarse un look imponente en la alfombra roja han contado con la ayuda del estilista Oscar Guimares que, sin embargo, no viaja con ellos para ayudarles con cremalleras rebeldes o bajos descosidos en el último minuto. La elección de vestidos y fitting se llevó a cabo hace unos días en las oficinas de MTV. Había que elegir los vestidos para la gala pero también otros looks para sus salidas por Frankfurt todo el fin de semana. Minivestidos y taconazos para todas, desafiando a los nueve grados con lluvia del tiempo alemán y el adoquinado municipal. A la hora de elegir, ellos fueron rápidos. Cuentan que a ellas les llevó más tiempo y que la elección no estuvo exenta de malos rollos por aquello de querer destacar una más que las otras. “Nos trajo un montón de ropa de buenas marcas como Mango, Blanco o Bershka aunque hubo algunas marcas que se negaron a prestar ropa para nosotras”, señala Gata. La gestión del estilista ha evitado despropósitos estilísticos mayores. “Yo hubiera querido venir con un traje blanco con camisa roja. Lo vi hace poco en una boda y me pareció lo más”, concluye Clavelito.

Rita Ora con un Marchesa un tanto recargado.

Getty

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