El coral, un lujo con alternativas sostenibles
Joyeros (y clientes) reivindican los diseños realizados en coral artificial o reciclado. La industria que más importancia da a las materias primas también quiere que estas sean sostenibles.
La última convención anual del Foro Mundial para la Naturaleza, celebrada el pasado mes de marzo en Australia, estuvo dedicada a la protección de los arrecifes: la Gran Barrera de Coral del país ya ha perdido la mitad de su extensión y podría ser irrecuperable. El cambio climático es el principal causante, pero la extracción para uso comercial no se queda atrás. Según un estudio realizado por la ONG Defenders of the Wildlife, cada año se recolectan entre 30.000 y 50.000 kilos de coral rojo y negro, los más utilizados en joyería y decoración.
En 2002, Tiffany & Co. no solo dejó d...
La última convención anual del Foro Mundial para la Naturaleza, celebrada el pasado mes de marzo en Australia, estuvo dedicada a la protección de los arrecifes: la Gran Barrera de Coral del país ya ha perdido la mitad de su extensión y podría ser irrecuperable. El cambio climático es el principal causante, pero la extracción para uso comercial no se queda atrás. Según un estudio realizado por la ONG Defenders of the Wildlife, cada año se recolectan entre 30.000 y 50.000 kilos de coral rojo y negro, los más utilizados en joyería y decoración.
En 2002, Tiffany & Co. no solo dejó de comercializarlo, sino que también puso en marcha una serie de reivindicaciones para regular su comercio en Estados Unidos. Junto a la organización Sea Web, que vela por la preservación del fondo marino, en 2007 lanzó Too Precious to Wear («demasiado preciado para llevarlo», en español), una campaña que promueve el uso de coral falso –hecho de resina o plástico– como alternativa al natural. Siete años después, las firmas de moda y joyería que se han sumado a este proyecto se cuentan por decenas, con nombres como Yigal Azrouël, Stephen Webster o Ileana Makri –una de las más cotizadas en templos de las compras online como Net-a-porter– entre ellos.
Agosto de 1952. Collar de Schiaparelli inspirado en el coral
Cordon Press
«Gracias a organizaciones como esta, el público tiene mucha más información sobre los daños que puede causar la joyería fabricada con coral», afirma Natalie Frigo, una de las creadoras afiliadas a la iniciativa. «Y aunque queda mucho por hacer, la demanda está bajando poco a poco», añade. «Han aumentado las ventas de piezas fabricadas en falso coral. El consumidor está, por fin, buscando alternativas», asegura Simon Cardwell, diseñador de la marca Cheeky Monkey.
Tesoros sostenibles. Son muchas las firmas que empiezan a reivindicar la joyería sostenible; de los diamantes extraídos de forma justa y regulada a las perlas criadas artificialmente. «En este negocio siguen importando los materiales preciosos, pero ahora hay un amplio sector que comienza a dar más importancia al diseño y a la sostenibilidad», sentencia Cardwell. El plástico, la resina, el cristal y el metal reciclado se postulan como los materiales estrella del futuro. «No se trata solo de buscar materias primas artificiales, sino de conseguir alternativas», apunta la joyera Sarah Garrison, que fabrica sus piezas con piedras vintage o fósiles. «Y, por supuesto, de informar al público sobre los perjuicios que acarrea el uso del coral», matiza. Una tarea que están logrando con éxito: desde el año 2000, las importaciones en Estados Unidos, su principal comprador, han caído una media del 9% anual, según datos de la Universidad de Boston.
Junto al lapislázuli y el ónix, el coral fue uno de los materiales más populares en los años 60 y 70. Hoy, las firmas abogan, cada vez más, por el falso coral.
Sotheby’s
Desfile Alexander McQeen pv 2012
Giovanni Giannoni / WWD
Desfile de pv 2014 de Tory Burch
Giovanni Giannoni / WWD