Blanqueadores dentales caseros, ¿hasta qué punto son un peligro para nuestra boca?

Preguntamos a tres odontólogos sobre algunos de los métodos de blanqueamiento dental que triunfan en internet. No son tan eficientes como nos venden y tampoco están exentos de riesgos.

Miley Cyrus, una de las sonrisas más blanqueadas del panorama.Getty (FilmMagic)

Un diente natural jamás es blanco. Según los genes, tiende a un tono crema o a unos matices grisáceos, pero jamás será blanco inmaculado. Sin embargo, esta invención de las series y celebridades estadounidenses —desde la veterana Morgan Fairchild a otras más jóvenes como Miley Cyrus o Demi Lovato— ha calado fuerte en todo el mundo. Da igual que sea antinatural: se hace lo imposible por blanquearse la dentadura. Unas veces acudiendo al dentista. Pero cada vez son m...

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Un diente natural jamás es blanco. Según los genes, tiende a un tono crema o a unos matices grisáceos, pero jamás será blanco inmaculado. Sin embargo, esta invención de las series y celebridades estadounidenses —desde la veterana Morgan Fairchild a otras más jóvenes como Miley Cyrus o Demi Lovato— ha calado fuerte en todo el mundo. Da igual que sea antinatural: se hace lo imposible por blanquearse la dentadura. Unas veces acudiendo al dentista. Pero cada vez son más quienes se encomiendan al comercio electrónico en busca de soluciones milagrosas y asequibles. Y no siempre exentas de riesgos.

Es teclear ‘blanqueador dental’ en Amazon y la búsqueda devuelve diversos productos que prometen una sonrisa digna de Hollywwod. Los más populares son las tiras blanqueadoras de carbón activo. “Se pegan a los dientes y hay que llevarlas ahí durante media hora. Las instrucciones que podemos leer en internet sugieren usarlo de dos a tres veces por semana”, explica la doctora Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid.

Otro producto muy llamativo es una especie de cubredentadura con forma de chupete y luz led azul. “Se aplica un gel blanqueador sobre la lámpara led, se ajusta a la boca y se deja durante 30 minutos”, explica la doctora Bratos. Se carga en la red con un cable USB, aunque también pueden funcionar a pilas. Los hay por menos de 20 euros, y el precio incluye el aparato y el gel blanqueador a base de peróxido de hidrógeno.

El funcionamiento y el precio no parecen un problema, pero ¿son efectivos y, sobre todo, seguros? “La normativa europea se rige por la directiva 2011/84/UE, que prohíbe explícitamente la venta de productos para uso doméstico con más de un 0,1% de peróxido de hidrógeno, ya sean dentífricos, geles blanqueadores, tiras… Y es precisamente esta sustancia la que consigue penetrar en las capas internas del diente y aclarar su tonalidad”. En otras palabras: si el producto se rige por la normativa europea, llevará un porcentaje ínfimo de blanqueador, con lo que su acción será casi imperceptible.

De llevar una mayor concentración de peróxido, podrían producirse irritaciones en encías, labios o lengua. «En una clínica dental protegemos esas partes, pero esa prevención es más complicada de llevar a cabo con productos caseros”. Harina de otro costal son las férulas blanqueadoras específicas de uso nocturno prescritas por el dentista. “El gel tiene una concentración de peróxido de hidrógeno de entre un 10% y un 16%”, explica esta odontóloga. Se usa durante dos semanas. «Pasado ese tiempo, tiene lugar una sesión con lámpara de una hora de duración. Esa luz acelera el proceso de blanqueamiento, porque duplica la concentración de peróxido, llegando a situarse entre el 20% y el 37,5%”. Los resultados son más que notables. El precio, también.

Pocos ingredientes se han hecho tan virales como el carbón activo. Se ha popularizado en mascarillas anticontaminación, pero también se vende en polvo como blanqueador dental. “Hay muchos vídeos circulando por la red con el antes y el después asegurando que es un método fiable para aclarar el tono de los dientes. Pero es muy abrasivo y su aplicación continuada desgasta el esmalte, provoca la retracción de las encías y aumenta la sensibilidad”, explica el odontólogo experto en estética dental Carlos Saiz, de la Clínica Smile. Paradojas de la vida, la dentina es más amarillenta que el esmalte. Así que los blanqueamientos caseros inmisericordes pueden conseguir el efecto contrario: en vez de blanquear el diente, este se queda con una capa interna bastante más amarilla. Y para siempre, porque el esmalte no se regenera.

Dentistas en pie de guerra

En el supermercado de internet es fácil encontrar productos blanqueadores en concentraciones tan elevadas como lesivas para la salud. En especial si proceden de fuera del mercado europeo. Pero a veces no hace falta irse fuera de Europa para encontrarlos. “Este mes el Colegio Oficial de Dentistas ha ganado una denuncia a los grandes almacenes Fnac por vender online productos blanqueadores con una dosis muchísimo más alta de la legalmente admitida por la legislación vigente”, explica el odontólogo Iván Malagón. Se refiere a tres kits de blanqueamiento dental de la marca Philips con concentraciones de peróxido de carbamida de hasta el  22%. “Esto es una barbaridad, porque puede quemarte los tejidos y necrosar los dientes. Pero es que si no llegan al 0,3% tampoco son efectivos. Son casi como una pasta dental normal que limpia las tinciones extrínsecas, pero no blanquea. Para aclarar la superficie del esmalte tiene que sobrepasar el 8% o el 9%”.

En resumen: los tratamientos caseros, si se atienen a la ley, blanquean poco. Si se la saltan, pueden causar graves problemas en el esmalte y otras parte de la boca.