Por qué el cine mira al espacio: la resurrección del taquillazo de ciencia ficción
‘La Llegada’, ‘Passengers’ y ‘Rogue One’ llegan a la cartelera con el objetivo de protagonizar las galas de premios y revitalizar un género que muchos creían agotado. Estaban equivocados.
“El género de la ciencia ficción está tan muerto como los westerns”. Con esta contundencia se manifestaba, allá por 2007, el cineasta Ridley Scott. El director de Alien y Blade Runner, voz autorizada donde las haya, pensaba que el género estaba en plena decadencia en cuanto a calidad, prestigio y taquilla (el mayor éxito ese año era Click, de Adam Sandler), además de una lacerante falta de originalidad: “Lo hemos visto todo, lo hemos hecho todo”, repetía. Pues bien, pasada casi una década, o las películas del Oeste están viviendo una segunda juventud...
“El género de la ciencia ficción está tan muerto como los westerns”. Con esta contundencia se manifestaba, allá por 2007, el cineasta Ridley Scott. El director de Alien y Blade Runner, voz autorizada donde las haya, pensaba que el género estaba en plena decadencia en cuanto a calidad, prestigio y taquilla (el mayor éxito ese año era Click, de Adam Sandler), además de una lacerante falta de originalidad: “Lo hemos visto todo, lo hemos hecho todo”, repetía. Pues bien, pasada casi una década, o las películas del Oeste están viviendo una segunda juventud (que no) o Scott estaba muy equivocado. En ese lapso de tiempo, filmes de la talla de Moon, Gravity, Interstellar, Prometheus o Marte (estas dos realizadas por el propio director británico) han demostrado que el ser humano sigue quedándose obnubilado cuando alza la cabeza y mira al espacio. También la crítica especializada se ha rendido a un género históricamente considerado menor dotándolo de nominaciones y premios. Una tendencia que se amplifica este cuatrimestre final de año, con varias producciones espaciales entre lo más esperado de la temporada cinematográfica. La ciencia ficción lleva décadas surcando el espacio en busca de estrellas y este año parece haberlas encontrado. Jennifer Lawrence, Chris Pratt y Amy Adams son algunos de los intérpretes que en pleno clímax de popularidad han apostado todo al género. ¿Por qué lo espacial está más de moda que nunca?
“Títulos como Gravity o Interstellar han contribuido a que este tipo de películas estén mejor miradas por la crítica generalista en los últimos años. Al no tratarse solo de productos destinados al público especializado, y alcanzar una mayor repercusión, el género se ha revitalizado”, apunta Antonio Runa, creador del podcast La órbita de Endor, uno de los más escuchados en lengua castellana y de referencia en la materia, al preguntarle por los motivos de esta nueva ola de grandes estrenos. Es verdad que las películas de Alfonso Cuarón y Christopher Nolan marcan un antes y un después. Dos directores de gran prestigio, con experiencia previa en la ciencia ficción (Hijos de los hombres, Origen), y mimados por los críticos a quienes obligaron a disfrutar de un género del que llevaban décadas renegando. Si a la mezcla le añadimos el factor de estrellas como Sandra Bullock, George Clooney, Matthew McConaughey y Jessica Chastain, obtenemos una fórmula difícil de batir. Los resultados hablan por sí solos: Interstellar y Gravity se colaron entre las diez películas más vistas del año en todo el mundo, triunfando la última también en los Oscar con hasta siete estatuillas. Y de aquellas lluvias, vienen estos lodos.
