Bragas, bikinis o ropa deportiva menstrual: cómo el cambio de la generación Z afecta a la ropa interior
La diversificación de propuestas textiles en torno a la menstruación refleja el potencial de este negocio creciente. Las marcas especializadas, con carácter divulgativo, conviven con los grandes gigantes de la moda y se multiplican las versiones que combinan diseño funcional y comodidad.
En julio de 2022, las jugadoras de la selección de Inglaterra pidieron cambiar los pantalones blancos del uniforme deportivo por un color más oscuro con el que sentirse más cómodas cuando jugaban con la regla. “El blanco no es muy práctico cuando estamos en ese periodo del mes”, dijo la futbolista Beth Mead. Poco antes, la tenista Alicia Barnett pidió modificar sutilmente el código de vestuario de Wimbledon (íntegramente bl...
En julio de 2022, las jugadoras de la selección de Inglaterra pidieron cambiar los pantalones blancos del uniforme deportivo por un color más oscuro con el que sentirse más cómodas cuando jugaban con la regla. “El blanco no es muy práctico cuando estamos en ese periodo del mes”, dijo la futbolista Beth Mead. Poco antes, la tenista Alicia Barnett pidió modificar sutilmente el código de vestuario de Wimbledon (íntegramente blanco, incluido ropa interior), por el mismo motivo. Estos dos hechos serían meras anécdotas sino fuera porque han rescatado de la oscuridad una realidad poderosa: la regla puede condicionar la forma de vestir.
Hace unas semanas el New York Times analizaba en un extenso reportaje sobre cómo la percepción, la forma de comunicar y la relación personal de las generación Z con la menstruación ha cambiado totalmente con respecto a generaciones previas. Como ejemplo de esta nueva aproximación destacaba el testimonio de Aviana Campello-Palep, una emprendedora neoyorquina de cuarenta años que tras escuchar a sus hijas de 8 y 9 años hablar sobre el tema, creo Girls with Big Dreams, una línea de ropa interior para adolescentes que ofrece una alternativa mucho más sostenible que las compresas y los tampones y también la labor de organizaciones no gubernamentales como Period Inc., que trabaja para eliminar los estigmas en torno a la regla. Este tipo de empresas responden a una tendencia tan clara que tiene un hashtag propio con miles de contenidos en TikTok (#PeriodTikTok) en la que las demandas juveniles son clave.
Convertir en tema de conversación esta cuestión, podría ser un síntoma de la visibilidad de la regla. Recordemos que en estos momentos 300 millones de mujeres y niñas en todo el mundo están menstruando. Sin embargo, el periodo sigue siendo en muchos casos un estigma y el camino hacia su normalización no ha hecho más que empezar: “En quinto de primaria ya tienen vergüenza de nombrar la menstruación. Sigue siendo una vergüenza enseñar que llevas una compresa en clase y aún las niñas tienen pánico de mancharse el pantalón porque los demás pueden reírse de ellas”, apuntan Patricia San Mateo Hidalgo y Lila Arsuaga Méndez, las dos mujeres detrás del proyecto OudOca y creadoras de un juego de mesa sobre la menstruación bautizado con el nombre de “Bienvenida a la vida cíclica”.
La moda ha sabido capitalizar el incipiente cambio de mentalidad en torno a la regla. Las propuestas textiles surgidas en los últimos tiempos (de bragas a bikinis o incluso mallas deportivas menstruales), ayudan a desterrar prejuicios y a cubrir nuevas necesidades.
Las preguntas clave: ¿cómo se usa, cuánto dura y cuánto cuesta?
En la actualidad, la moda menstrual se focaliza en tres categorías clave: ropa interior, moda de baño y prendas deportivas. Es decir, ofrece soluciones para situaciones en las que el periodo resulta más incómodo o inoportuno.
En la tienda online de CYCLO, un proyecto nacido en 2016 de la mano de Paloma Alma, se pueden encontrar multitud de productos enfocados a la menstruación, más allá de los que ya conocemos. Infusiones calmantes o antiinflamatorias, aceites o incluso un diario menstrual para anotar todo lo relacionado con el ciclo, conviven con apuestas como las compresas de tela. En la sección textil destacan sobre todo las bragas menstruales, confeccionadas en algodón en su parte exterior y de tejido técnico en el interior, para absorber el flujo y evitar la humedad. O las camisetas de manga corta, donde queda patente el carácter activista del proyecto a través de diseños serigrafiados que rinden homenaje a las mujeres y la menstruación.
