«No podemos dejarnos llevar por lo negativo. Nunca se debe coquetear con el dolor»
Hablamos con el filósofo Javier Sádaba sobre la felicidad y el sufrimiento.
“Uno no puede dejarse derrotar por lo negativo. No hay que coquetear nunca con el dolor”, señala Javier Sádaba. El filósofo acaba de publicar su último libro, “No sufras más. La felicidad en la vida cotidiana”, en un momento en el que el cielo parece desplomarse sobre España. “Hablar de la felicidad es algo que hay que hacer siempre. Debe ser una constante”, señala en conversación telefónica. El catedrático de ética (Vizcaya, 1940) cree que en una situación como la actual hay que hacer dos cosas: luchar contra la crisis y recordar que los problemas de la vida y la muerte están siempre prese...
“Uno no puede dejarse derrotar por lo negativo. No hay que coquetear nunca con el dolor”, señala Javier Sádaba. El filósofo acaba de publicar su último libro, “No sufras más. La felicidad en la vida cotidiana”, en un momento en el que el cielo parece desplomarse sobre España. “Hablar de la felicidad es algo que hay que hacer siempre. Debe ser una constante”, señala en conversación telefónica. El catedrático de ética (Vizcaya, 1940) cree que en una situación como la actual hay que hacer dos cosas: luchar contra la crisis y recordar que los problemas de la vida y la muerte están siempre presentes, con crisis o sin ella.
Hay desconfianza y miedo a raudales. ¿Qué hacer con estos dos enemigos de la felicidad?
El miedo suele ser un arma del poder para tener atenazada a la gente. La desconfianza surge cuando el ciudadano no puede fiarse de los que supuestamente le representan. Pero la única forma de virtud es ser valientes.
Escribe sobre la necesidad de sacar jugo a nuestras posibilidades, pero el paro impide que muchas personas se dediquen a lo que se les da bien.
Hay que ser fuerte, resistir con más fuerza. El paro es el signo por excelencia de que las cosas están mal. Y no solo el paro, también todas esas personas que no llegan a fin de mes. Necesitamos mucha más conciencia ciudadana y también imaginación; muchas veces es más importante que la razón. Imaginar modos de hacer trabajos mucho más cotidianos, sencillos, en contacto unos con otros.
Se trata de no sufrir. Pero ¿cómo? En su libro no da recetas.
Lo que me importa es recordar que la cuestión fundamental es vivir bien y evitar el dolor. El dolor es un mal siempre. En el libro insisto en la importancia de la salud, la liberación política, la chispa de vivir del amor… Me parece esencial la reflexión sobre el sentido de la vida en general y después tratar de aprovechar los placeres inmediatos.
Dice que rehuye de la autoayuda. ¿Qué opinión tiene, en general, de ese género?
Los libros de autoayuda me parecen un negocio, una moda que abusa de las necesidades de la gente de forma a veces descarada. Y hacen, en general, una mala utilización de la filosofía. Dicho lo cual, si a alguien le sirven, que los utilice.
En un día malo, ¿qué le procura felicidad?
Ahora soy más oriental, busco vaciar mi mente. Medito. Escucho música, el lenguaje sin palabras del corazón. Estoy con mi familia y mis amigos. Leo filosofía… en una isla desierta podría prescindir de todo menos de libros de filosofía.
¿En qué consiste esa “vida buena” sobre la que tanto ha escrito?
En saber aprovechar todo que la sociedad y la naturaleza ponen a nuestra disposición y en ser reflexivos, capaces de gozar con el pensamiento. Y en saber estar a gusto con los demás, tener una actitud de amistad.
¿Conoce a personas felices? ¿Les caracteriza algo en particular?
Conozco a dos. Uno que ya murió y otro que es un pariente. Han sido personas realmente libres. Han hecho lo que les ha dado la gana, y han estado en contacto con otros.
Y usted, ¿se ha sentido más feliz escribiendo este libro?
Hay que seguir hablando de ello porque es lo que más nos importa. El cuidado de uno mismo y de los demás es lo más decisivo.
Consumo y felicidad: ¿Qué relación establece entre ambos términos?
El consumo es un aguijón contra la felicidad. No se trata de tener mucho, sino de necesitar poco.
La falta de atención y de tiempo, el mundo hiper-conectado, ¿cómo se relacionan con nuestra felicidad o falta de ella?
En este sentido soy pesimista. Los jóvenes terminan ahora la universidad siendo mucho más incultos, aunque estén más informados. Hay tal producción de estímulos que se va muy deprisa por la vida. No hay tiempo para hacer paradas. Es muy disfuncional la ola de información que se recibe. Saber estar con uno mismo es fundamental.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es