¿De qué sirve ganar un Goya?
Analizamos cómo afecta ganar el premio a la carrera de un actor o a la recaudación de una película. ¿Es leyenda urbana que sube el caché o que trae mala suerte?
A punto de conocer los vencedores de la XXIX edición de los Goya, el galardón ha probado en los últimos años ser un gran aliado para buena parte de sus ganadores. Más allá del subidón de ego y orgullo inicial al recoger el premio de la Academia de Cine español, en muchos de los casos ha colocado en el mapa a los actores y actrices vencedores y ha supuesto un golpe de efecto para el rendimiento en taquilla de las películas merecedoras de la estatuilla.
Aunque antes de ganar el Goya ya había participado en toda clase de proyectos, fue una cinta independiente como Stockholm con...
A punto de conocer los vencedores de la XXIX edición de los Goya, el galardón ha probado en los últimos años ser un gran aliado para buena parte de sus ganadores. Más allá del subidón de ego y orgullo inicial al recoger el premio de la Academia de Cine español, en muchos de los casos ha colocado en el mapa a los actores y actrices vencedores y ha supuesto un golpe de efecto para el rendimiento en taquilla de las películas merecedoras de la estatuilla.
Aunque antes de ganar el Goya ya había participado en toda clase de proyectos, fue una cinta independiente como Stockholm con la que Javier Pereira se llevó el premio al mejor actor revelación hace un año. Para el madrileño recibirlo se convirtió en una sucesión de “experiencias maravillosas, momentos inolvidables y mucho cariño” y reconoce que es un impulso para una carrera. ¿Ha encontrado en estos meses algún aspecto negativo o contraproducente? “Solo me ha traído cosas buenas. Las leyendas de la subida del caché o del gafe del Goya revelación se quedan en eso, en meras anécdotas y leyendas. Currar en esta profesión depende de muchas cosas, de los proyectos que haya en el momento, de los perfiles de los personajes, de si gustas al que escoge… Cosas que no tienen nada que ver con si ganaste el Goya o no”, responde a S Moda Pereira.
Javier Pereira con su Goya en 2014.
Cordon Press
Hasta ahora Marian Álvarez, que el año pasado se convirtió en mejor actriz principal por La herida, brillaba más a menudo en televisión (La fuga, Motivos personales, Hospital Central…) que en el cine, donde en apenas unos meses ya es un valor seguro. En diciembre competía con Marion Cotillard y Charlotte Gainsbourg como mejor actriz en los Premios del Cine Europeo y para este 2015 cuenta con tres películas pendientes de estreno: Cien años de perdón, junto a Luis Tosar y Raúl Arévalo; Felices 140, junto a Maribel Verdú y Eduard Fernández; y Lobos sucios. Álvarez admite que, en parte, así es como se ha hecho más visible para productores y directores que antes no conocían su trabajo. La actriz ya había sido galardonada en prestigiosos festivales como el de Locarno (Suiza) en 2007 y en 2013 la Concha de Oro en el de San Sebastián. Bajo su experiencia, el Goya cuenta con más relevancia que otros premios. “Al fin y al cabo son los Oscar de aquí y creo que está bien que se les den el valor que merecen”, nos cuenta la actriz. Pero eso le sirve para dar un toque de atención, ya que admite que fue su triunfo en San Sebastián la verdadera antesala para llevarse el cabezón. “También se le debería dar importancia a otros galardones que ganan muchos de nuestros cineastas en festivales importantísimos (Locarno, Mar del Plata, Sevilla…) y que casi ni nos enteramos en España”, apunta la intérprete, quien acaba de abandonar la agencia de representación Kuranda para recalar en Garay Talents, junto a otros de los grandes nombres de la industria como Daniel Brühl, Asier Etxeandía o Álex González.
Precisamente para Maribel Verdú supuso un gran cambio participar en El laberinto del fauno de Guillermo del Toro, película que devolvió a la actriz a primera línea tras pasar varios años sin que el teléfono sonara, aseguraba ella misma por aquel entonces. Con ese trabajo logró una candidatura a la estatuilla en 2007, pero fue su Goya un año después como protagonista de Siete mesas de billar francés de Gracia Querejeta la que recordó que, además, era una actriz “premiable”. Desde entonces ha estado compitiendo por el galardón de la Academia en las categorías de intérprete femenina principal o secundaria casi todos los años. A lo Meryl Streep. En este tiempo también ha merecido un premio José María Forqué, un Circulo de Escritores, uno de la Unión de Actores, el Nacional de Cinematografía, distinciones que no había logrado antes, y un nuevo Goya.
