El arte de enmarcar arte

El mundo de las molduras no tiene por qué ser ni feo, ni aburrido, ni hortera, ni aparatoso, ni caro dependiendo de las necesidades.

Instagram/ @framesandco

Hablamos mucho de comprar arte pero, ¿y luego, qué hacer con ello? Vamos por la calle, vemos establecimientos de marcos y molduras sin alma, no nos despierta interés entrar en ninguno, y la desidia nos hace tener la obra sin enmarcar en casa meses y meses. Pero el mundo de las molduras no tiene por qué ser ni feo, ni aburrido, ni hortera, ni aparatoso, ni caro dependiendo de las necesidades. Existen verdaderos profesionales que se dedican a pensar en la obra y en los requisitos de conservación que presenta dependiendo de su naturaleza. Porque, no lo olvidemos, además de decorar el marco de una...

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Hablamos mucho de comprar arte pero, ¿y luego, qué hacer con ello? Vamos por la calle, vemos establecimientos de marcos y molduras sin alma, no nos despierta interés entrar en ninguno, y la desidia nos hace tener la obra sin enmarcar en casa meses y meses. Pero el mundo de las molduras no tiene por qué ser ni feo, ni aburrido, ni hortera, ni aparatoso, ni caro dependiendo de las necesidades. Existen verdaderos profesionales que se dedican a pensar en la obra y en los requisitos de conservación que presenta dependiendo de su naturaleza. Porque, no lo olvidemos, además de decorar el marco de una obra ayuda a conservarla en las condiciones óptimas.

Es el caso de Heredero de Crispín, un estudio de enmarcación y restauración de obras de arte situado en Madrid dirigido por Juan Carlos Fernández. Uno de esos lugares donde te ayudan y asesoran de verdad. “Tras varios años en este mundo necesitaba dar rienda suelta a mis intereses y curiosidades en el mundo del marco, sobre todo en el desarrollo y recuperación de técnicas antiguas. Siempre es bueno echar la vista atrás, hay mucho que revisitar y reinterpretar”. Así, en Hererdero de Crispín han recuperado la técnica de la enmarcación con papel, surgida en el Siglo XIX asociada al mundo de la fotografía, y que posteriormente en España se usó mucho a principios del Siglo XX y en la posguerra por su economía. Según relata Fernández, para la conservación de obras artísticas en papel es muy importante el uso de materiales adecuados: passepartouts de conservación o de calidad museo, adhesivos libres de ácido, cristales antirreflejo o museo que filtren las radiaciones ultravioletas tan dañinas para el papel… Lo importante no es el marco en sí mismo sino los materiales utilizados en su montaje.

El cuidado y la preocupación por las obras ha hecho que Heredero de Crispín haya funcionado como la pólvora con el boca a boca. Entre sus clientes, la feria ARCO o el artista Javier Aramburu, quien ha elegido este establecimiento como único punto de venta físico de sus obras recientes. Teresa Iturrioz, agente de Javier Aramburu (y musa), nos cuenta cómo conoció el lugar “estaba buscando tiendas de marcos donde hicieran también trabajos más a medida. En Heredero de Crispín restauran marcos viejos, te hacen enmarcaciones tipo caja que se abre y cierra, o te pueden  construir una urna de cristal a la medida para exponer algo dentro si lo necesitas. Además sus enmarcaciones en papel kraft quedan estupendas para dibujos, grabados, postales… Su tienda es casi un museo de curiosidades y el trabajo de Javier Aramburu encaja perfectamente allí”. Iturrioz apela a la importancia a nivel conservación, por ejemplo para los dibujos a lápiz, que se van deteriorando si no se protegen, y a la importancia a nivel estético. “Incluso cuando eliges no enmarcar”. Y añade que “el marco es tan importante que vale la pena pensarlo un poco antes de lanzarse. Y es buena idea, en según qué cosas, utilizar cristal museo: protege mejor la obra y tiene muchos menos reflejos, con lo que la disfrutas más”.

http://herederocrispin.tumblr.comVía http://herederocrispin.tumblr.com

Los aficionados al arte se encuentran en numerosas ocasiones en esta tesitura. Es el caso de Miguel Marqués, abogado residente en Madrid, que asegura que enmarcar no es lo primero en lo que piensa al adquirir obra y que tiene piezas desde hace años que aún no han llegado a la pared, como si estuvieran esperando su momento, y otras que han llegado pero sin enmarcar. “Me encanta el arte que no necesita marco”, dice. Reconoce que reflexiona al respecto y que le ha influido mucho Esther Ferrer, la artista que en 2015 ganó el premio Velazquez (algo así como el Cervantes del arte). En una edición de Arco pasado precisamente expuso las obras ‘En el marco del arte moderno’ y ‘En el marco del arte postmoderno’, que forman parte de una instalación que requiere de la participación del espectador titulada ‘En el marco del arte’, que también estuvo expuesta en ARTIUM.

