El «corazón roto» de Rose McGowan y otras reacciones al caso de Asia Argento
Tras conocerse que la actriz podría haber abusado sexualmente de un menor, algunas voces del movimiento #metoo han dado su opinión en redes reclamando que esto no se use para desacreditar la causa, sino para seguir denunciando los casos.
El domingo por la noche The New York Times hacía pública la noticia. La actriz y directora Asia Argento, una de las principales voces del #MeToo que contribuía con su testimonio de denuncia por violación a Harvey Weinstein a romper el silencio sobre los casos de abusos sexual dentro y fuera de Hollywood, habría llegado a un acuerdo legal por la cantidad de 380.000 dólares con el actor Jimmy Bennet para evitar ser denunciada por abuso sexual. Los hechos, s...
El domingo por la noche The New York Times hacía pública la noticia. La actriz y directora Asia Argento, una de las principales voces del #MeToo que contribuía con su testimonio de denuncia por violación a Harvey Weinstein a romper el silencio sobre los casos de abusos sexual dentro y fuera de Hollywood, habría llegado a un acuerdo legal por la cantidad de 380.000 dólares con el actor Jimmy Bennet para evitar ser denunciada por abuso sexual. Los hechos, según reporta la publicación, habrían tenido lugar en 2013, nueve años después de haberse conocido en el rodaje de El corazón es mentiroso, en la que interpretaban a madre e hijo. Habría sido en un hotel de Marina del Rey (California), cuando el actor tenía 17 años y ella 37 (la edad para el consentimiento sexual en ese estado es de 18 años). La notificación de intención de demanda se efectuaba el pasado noviembre, un mes después de que la artista contara su testimonio contra Weinstein en The New Yorker y argumentando el mal que causaba a Bennett revivir el episodio con la constante presencia de Argento en los medios desde entonces. Entre las pruebas que el medio dice haber recibido de manera anónima y encriptada, fotografías de ambos en la cama ese mismo día, parte del acuerdo entre los abogados y, posteriormente, el testimonio de tres fuentes familiares a los hechos que lo confirman.
El caso de Argento ha pillado por sorpresa. Además de su denuncia en el reportaje que valió un Pulitzer a Ronan Farrow, la actriz también había pronunciado un potente discurso contra Weinstein en la última edición del Festival de Cannes y su pareja, Anthony Bourdain, que se quitaba la vida el pasado mes de junio, había aplaudido públicamente su valentía denunciando en varias ocasiones. El destape de sus supuestos abusos coincide en el tiempo con otra controversia de carácter similar. La de la profesora feminista de Filosofía de la Universidad de Nueva York, Avital Ronell, denunciada por abusos por una alumno que, aunque ha sido absuelta, acata la prohibición de dar clases durante un año. La respuesta para Asia Argento ha sido más mediática, convirtiéndose en trending topic durante horas y ha venido, entre otras, por parte de las que hasta ahora habían sido compañeras y aliadas feministas como Rose McGowan, Tarana Burke o la periodista Jodi Kantor.
Sobre no desacreditar el #MeToo y al movimiento feminista
Los comentarios de haters y detractores de la causa feminista no han tardado en llegar. Mark Harris, periodista de The New York Times, recopilaba en un tuit todo «lo malo» que había leído en la red social hasta el momento: ‘Vamos, un chaval de 17 años mataría por…’, ‘esto va a destruir todo el movimiento (#MeToo)’, ‘¿VEIS?’ (desacreditando también la validez del testimonio de Asia contra Weinstein) o los ‘ella nunca me gustó’. Otras usuarias, como Clara Motinel, han apuntado a la idea que también recoge el medio feminista The Cut en este artículo: «Atentas a quienes utilicen este nuevo caso de violencia como arma arrojadiza contra el movimiento #MeToo o el feminista en general. Son el enemigo».
Sobre la importancia de escuchar a las víctimas y denunciar los abusos de poder
Tarana Burke, la activista que acuñó el término ‘me too‘, escribía un hilo: «He dicho repetidamente que el movimiento #MeToo es para todos nosotros, incluyendo a estos valientes jóvenes que ahora están saliendo (…) La violencia sexual va de poder y privilegio. Eso no cambia si el perpetrador es tu actriz favorita, activista o profesora de cualquier género (…) Mi esperanza es que nos preparamos para algunas conversaciones duras sobre el poder y la humanidad, y el privilegio y el daño. Esta cuestión es menos sobre el crimen y el castigo y más sobre el daño y la reducción de estos». Y llamaba a asumir «la realidad de que no hay una sola forma de ser un perpetrador y no hay superviviente modelo» y a que «todos tenemos que ser responsables de nuestro comportamiento individual».
La decepción de Rose McGowan
Juntas en el movimiento Time’s Up y en actos como la marcha de mujeres del 8 de marzo en Roma, la alianza McGowan-Argento ha sonado fuerte durante los últimos meses. Incluso tras el suicidio de Anthony Boourdain, la italiana pedía a su compañera que escribiera en su nombre una carta alegato a favor de la visibilidad de las enfermedades mentales, y así lo hizo McGowan. Ahora, la actriz se ha pronunciado con dos tuits en los que muestra su decepción pero también deja el beneficio de la duda: «Conocí a Asia Argento hace diez meses. Nuestro unión se debe al dolor compartido por haber sido agredidas por Harvey Weinstein. Mi corazón está roto. Continuaré mi trabajo en nombre de las víctimas de todo el mundo«. «Ninguno de nosotros sabe la verdad de la situación y estoy seguro de se revelará más información. Sed amables».
La rendición de cuentas
Jodi Kantor, que destapaba junto a Meghan Twohey el caso Weinstein para The New York Times, ambas también premiadas con un Pulitzer, ha sido contundente al respecto: «Hasta el momento, Asia Argento se ha negado a comentar estas afirmaciones (como ya se especifica en el artículo). Todavía espero que hable. La gente va a querer escuchar lo que tiene que decir y cómo encaja esto con sus otras declaraciones sobre el #MeToo«.
Sobre la necesidad de hablar de los ciclos de abuso
La editora de género del mismo medio, Jessica Bennett, iba un paso más allá poniendo una nueva conversación sobre la mesa, escribía: «No sé qué decir sobre esto aparte de que es terrible, y una buena oportunidad para hablar de los ciclos de abuso».