Hace un lustro copaban los cines las películas sobre los últimos días del planeta (2012, After Earth, Bienvenidos al fin del mundo), luego las de los futuros distópicos y postapocalípticos (Los Juegos del Hambre, El corredor del laberinto, Divergente) y ahora, queremos despegar. Además de la ya amortizada Marte, o los regresos de franquicias como Star Wars, Star Trek e Independence Day, los próximos meses vienen cargados de aventuras espaciales. En noviembre aterrizará La llegada, uno de los platos fuertes del Festival de cine de San Sebastián, dirigida por Denis Villeneuve (Prisioneros). Cuenta la historia de una experta lingüista (Amy Adams) contratada por el ejército para averiguar si las múltiples naves alienígenas que acaban de aterrizar en todo el mundo vienen en son de paz, o no. Unas semanas más tarde se estrenará Un espacio entre nosotros, con Asa Butterfield (El juego de Ender) y Gary Oldman, que narra las aventuras del hijo de una astronauta, nacido en el planeta rojo, que llega a la Tierra para encontrar a su padre. Ambos proyectos dan razones suficientes para pensar que la ciencia ficción ha resucitado de sus cenizas. Antonio Runa no lo tiene tan claro: “¿Segunda juventud? No, la ciencia ficción nunca ha estado muerta, pero está experimentando un efecto ‘canción del verano’. Y aún queda cuerda para rato”.
Pero si hay una batalla que se prevé estelar (perdón por el chiste malo) es la que llegará a final de año. Dos majors, Disney y Sony, se batirán el cobre con sus grandes apuestas para la Navidad y de cara a los Oscar. La compañía de Mickey Mouse intentará cerrar un 2016 histórico (han batido todos los récords de cuota de pantalla) con Rogue One: Una historia de Star Wars, el primer spin-off de la saga galáctica protagonizado por Felicity Jones sobre los rebeldes que robaron los planos de la Estrella de la muerte y detonaron la historia del Episodio I. ¿Cómo hacer frente al regreso de Darth Vader a la cartelera? Sony lo intentará con Passengers. Una nave, que transporta a cientos de pasajeros durmientes en un viaje a otro planeta, tiene un problema de funcionamiento y activa a uno de ellos (Chris Pratt) 60 años antes de lo previsto. Ante la aterradora idea de envejecer y morir solo, decide despertar a otra pasajera, interpretada por Jennifer Lawrence, de la que se enamorará. Dirige Morten Tyldum, nominado al Oscar por Descifrando Enigma.
Aunque la ciencia ficción siempre ha contado con incursiones de estrellas varias (ahí está Tom Cruise y sus intentonas con La guerra de los mundos, Oblivion o Al filo del mañana), llama la atención que Chris Pratt y Jennifer Lawrence hayan decidido subirse a la nave justo ahora. Dos estrellas jóvenes, taquilleras y respetadas, con experiencia en grandes superproducciones, suelen apostar por proyectos de un cáliz más humanista o dramático, que les sitúe en la plataforma de despegue hacia los premios. Pero si dejamos de lado los efectos especiales grandilocuentes, los trajes espaciales y los alimentos en forma de pastillas, quizás estas sí sean esas películas. El género se ha desplazado de su carácter más recreativo, relegando la acción a un plano casi marginal, para ponerse serio. “La mayoría de las historias que verdaderamente impactan en la ciencia ficción, podrían contarse igualmente en entornos urbanos y con circunstancias emocionales provocadas por eventos más corrientes”, dice Runa. ¿No es Gravity un acercamiento al periodo de duelo tras perder un ser querido? ¿Y ese grandilocuente tratado sobre la fuerza del cariño como variable científica llamado Interstellar? “El amor es lo único que podemos percibir que transciende el tiempo y el espacio”, aseguraba (cursi) el personaje interpretado por Anne Hathaway.
Gente ordinaria ante situaciones extraordinarias, la temática de la ciencia ficción parece no haber cambiado mucho desde los años de clásicos como 2001: Una odisea en el espacio o Alien. “Llevar todo lo humano a ambientaciones espaciales genera épica, amplifica la acción, es más espectacular. El baño de chocolate de la amarga medicina. Esto no ha cambiado. No debería cambiar”, concluye Antonio Runa. Y no parece que vaya a hacerlo, todo lo contrario, está más viva que nunca. Steven Spielberg (Ready Player One), Denis Villeneuve (secuela de Blade Runner), James Gunn (Guardianes de la Galaxia Vol. 2) y Ridley Scott (Alien: Covenant) prometen seguir en 2017 con la moda que explotará en el mundo del cine en apenas en unas semanas. Menos mal que Scott decidió meterse a cineasta, no nos gustaría que se ganara la vida echando las cartas.