Si tu cajón de ropa interior se divide entre lencería y bragas viejas reservadas para la semana de la regla, las bragas menstruales te descubrirán un nuevo horizonte. Pero, ¿en qué consisten exactamente este tipo de diseños y cómo funcionan? A simple vista, se trata de unas bragas normales y en la mayoría de los casos se confeccionan con materiales tan frecuentes como el algodón (normal u orgánico), la viscosa o el poliéster. La clave está en que incorporan varias capas de tejido en la zona de la entrepierna, pensadas para absorber el flujo, evitar fugas y mantener el área libre de humedad y olor. En función del flujo, se pueden elegir entre modelos más gruesos y absorbentes o más ligeros. Igual que sucede con los tampones, compresas o cualquier producto de estas características, su tiempo de uso variará según la cantidad del sangrado. No existe una recomendación general, ya que cada menstruación es única y nadie mejor que la propia persona para saber qué encaja mejor con sus necesidades. Hay quien las lleva como complemento a un tampón o copa menstrual o quien prefiere usarlas solo para dormir.
Por otro lado, la vida útil de las bragas menstruales se va reduciendo a medida que aumentan los lavados. En este sentido, podrás limpiarlas como cualquier prenda de ropa interior, con el paso añadido de aclararlas antes con agua fría. Por ejemplo, el gigante de ropa interior Sloggi ha lanzado recientemente sus Period Pants, unas bragas menstruales que duran, según el fabricante, entre veinte y treinta lavados al 100% de sus capacidades. Mientras, las propuestas de la barcelonesa Cocoro, la marca de bragas menstruales pionera en Europa, cuentan con un tejido técnico que puede lavarse hasta sesenta veces, de acuerdo con la marca.
Hoy en día es bastante sencillo hacerse con unas bragas de este tipo. Han dejado de ser un producto especializado para disfrutar de un hueco destacado en la categoría de ropa interior de pesos pesados del textil. Cada vez más, se multiplican la variedad de formas y colores, aunque las expertas recomiendan tonos más claros para observar con facilidad la cantidad de sangrado. De Primark a Uniqlo, pasando por Oysho, Dim, Etam o Amazon, hay apuestas para todos los gustos y bolsillos. Eso sí, el precio es algo más elevado que el de las bragas convencionales. Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicado en 2020, el precio medio ronda los 30 euros. No obstante, la oferta se ha multiplicado tanto que es fácil encontrar opciones por debajo de esa cantidad (por ejemplo, en Women’Secret hay algunas por 22,99 euros y en Lefties un pack de dos por 14,99 euros). Junto con los diseños básicos, abundan las propuestas de inspiración lencera, con imitación de encaje, detalles de volantes y acabados satinados. En la firma francesa Herloop, por ejemplo, abogan por bragas y tangas de estética más sofisticada y con guiños a las tendencias.
La diversificación de la moda para días de regla
La ropa interior menstrual ocupa, de momento, el mayor volumen de negocio del sector, pero nuevas categorías dentro del textil empiezan a evidenciar la popularidad de estas propuestas. En este sentido, la ropa deportiva menstrual es ya una realidad y las prendas pensadas para practicar ejercicio durante esos días del mes cada vez suman más adeptas. Desde bañadores de natación a mallas o monos tipo leggings, las firmas especializadas llevan la delantera gracias a su experiencia previa en el ámbito de las braguitas. Marcas como Ruby Love o Thinx, dos sellos de referencia dentro del sector, han trasladado su saber hacer a la hora de confeccionar bragas, a esas prendas deportivas que exigen un extra de comodidad. En el caso de Puma, han apostado recientemente por una alianza estratégica con Modibodi, un sello de ropa menstrual fundado en Australia en 2013. En octubre de este año, la marca deportiva lanzó una colección cápsula de bragas y leggings menstruales, con la jugadora de rugby Tiana Penitani como embajadora. La línea está formada por varias mallas que se utilizan sin ropa interior y, según la marca, absorben el equivalente a dos o tres tampones.
