El Kung-fu vaginal o la nueva técnica para mejorar tus orgasmos
Consiste en tonificar los músculos de nuestro suelo pélvico con la ayuda de un peso (a diferencia de lo que ocurría con los ejercicios Kegel en los que la estimulación se realiza sin ningún extra).
A lo largo de la historia, las mujeres nunca han ejercido un verdadero control sobre su cuerpo y, si lo han hecho, ha sido de manera subrepticia y sin hacer demasiado ruido. En la actualidad convivimos con una brecha de género que se percibe también a la hora de disfrutar de nuestra sexualidad. De hecho, un ...
A lo largo de la historia, las mujeres nunca han ejercido un verdadero control sobre su cuerpo y, si lo han hecho, ha sido de manera subrepticia y sin hacer demasiado ruido. En la actualidad convivimos con una brecha de género que se percibe también a la hora de disfrutar de nuestra sexualidad. De hecho, un estudio reciente ha concluido que solo el 35% de las mujeres heterosexuales llegan al orgasmo mediante la penetración. Pero la cifra se eleva cuando entra en juego la estimulación genital: en esta ocasión el 80% de las mujeres heterosexuales y el 91% de las lesbianas llegan al clímax.
Y aunque urge desterrar la idea de que la sexualidad se reduce a la penetración, esta es una práctica que resulta placentera para algunas mujeres. Y así como acudimos al gimnasio para tonificar (y equilibrar) nuestro cuerpo, conviene ejercitar el suelo pélvico, ya que, a fin de cuentas, realiza más funciones en nuestro día a día de las que en un principio podríamos pensar. Debido a ello, algunas gurús, que enamoran a las celebrities, pero también sexólogas reputadas, reivindican el Kung-fu vaginal, una antigua técnica taoísta que se ha exportado siglos después a occidente.
La práctica en cuestión consiste en tonificar los músculos de nuestro suelo pélvico con la ayuda de un peso (a diferencia de lo que ocurría con los ejercicios Kegel en los que la estimulación se realiza sin ningún extra). Ahora es nuestro organismo el que se encarga de trabajar sin que nosotras hagamos un esfuerzo activo. Lo explica la sexóloga Verónica Vivero, responsable de Presbicia Emocional. “Introducimos en nuestro canal vaginal una piedra, que generalmente suele ser de jade porque es muy resistente, a la que se le ata una cuerda de nailon que sujeta una bolsa con piedras u otro tipo de carga. Después se trata de apretar, es decir, de contraer el canal vaginal para aguantar el peso, mientras abrimos ligeramente las piernas y nos balanceamos ligeramente de adelante atrás, creando un efecto péndulo.”
La experta asegura que tomar conciencia de la importancia de ejercitar nuestro aparato genital mejora nuestra calidad de vida. “Así aprendemos a controlar y contraer los músculos de la vagina, y al hacerlo la calidad de los orgasmos es mayor porque las contracciones son más intensas. Además, tendremos una libido más elevada porque la zona aumenta en vascularización e irrigación y eso hará que sintamos un mayor deseo”. Por si fuera poco, estos ejercicios también repercuten en otros aspectos de nuestra vida. “Cuanto más tonificado esté nuestro suelo pélvico, mejor preparadas iremos al parto, y mejor recuperación tendremos después. Pero también previene aspectos como la incontinencia urinaria”. De hecho, si tenemos problemas para identificar la zona que debemos trabajar, Vivero recomienda realizar una prueba sencilla. “Cuando vayamos al baño, si nos aguantamos las ganas durante un rato, comprobaremos que estamos haciendo fuerza con la zona indicada.”
En el medio está la virtud
Pero todo lo bueno es malo en exceso. E incluso algo tan beneficioso como el ejercicio puede perjudicarnos (sea este del tipo que sea). Las alarmas saltaron después de que en enero de este año, Gwyneth Paltrow publicase en su revista online Goop una entrevista con su amiga y gurú Shiva Rose, junto a la que lleva 7 años disfrutando de los beneficios del Kung-fu vaginal. Paltrow está tan convencida de la utilidad de esta práctica, que durante la antigüedad llevaban a cabo las mujeres de la realeza china, que desde su página ya es posible hacerse con un huevo de jade de nefrita por unos 60 euros.
