Reglas de la temporada para un aspecto impecable
Igual que cambiamos el armario para adaptarnos a las nuevas temperaturas, es momento de modificar algunas rutinas de belleza. Bodybell nos explica cómo.
1. Texturas ligeras.
El frío del invierno reclama cremas untuosas que mantengan el equilibrio del manto hidrolipídico. En verano desaparece la agresión por las bajas temperaturas. A cambio, la piel acumula más sebo y sudor y se multiplican las posibilidades de oclusión. Es hora de cambiar las hidratantes demasiado grasas por un textura más fluida o gel. En pieles normales o grasas para el día puede bastar incluso con un serum de ácido hialurónico, en especial, si vamos a una zona muy húmeda.
2. Acción nocturna.
Los alfahidroxiácidos como el ácid...
1. Texturas ligeras.
El frío del invierno reclama cremas untuosas que mantengan el equilibrio del manto hidrolipídico. En verano desaparece la agresión por las bajas temperaturas. A cambio, la piel acumula más sebo y sudor y se multiplican las posibilidades de oclusión. Es hora de cambiar las hidratantes demasiado grasas por un textura más fluida o gel. En pieles normales o grasas para el día puede bastar incluso con un serum de ácido hialurónico, en especial, si vamos a una zona muy húmeda.
2. Acción nocturna.
Los alfahidroxiácidos como el ácido glicólico y el retinol suelen dar guerra con el sol en clave de manchas o irritaciones. El riesgo crece en verano por la mayor exposición a los rayos solares. Para evitar sinsabores, mejor usarlos por la noche. A la mañana siguiente, tras la limpieza diaria, no hay que olvidar un buen filtro solar.
3. Vitamina C.
Los dermatólogos son unánimes: la mejor forma de proteger la piel cada mañana es aplicar una dosis generosa de vitamina C que fortalezca las defensas naturales. Y más cuando la vamos a someter al bombardeo de los rayos solares. Imprescindible: aplicar un buen filtro solar para evitar posibles hiperpigmentaciones.
https://www.bodybell.com/clarins/?from=smoda4. Limpieza facial.
Forma parte de nuestra rutina los 365 días y en verano con más razón ya que las cremas solares (salvo las no oclusivas) tienden a obstruir los poros. Si hay tendencia comedogénica se recomienda una limpiadora con ácido salicílico para retirar las impurezas.
5. Fondo de maquillaje.
El calor exacerba la producción sebácea y de sudor. Las bases de alta cobertura tienden a brillar y puede obstruir poros. Salvo que sea imprescindible para cubrir cicatrices o alteraciones pigmentarias es preferible cambiar fórmulas más suaves. Una base mineral en polvo-crema ayuda a controlar la producción sebácea o los brillos mientras que una BB Cream o un cushion proporcionan una cobertura translúcida de color.
6. Renovación celular.
Exfoliar semanalmente acelera la renovación cutánea, evita los brotes acnéicos por acumulación de suciedad facial y facilita un bronceado homogéneo y duradero. Las pieles sensibles se exfolian una vez a la semana; el resto, dos veces.
7. Antioxidantes.
Los mejores compañeros de viaje en verano para contrarrestar la acción de los radicales libres del sol. Puedes seguir con tu crema de siempre enriqueciéndola con un booster antioxidante o ahorrarte un paso con una hidratante que ya los lleve incorporados.
8. Fotoprotección urbana.
Si trabajamos en exteriores (socorristas, eventos, camareros, conductores…) necesitamos mucho más que una hidratante con FPS. Hace falta un buen protector solar con acabado mate, a ser posible con color, que sustituya al fondo de maquillaje.
9. Maquillaje de ojos.
Las lágrimas, la humedad o los baños en la piscina pueden arruinar el maquillaje. Pero no son las únicas amenazas. También el sudor y la producción sebácea amenazan la duración del perfilador y pueden hacer que al cabo de las horas los ojos aparezcan emborronados. La solución son los lápices de ojos waterproof y a prueba de roces.
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