Una vez pulsada la tecla que permite crear apuestas funcionales y estéticamente bonitas, era cuestión de tiempo que los diseños menstruales aterrizaran en otros ámbitos, como la moda de baño. Si bien no gozan todavía del éxito de las bragas menstruales, empiezan a ser habituales los bikinis y bañadores de este estilo. La firma francesa Elia arrasa en redes con sus bikinis y van un paso más allá al ofrecer incluso alternativas de lencería menstrual para novias. En ambos casos, el modo de uso es similar al de las bragas y, como esta opción, las alternativas son casi ilimitadas.
Los pijamas, y en concreto los pantalones para dormir o estar por casa, son otro nicho recientemente explotado. Con el objetivo de evitar fugas durante las horas de sueño, algunas marcas avezadas han incluido en su colección de ropa para días de regla pijamas menstruales. Los de Thinx, por ejemplo, están formados por un pantalón corto tipo boxer.
Un producto para cada necesidad
Queda claro que cada uno de los productos que aterrizan en este mercado está concebido para cubrir una necesidad concreta. Y los dolores menstruales son una realidad para un alto porcentaje de mujeres. “Es frecuente que se sorprendan cuando decimos que el dolor menstrual no es normal, que está normalizado, ya que a una gran cantidad de mujeres les duele menstruar y les desconcierta pensar que todas tienen algún problema”, apunta la enfermera y nutricionista Xusa Sanz (@soyxusasanz), autora del libro La revolución de la menstruación (Ediciones Martínez Roca, 2021). Se calcula que el 49% de las mujeres menstruantes en España han experimentado dolor por la regla en los últimos seis meses, según un estudio reciente realizado por Kantar. De hecho, en la nueva ley del aborto propuesta por el Ministerio de Igualdad y en trámites de aprobación, se refleja la baja laboral por regla dolorosa o incapacitante.
Con el objetivo de ayudar a quienes sufren estos dolores menstruales, Tsira Liparteliani lanzó My OBI en diciembre de 2021. La marca, establecida en Barcelona, propone un cinturón que se coloca debajo de la ropa diaria (si llevas pendas de hechuras holgadas, pasará desapercibido por completo). Se trata de un dispositivo portátil y recargable que funciona en ciclos de treinta minutos (prolongables si se necesita) a través de la tecnología TENS (impulsos eléctricos de bajo voltaje). “Hay investigaciones que confirman la eficacia de la tecnología TENS para el dolor menstrual, por lo que dimos un paso más”, explican desde la marca. ?Y añaden que el dispositivo, “envía impulsos eléctricos de baja frecuencia (a modo de masaje) y terapia de calor en la zona dolorida alrededor del abdomen, colocando el cinturón debajo de la ropa. Esta estimulación hace que los músculos del área uterina se relajen y bloqueen las señales de dolor”. Moda y tecnología influyen en ese cambio de mentalidad que busca normalizar la regla de una vez por todas y para ello se lanzan a cubrir las nuevas necesidades, hasta ahora desatendidas, de millones de mujeres.
La imparable diversificación de productos textiles específicos para los días de sangrado contrasta con la cruda realidad de otras sociedades, donde muchas mujeres ni siquiera pueden acceder a los productos de higiene femenina básicos. El corto documental The menstrual Gap, fruto de la colaboración de Intimina con la ONG Save a Girl Save a Generation, pone el foco en el concepto de la pobreza menstrual fuera de las sociedades occidentales. Grabado en Kiberia, el suburbio más grande de Kenia, desvela a través de diferentes datos y testimonios, la desigualdad sufrida por las mujeres por el simple hecho de tener la regla. Y señalan que en Kenia el 65% de la población femenina no tiene acceso a los productos de higiene femenina, ya sea por desconocimiento o por falta de recursos.
En España, el término “pobreza menstrual” acaparó titulares el pasado septiembre al anunciarse la bajada del IVA en los productos de higiene femenina. A partir de 2023, las compresas, tampones y salvaslips tendrán un IVA del 4%, en lugar del 10% que tenían hasta ahora. De momento, esta reducción no se aplica a la moda menstrual, pero por algo se empieza.