Marian Álvarez recogiendo Goya.
Cordon Press
En el caso de nuestros actores internacionales, Javier Bardem y Penélope Cruz, recoger el cabezón a pares fue una antesala de su posterior triunfo en los Oscar. Y para Candela Peña el momento de gloria de recoger el premio como intérprete femenina de reparto por su trabajo en Una pistola en cada mano en 2013 le sirvió para pedir trabajo, tras tres años sin hacerlo, aseguraba, y denunciar el estado de la Sanidad Pública, lo que generó un intenso debate durante semanas. En estos dos años posteriores a su discurso, la barcelonesa ha participado en otras seis películas. En una reciente entrevista a S Moda confirmaba que ese momento le abrió las puertas del cine francés e italiano.
Antonio Rubial, director de la agencia de representación de artistas A6 Cinema, es algo más escéptico en cuanto a la inmediata causa-efecto del Goya con respecto a un mayor número de ofertas laborales, aunque considera que “todo suma”. En su opinión, la visibilidad de subir al atril y el interés inmediato que genera el actor o actriz en los medios “puede ayudar a que las agencias de publicidad o las marcas piensen en actores para campañas. Pero sólo un premio no es suficiente. Hay que trabajar mucho y muy duro, y para determinadas campañas de publicidad, la imagen cuenta mucho”, afirma. Katrina Bayona, de Kuranda, opina en cambio que al ser “los miembros de la Academia son los profesionales de cine que consideran a los ganadores, son ellos también quienes van a tener en cuenta a los ganadores en el momento de elaborar sus repartos”. Según su experiencia, es más fácil que se abran las puertas del cine y la publicidad para los ganadores.
Marian Álvarez recuerda que “La Herida” se volvió a estrenar en salas gracias a las nominaciones a los Goya. “Es algo de agradecer que el reconocimiento de la Academia nos diera la oportunidad de que el público se acercara a las salas a ver las películas. Que en definitivaes el mejor de los premios”, afirma. Y no sólo ocurrió en su caso. Un factor importante que da valor a nuestros premios locales pasa por la influencia que ejercen en taquilla para aquellos títulos que no son un éxito inmediato. Muchos de ellos cuentan con una segunda vida en la cartelera. La ganadora del año pasado en seis categorías, entre ellas la de Mejor Película, fue Vivir es fácil con los ojos cerrados de David Trueba. Regresó a las salas tras su victoria y recaudó el fin de semana posterior a los premios 333.000 euros, casi un 20 por ciento más que el fin de semana de su estreno original, según datos de Rentrak, la consultora que mide la recaudación en España.
Gracias a los Goya, la cinta protagonizada por Javier Cámara logró cumplir sus expectativas comerciales, algo que no había hecho sin el reconocimiento de la Academia de Cine española. Cuando un pequeña producción como Pa Negre, de Agustí Villaronga, venció en 2011 ya era toda una veterana en la cartelera y todo un “sleeper”, al atraer a las salas a un público mucho más amplio de lo esperado en función de su escaso presupuesto. Su estrategia de proyectarse en una selección muy cuidada de salas de cine había sido exitosa pero aun así el efecto de sus nada menos que 14 candidaturas a los Goya hizo que finalmente la cinta se estrenara ante una audiencia mucho más heterogénea.Tras convertirse en la vencedora en la XXV edición logró doblar su recaudación en taquilla hasta alcanzar cerca de dos millones de euros. Sin olvidar que la cinta que es elegida como la mejor del año en los Goya cuenta con muchas posibilidades de representar a España en la carrera por el Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa, como así le ocurrió a los trabajos de David Trueba y Agustí Villaronga, además de a Blancanieves, Volver y Mar Adentro en la última década. Poco falta para saber los nombres que formarán parte del palmarés en este 2015. Casi seguro su alegría se convertirá en nuevas oportunidades laborales.
Una escena de ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’.
Cordon Press