Aún así Marqués reconoce que tiene de todo, desde marcos regalados hasta cogidos de la basura o de IKEA. Como muchos de los que estarán leyendo, asegura ser de los que necesitan asesoramiento y consejo, ya que es muy probable llegar a la tienda con una idea y que vista allí no quede bien. De todos modos el de los marcos es un campo abierto a la experimentación: “Compré una caja de láminas de artistas urbanos en Miscelánea, una galería de Barcelona, y unos marcos desmontables para irlas rotando. Pues no han rotado nunca. También compré una caja de madera pintada por E1000 en el Mercado de la Cebada, y como no sentí que pidiera marco la enmarqué con el entorno: la puse en el patio entre las macetas. Como era una obra de un streetartista me pareció buena idea ponerla en su entorno natural, en un marco exterior”.

Precisamente con una exposición del artista urbano E1000 reabrió en 2015 la zaragozana Galería Antonia Puyó. Un espacio que también es MS31 (antiguo Moldurarte), el estudio especializado en marcos con más solera de Zaragoza y conocido en toda España, cuyo dueño y fundador es José Rodrigo Gimeno. En sus 45 años de existencia han sido muchas las obras que han pasado por allí: cuadros de Goya, grabados de la Calcografía Nacional, incluso ultimamente ha recibido un Antonio López. Frecuentemente llegan encargos de Cataluña o País Vasco de profesionales que van específicamente en busca de su maestría. No en vano fue Vicepresidente de la asociacion nacional de enmarcadores y en su día propuso que se hicieran estudios específicos en la materia. “Todo surgió de forma natural: yo era ebanista pero me rodeaba de artistas, pintores, escultores… Conocía el oficio y la técnica, ellos me manifestaban sus necesidades y empecé así”. Su filosofía: que el trabajo efectuado gire en torno a la pieza y no al espacio en el que va a estar expuesto. Entre los elementos que usa para su trabajo, pegamentos al agua para que no sufra el bastidor, o cristales OV, un tipo de vídrio por el que no pasan los rayos ultravioletas. “Es el que llevan las gafas de los astronautas. No hay que olvidar que una obra de arte es única, y no podemos escatimar en la calidad de los materiales. Y ese es precisamente el hándicap de esta profesión”.

Obviamente hay profesiones en las que la conservación es una de las mayores preocupaciones. Es el caso de Ana García Mula, coordinadora general de Photoespaña 2015. Según cuenta, a nivel estético el marco en fotografía no es realmente importante y se suelen elegir los que pasan más desapercibidos para que no destaquen sobre la obra. “Lo que si se tiene en cuenta, por ejemplo, es usar cristal o metacrilato dependiendo de si la obra va a viajar, o dónde se vaya a exponer… Sí es muy importante también que el que el passepartout que se use sea libre de ácido, que el manipulado a la hora de enmarcarlo sea muy meticuloso y pulcro”. Y para ese cometido Daylight es su proveedor.

Además de los mencionados, nunca sobran recomendaciones de sitios donde enmarcar arte. Juan Carlos, de Heredero de Crispín, recomienda otro lugar en Madrid que le parece muy interesante: Museo del Marco, la vuelta al mercado de los desaparecidos Talleres Cano, que han sido los enmarcadores habituales del Prado a lo largo de todo el siglo XX. En Barcelona destaca Frames & Co y sus marcos de cartón y Horacio Pérez Hita con su magnífica colección de marco antiguo. Teresa iturrioz, por su parte, confiesa que siempre lleva todo a Heredero de Crispín, pero que en el caso de la pintura también recurría a la ya cerrada Analcai, donde, según dice “hacían verdaderas obras de arte con tallas a mano que son una maravilla”.

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Una foto publicada por Frames & Co. (@framesandco) el

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