El nuevo éxito literario lo escribe una chica aislada en el Ártico

Con ‘The Sunlit Night’, Rebecca Dinerstein, de 21 años ha revolucionado el mundo editorial. Es la prueba de que las mujeres alcanzan el éxito con temáticas que antes se creían de hombres.

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A los 21 años Rebecca Dinerstein dejó su Nueva York natal y se marchó a Lofoten, un archipiélago noruego en pleno Ártico. Durante un año vivió en una colonia de artistas que antes había ejercido de psiquiátrico, con las pertenencias que le cabían en una maleta y el dinero que recibía de una beca universitaria. Al principio convivió con otro residente, el pintor noruego Alf Salo. Gracias a él aprendió sus primeras palabras en noruego y las costumbres de la zona. Pero en invierno simplemente desapareció. Dinerstein supo luego que ...

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A los 21 años Rebecca Dinerstein dejó su Nueva York natal y se marchó a Lofoten, un archipiélago noruego en pleno Ártico. Durante un año vivió en una colonia de artistas que antes había ejercido de psiquiátrico, con las pertenencias que le cabían en una maleta y el dinero que recibía de una beca universitaria. Al principio convivió con otro residente, el pintor noruego Alf Salo. Gracias a él aprendió sus primeras palabras en noruego y las costumbres de la zona. Pero en invierno simplemente desapareció. Dinerstein supo luego que había fallecido. La estadounidense se quedó completamente sola en el edificio, confinada en una isla cubierta por la nieve.

Mientras los chicos de su edad se emborrachaban, salían de noche o empleaban su tiempo en buscar trabajo ella escribía poesía y miraba las gloriosas puestas de sol de la ventana. La única decisión que tenía que tomar era elegir la variedad de queso marrón típicamente noruego que iba a comer. Alejada de la estimulación de la Gran Manzana la autora encontró la quietud y la calma.

Cuando terminó su estancia en la residencia, Dinerstein publicó un libro de poemas en inglés y noruego y vivió en Oslo durante tres años. Terminó volviendo a Nueva York para cursar un master y allí se propuso escribir una novela basada en su año en soledad. Imaginó la historia de dos personajes que se encuentran en esa esquina remota de Noruega: una joven con el corazón roto y un descendiente de inmigrantes rusos que quiere enterrar allí a su padre. La tituló The Sunlit Night (La noche luminosa), en referencia a los veranos árticos en las que apenas se pone el sol. Su debut ha sido un éxito. El novelista Jonathan Safran Foer la describe como “lírica como un poema y con la riqueza psicológica de un thriller”. Ha sido comparada con la película Frances Ha y con Todo está iluminado de Safran Foer. Su editora británica en Bloomsbury asegura que nunca ha leído un debut literario tan temperado y bien enfocado. Las editoriales se rifaron el manuscrito, que se publica esta semana en varios países.

El interés que el libro ha despertado en los círculos editoriales no puede entenderse sin uno de los éxitos literarios de 2012 Salvaje, de Cheryl Strayed, una biografía que relata los dos meses que la autora pasó sola recorriendo a pie los espacios naturales que van de California a Canadá. La historia fue posteriormente llevada a la gran pantalla por Reese Witherspoon. Tras la muerte de su madre, divorcio y escarceos la heroína, Strayed retoma el control de su vida enfrentándose en soledad a los elementos, una temática que hasta hace bien poco parecía patrimonio de los hombres.

La literatura femenina con éxito comercial ya no se restringe al espacio doméstico, o al ámbito de la intimidad, algo que los críticos más carcas no asimilan. Rachel Kushner prendió el debate el año pasado con su ambiciosa novela Los lanzallamas. En ella, cuenta la historia de Reno, una artista que recorre el desierto de Nevada en moto y que se ve envuelta en los movimientos políticos radicales de la Italia de los años 70. Algunos críticos se preguntaron si los temas (velocidad, aventura, violencia política) inusuales entre las autoras eran parte de la razón por la que la novela había tenido tan buena acogida. O si una mujer pueda escribir eso que se conoce como gran novela americana, y un personaje femenino puede protagonizarla. Un artículo de la web Salon, que describe la obra de Kushner como "la novela que asusta a los críticos masculinos", da en el clavo. Como dice en uno de sus párrafos: “A los hombres se les permite representar a una identidad nacional o a la propia humanidad. Pero las mujeres sólo pueden representar a su género”.

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