Sin embargo, después de su publicación, las respuestas por parte de la comunidad científica no se hicieron esperar. Según las palabras de Rose, la clave está en practicar diariamente con las piedras de jade, que se llevan la negatividad de tu lado e intensifican la energía femenina. Pero algunos profesionales aseguran que estas podrían causar infecciones por su porosidad si no se limpian bien y se mantienen demasiado tiempo dentro de la vagina. Ana Lombardía, sexóloga y responsable de Sexo en la piel, asegura que existen otras opciones más recomendables. “Los huevos de jade son muy bonitos, pero hay otras alternativas que están hechas con silicona médica, como las bolas chinas o los conos pélvicos, que tienen una forma que se introduce con más facilidad en la vagina.”
Para evitar las posibles complicaciones del jade, Vivero recomienda utilizar objetos de silicona hipoalergénica diseñados para este fin, con tal de prevenir infecciones urinarias o de otro tipo. “El uso de bolas chinas de calidad es siempre lo más aconsejable. Además, ahora en el mercado las hay de muchos tipos, y puedes ir haciendo tu plan de entrenamiento mientras vas modificando los pesos.”
Otro de los consejos de Shiva Rose, que muchos ginecólogos y sexólogos han considerado perjudicial, es su afán por mantener el peso dentro del cuerpo incluso durante la noche. Lo explica Lombardía. “Esto podría suponer un sobresfuerzo y el músculo se podría saturar. Además, el ejercicio no sirve de nada si estás sentada o tumbada, por lo que ponérnoslo durante las horas de sueño no tiene ningún efecto positivo. Si estás de pie o en movimiento, la vagina de manera inconsciente, hace fuerza para sostener el peso; pero si estás tumbada o sentada, el cuerpo está relajado y las bolas se sujetan por sí solas”.
Por tanto, parece que la clave está en la mesura. “Igual que ocurre con cualquier músculo, lo ideal es ejercitar el suelo pélvico con algunos días de descanso a la semana, y en espacios de entre 10 o 20 minutos.” Vivero suscribe sus palabras. “Al principio, lo mejor es hacerlo cada día entre 5 y 10 minutos y siempre sin sobrepasar el límite de una hora. Es importante que mientras tengas el peso, te mantengas en movimiento, así que aprovecha un rato que estés por casa para llevarlo puesto”, aconseja la sexóloga.
Otra de las gurús del Kung-fu vaginal, la surfista Kim Anami, ofrece cursos para lograr unos orgasmos súper potentes y además presume de que puede sostener 4 kilos y medio con su vagina. Pero a pesar del efectismo del titular, Vivero considera que no es necesario llegar a esos extremos. “Puedes tener tu suelo pélvico tonificado sin necesidad de soportar tanto peso. Porque si no existe la preparación adecuada, el riesgo de sufrir un prolapso –el desplazamiento de uno o más órganos desde la cavidad pélvica hacia el exterior después de abandonar su ubicación habitual– puede incrementar.” La experta, además, desaconseja empezar con las bolas de jade si nunca antes has ejercitado tu suelo pélvico porque tu canal vaginal podría sufrir una contractura.
Porque a pesar de que sus beneficios son innegables, conviene ser prudentes. “Cuando adquieres control y fuerza sobre tu suelo pélvico, aprendes a contraer y relajar los músculos para autoestimularte o aumentar las sensaciones durante el sexo. También puedes estimular el pene durante la penetración vaginal si lo masajeas y lo aprietas aumentando así el roce entre ambos”, asegura Lombardía. Por eso, aunque al practicarlo haya posibles complicaciones –que se pueden evitar mientras sigamos las recomendaciones de las expertas–, la llegada del Kung-Fu vaginal siempre es una buena noticia. Porque nuestro cuerpo también debe empoderarse si queremos ser felices y disfrutar de nuestra sexualidad como lo hace la otra mitad de la población.