Descubre los collages feministas de Lara Lars (donde las mujeres liberadas y los ovnis conviven)

Esta artista da todo el protagonismo de sus collages a las mujeres florero de mediados del siglo XX convirtiéndolas en auténticas heroínas entre edificios brutalistas, ovnis, e insólitos paisajes retro futuristas.

Comenta entre risas Lara Lars (Vigo, 1986) que cuando en una ocasión le preguntaron de dónde venía su gusto por los ovnis, su respuesta fue rotunda: “Porque soy gallega”. Supone que al nacer y crecer en Vigo, ciudad tan alternativa que tuvo su propia ‘movida’ la primera mitad de los 80, la estética de los flyers de los bares de la calle Churruca ha acabado influyendo en sus collages. Unas composiciones feministas, en las que esta arquitecta gallega afincada en Madrid deja clara su inclinación po...

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Comenta entre risas Lara Lars (Vigo, 1986) que cuando en una ocasión le preguntaron de dónde venía su gusto por los ovnis, su respuesta fue rotunda: “Porque soy gallega”. Supone que al nacer y crecer en Vigo, ciudad tan alternativa que tuvo su propia ‘movida’ la primera mitad de los 80, la estética de los flyers de los bares de la calle Churruca ha acabado influyendo en sus collages. Unas composiciones feministas, en las que esta arquitecta gallega afincada en Madrid deja clara su inclinación por lo retro y por lo vintage, por los edificios brutalistas –grandes, de hormigón– y por los platillos volantes.

Pero ante todo, por ellas. Por las mujeres de los años 50 y 60 del siglo pasado. Aquellas que estuvieron relegadas a un segundo plano en la publicidad (y fuera de ella) frente a sus esposos. Ésas son las protagonistas absolutas de los collages de Lara Lars. Sus figuras emergen cual gigantes entre edificios y montañas, sujetando la luna o paseando con astronautas, sobre fondos en tonos pastel. Ocupando un lugar que durante décadas les fue negado. “Quería darle la vuelta a esas imágenes tan machistas de aquellos anuncios y ponerlas como me gustaría que fueran”, explica. Y lo hizo. Porque quiso, y porque pudo. Llámese sororidad, llámese justicia poética.

Su arte empezó como una broma. Como “un vacile a unos amigos” que tenían una página web con fotos antiguas de Vigo. Allí se encontró una instantánea de la Gran Vía de su ciudad natal y le añadió sus ya característicos ovnis. Lo que pasó tras aparecer la foto en Internet asegura que nunca lo hubiera imaginado: desconocidos reconocieron su trabajo y le escribieron para felicitarla. Fue entonces cuando decidió dar salida en forma de collage a todas las imágenes vintage y retro que atesoraba en carpetas desde hacía tiempo; un pequeño archivo personal que había creado, casi sin querer, gracias a su tendencia “a acumular cosas”.

Lara Lars relata su historia a medio camino entre la modestia y la sorpresa por lo que está viviendo. Primero, dice, creó collages para sí misma, a modo de diario visual. Expresaba a través de ellos sus vivencias o sus sentimientos. Ahora hace lo mismo, pero para el público en general. El boca-oreja al principio y las redes sociales después profesionalizaron, de alguna manera, lo que no era más que un hobby. Hoy tiene 9.000 followers en Facebook y más de 32.000 en Instagram, y sus trabajos se pueden comprar online por un precio medio de 30 euros. “Sé que no está tan claro, pero para mí todos tienen su significado”, afirma la autora. Pues para algo son una suerte de diarios. Y eso que, de un tiempo a esta parte, los collages de Lara Lars tienen mucho de otros. “Porque al final la gente me guía, aunque no lo sepa”, confiesa.

¿Tiene algún favorito? “Los he ido cambiando a lo largo del tiempo”, apunta. De sus primeras obras destaca ‘Dicen que hay gente normal y gente diferente’, un homenaje a la nadadora de principios del siglo XX Annette Kellerman, quien se negó a competir con enaguas y abogaba por el uso bañador ajustado para mujeres y hombres. Una defensa de lo particular en toda regla. “Porque ¿qué es la normalidad?”, se pregunta Lara Lars. Y acto seguido, añade: “La normalidad no existe, porque no todo lo que te dicen que está bien no lo está; solo nos crea prejuicios y complejos”.

Luego, de sus últimos trabajos se queda con ‘Invierno en verano’. Porque sí. Porque le gusta. Porque los collages de Lara Lars “tienes que verlos para decidir si te gustan”. Son totalmente subjetivos a los ojos de cada uno. “Hago lo que me sale; algunos no me atraen tanto y de otros pienso que son preciosos”, sostiene. Aunque su condición de arquitecta, apunta, le ha sido de gran ayuda a la hora de crear, “de darle sentido a la composición”.

Sea como fuere, desde que empezó esta aventura hace aproximadamente cinco años, Lara Lars ha expuesto sus obras en espacios de Barcelona, Santiago, Pontevedra, Madrid y Sevilla, y ha creado portadas para editoriales como Anagrama o Seix Barral, además de otros trabajos por encargo para diferentes revistas. Todo ello compaginado con sus encargos como arquitecta. Pero llegado este punto, se ve en la situación de decidir. De tomar un camino u otro. “Lo estoy pensando, que me propongan o proponer yo, y creo que quiero proponer yo”, concluye.

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