Por qué la industria cosmética se ha obsesionado con cuidar las células madre
Pese a su escaso porcentaje sobre el total celular, mantener su energía con el paso del tiempo se vuelve prioritario para el sector.
De las más de 37 billones de células que componen el cuerpo humano, solo un 0,2% son células madre. De este mínimo porcentaje dependen la protección y la calidad de la epidermis. ¿Por qué? «Se pueden renovar de forma indefinida y tienen la capacidad de convertirse en otros tipos de células», explicó el doctor Knut Woltjen, profesor asociado en el centro CiRA –dirigido por el premio Nobel de Medicina 2012 Shinya Yamanaka y que investiga el desarrollo de células madre pluripotentes inducidas en laboratorio y sus posibles aplicaciones para combatir enfermedades–, durante la cumbr...
De las más de 37 billones de células que componen el cuerpo humano, solo un 0,2% son células madre. De este mínimo porcentaje dependen la protección y la calidad de la epidermis. ¿Por qué? «Se pueden renovar de forma indefinida y tienen la capacidad de convertirse en otros tipos de células», explicó el doctor Knut Woltjen, profesor asociado en el centro CiRA –dirigido por el premio Nobel de Medicina 2012 Shinya Yamanaka y que investiga el desarrollo de células madre pluripotentes inducidas en laboratorio y sus posibles aplicaciones para combatir enfermedades–, durante la cumbre científica sobre el cuidado de la piel celebrada el pasado noviembre en París por Dior.
La firma francesa, consciente de la importancia de estos microrganismos, se puso manos a la obra hace ya dos décadas, se volcó en su investigación y en 2018 llegó a una conclusión que tumbaba la creencia más extendida hasta entonces: que con el paso del tiempo disminuía su cantidad. «Lo que se reduce, hasta un 50%, es su potencial energético», desveló en el mismo marco Edouard Mauvais-Jarvis, director de comunicación científica y medioambiental de la firma. Lo hicieron comparando células madres de un donante de 20 años con las de uno de 40. ¿El resultado? Las células colindantes se debilitan y sus funciones vitales decaen (regeneración, autorreparación, cicatrización, producción y refuerzo celular). «Se acompaña de un descenso de la vitalidad general del rostro», asegura Mauvais-Jarvis. Las causas, las mismas que se señalan para el envejecimiento de la piel: las agresiones internas (estrés) y externas (polución…).
Cuando se quiere revertir esta pérdida las plantas pueden ser buenas aliadas. La razón se encuentra, de nuevo, en las células madre. El doctor Hakim Mireau, del Instituto Jean-Pierre Bourgin especializado en biología vegetal, da la respuesta: «Mantienen el desarrollo en fase postembrionaria, y sus células madre pueden crear raíces, hojas… durante todo su ciclo vital». Mauvais-Jarvis las define como «las campeonas de la regeneración». Decidir las más eficaces y compatibles requiere de trabajo. En el caso de Dior, de los 1.667 ingredientes probados, se quedaron con cuatro activos: longoza de Madagascar, peonía china, lirio blanco y jazmín amarillo. «Revitalizan las células y reactivan las funciones vitales», promete Bruno Bavouzet, director de investigación del grupo LVMH.