La luz, el mejor accesorio
Los iluminadores aportan frescura, rejuvenecen y dan forma al rostro. En polvo, fluido o perlas, aclaran, hidratan o alisan. El truco está en aplicarlos correctamente. Repasamos sus secretos con la ayuda de varios expertos.
UN LIENZO NATURAL Y FRESCO
La sutileza manda. La piel reclama protagonismo. Sus códigos: frescura, salud y luminosidad. Nicolas Degennes, director artístico de Givenchy, avisa: «El look semi nude es bastante complicado de reproducir, no es fácil imitar la naturalidad del cutis y que parezca que casi no vamos maquilladas. Algunas celebrities aseguran ir con la piel al descubierto, pero no es cierto. Siempre llevan algo». El experto nos da una pista: «El producto estrella para imitar la naturalidad es el iluminador».
UN INVENTO RECIENTE...
UN LIENZO NATURAL Y FRESCO
La sutileza manda. La piel reclama protagonismo. Sus códigos: frescura, salud y luminosidad. Nicolas Degennes, director artístico de Givenchy, avisa: «El look semi nude es bastante complicado de reproducir, no es fácil imitar la naturalidad del cutis y que parezca que casi no vamos maquilladas. Algunas celebrities aseguran ir con la piel al descubierto, pero no es cierto. Siempre llevan algo». El experto nos da una pista: «El producto estrella para imitar la naturalidad es el iluminador».
UN INVENTO RECIENTE
La aparición hace más de un decenio de este cosmético revolucionó la industria y los hábitos de los consumidores. Su irrupción fue tímida: al principio, únicamente los maquilladores profesionales se atrevían a emplearlo. «Hace nueve años casi no existían iluminadores. Se usaban correctores en barra muy parecidos a un labial», informa Maider Vinaras, jefa de producto de Givenchy. La textura era densa y engorrosa. Hasta que aparecieron los iluminadores líquidos. «Por fuera parecían un gloss. Se aplicaban gracias a una esponja con la que se daban pequeños toques. El gesto ayudaba a fijar el producto. Luego, se difuminaba con ayuda de los dedos», recuerda Vinaras. La esponja era incómoda. «No era precisa y dejaba exceso de producto». El experto opina: «La esponja no es un buen instrumento; ni para aplicar una base ni para poner un iluminador: resulta difícil de lavar y es un foco de bacterias».
UN PRODUCTO CON EFECTO 'FLASH'
Pero eso era ayer. «En el último decenio, los iluminadores han evolucionado muchísimo. Han pasado de ser un producto secundario a ser la estrella en el tocador de las famosas», opina la jefa de producto de Givenchy. El invento acumula una larga lista de fans: Jennifer Lopez, Sarah Jessica Parker o Beyoncé son algunas de sus seguidoras.
Su aplicación también ha cambiado. «Hasta hace poco se empleaban como sombras en el párpado móvil. Pero poco a poco la consumidora ha ido aprovechando sus cualidades. Los iluminadores esculpen, realzan, imprimen carácter a las facciones y resaltan estos puntos: los pómulos, las aletas de la nariz y el arco de las cejas», informa Natalia Lara, esteticista y maquilladora de la clínica de medicina estética Mira+Cueto. Un error que se sigue cometiendo: algunas consumidoras los confundían con simples correctores de imperfecciones o de ojeras. «Y ese no es su fin», insiste la experta.
INGREDIENTES MINERALES
Respecto a los componentes, Lara afirma: «Se basan en ingredientes minerales respetuosos con las pieles sensibles y sus pigmentos son puros y están libres de químicos».
Los egipcios ya conocían sus efectos. «Los hombres se los aplicaban para reforzar su atractivo y para indicar su pertenencia a una clase social alta. Les servían para diferenciarse de la plebe», informa Lara. Hay quien compara su finalidad con la de una cámara. «Tienen un efecto flash. Funcionan como las luces en una sesión de fotos; es decir, iluminan puntos estratégicos: los pómulos, el caballete nasal, el lagrimal, la parte superior de los labios», explica la dermatóloga Andrea Ribé. También rejuvenecen. «Las pieles maduras pierden frescura y se apagan. Este producto devuelve la candidez y el resplandor. También son ideales para maquillarse después de una noche de fiesta: dan aspecto de buena cara», insiste. Otra ventaja son sus propiedades. «Son hidratantes y emolientes. Los hay que alisan, eliminan arrugas o descongestionan, por ejemplo, las bolsas».
EL MISTERIO ES LA APLICACIÓN
Las texturas son un capítulo aparte. «Es donde hemos avanzado más: se han sustituido los iluminadores densos por fluidos, compactos y perlas. Los polvos compactos y las esferas son las más cómodas», opina Lara, de Mira+Cueto. ¿Por qué? «Es difícil calcular la cantidad con los fluidos y si nos pasamos, el efecto es artificial». Da otro consejo: «Los iluminadores en fluido se deben aplicar antes de la base». Los bolígrafos son el último grito. Muchas marcas los han incluido en sus colecciones. La razón: son bastante precisos. Pero antes de usarlos debemos aprender a aplicarlos. Por ejemplo, si la frente es pequeña, se debe poner solo en el centro. «Así se ensancha», explica Lara. ¿Y si el mentón es estrecho? «Se debe poner un poco bajo el labio inferior para armonizar la cara. Para afinar la nariz, se debe añadir una delgada línea desde el caballete hasta la punta». ¿Y dónde podemos aprender a maquillarnos con iluminadores? «Las dependientas de nuestros más de 50 puntos de venta enseñan su uso», explica Maider Vinaras, de Givenchy.