El acido azelaico: el nuevo ingrediente capaz de hacer milagros contra el acné
Este ácido, apreciado por su alta tolerancia, ha demostrado eficacia también contra las manchas como el melasma y la rosácea.
El 56% de las personas que sufren acné lo consideran su principal preocupación estética. El 30% de las mujeres y el 7% de los hombres de más de 25 años (lo que se conoce como acné adulto) lo sufren. Tal es la relevancia que cuando se anuncia un nuevo tratamiento (la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos llevaba sin aprobar uno nuevo desd...
El 56% de las personas que sufren acné lo consideran su principal preocupación estética. El 30% de las mujeres y el 7% de los hombres de más de 25 años (lo que se conoce como acné adulto) lo sufren. Tal es la relevancia que cuando se anuncia un nuevo tratamiento (la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos llevaba sin aprobar uno nuevo desde 1982) se genera una gran expectación.
Ahora, la irrupción del conocido como ‘mascné‘, o granos que surgen por la falta de una correcta transpiración por culpa de la mascarilla, lo vuelve a poner de relevancia. Uno de los ingredientes que más se nombra últimamente para combatir los diferentes tipos de esta afección es el ácido azelaico. Pero ¿en qué consiste exactamente? ¿Está justificado su revuelo?
Qué es el ácido azelaico
La doctora Virginia Sánchez, directora médica de Clínicas Dorsia y dermatóloga, nos define este compuesto. «Se trata de un ácido dicarboxílico de cadena larga, que se encuentra habitualmente en nuestra piel producido por un hongo saprófito (conviviente habitual en la piel del ser humano) llamado pityrosporum. Tiene múltiples acciones sobre la piel y todavía siguen descubriéndose nuevas aplicaciones beneficiosas para diferentes situaciones cutáneas».
La farmacéutica Rocío Escalante, experta en dermocosmética y titular de Arbosana Farmacia, señala dos de estos atributos. «Destaca por sus propiedades antibacterianas y antiinflamatorias».
Cómo actúa contra el acné
Las cualidades antes mencionadas de este compuesto le atribuyen esa alta efectividad contra los granitos. «El acné es una enfermedad inflamatoria de base genética y hormonal en la que hay un sobrecrecimiento bacteriano», explica la doctora Sánchez. El elemento bactericida del ácido sería el primero en encargarse del trabajo. Como expone Escalante: «Actúa sobre las bacterias como la que provoca el acné, P acnés, alterando su pH». Después, sus efectos contra la inflamación continúa. «Parece que reduce la liberación de moléculas proinflamatorias», apunta la doctora.
Pero este activo no se queda ahí. También actúa sobre otros dos causantes del acné: la queratinosis y el exceso de grasa. Sobre el primero habla la experta de las Clínicas Dorsia. «Tiene un efecto exfoliante sobre la queratina de la piel ayudando a retirar el exceso acumulado en la superficie para que no se retenga en el interior de los folículos pilosebáceos». De la segunda se encarga la dueña de Arbosana Farmacia. «Es antiseborreico, es decir, ayuda a reducir el exceso de sebo, propio de las pieles grasas y uno de los factores para el desarrollo del acné».
Eficaz contra las manchas y la rosácea
Gracias a la honestidad de personajes como el cantante Dani Martín se ha puesto en la agenda mediática la rosácea. Esta enfermedad inflamatoria se manifiesta en rojeces que pueden ir acompañadas de erupciones y pus. «Es un activo ideal porque disminuye la hinchazón y el enrojecimiento de la piel, así como otras lesiones que pueden sufrir como los granitos», destaca Escalante del ácido azelaico.
También se aprecia para combatir las manchas, pero la doctora Sánchez advierte: «No sirve para combatir cualquier tipo de mancha, solo aquellas producidas por melanocitos hiperactivos, como la mancha de tipo melasma». Es decir, las de origen hormonal. ¿Y cómo actúa contra ellas? «Inhibe la tirosinasa, enzima necesaria para la producción de melanina (pigmento natural de la piel) por parte de los melanocitos».
¿Es el mejor ingrediente para estas afecciones cutáneas?
Ambas expertas coinciden: en principio, no. «En la mayoría de los casos se necesita combinar el ácido azelaico tópico con otros principios activos tanto tópicos como orales para optimizar y acelerar la mejora de la alteración cutánea», considera la doctora.
Escalante nos enumera esos ingredientes que funcionarían mejor. «Para el acné, solemos recomendar el ácido salicílico, alfa hidroxiácidos como el glicólico, el peróxido de benzoílo, etc. Contra las manchas, funcionan muy bien los retinoides, niacinamida, ácido tranexámico, el ácido kójico, etc». La rosácea, que se puede mejorar pero no tiene cura, se salva de la criba. «Sí es más habitual que se aconseje azelaico y otros activos como metronidazol e ivermectina».
Entonces, ¿por qué el fenómeno?
La farmacéutica lo tiene claro: «La gran ventaja del azelaico es su tolerancia y que es un activo multiusos. Es un ácido menos eficaz, pero mejor tolerado y por eso se aconseja para tratar pieles sensibles». No se queda ahí: «Es de los pocos tratamientos seguros para tratar el acné durante el embarazo y la lactancia», añade la doctora Sánchez.
Ahora bien, siempre hay que tener cuidado. La doctora tendría en cuenta la fórmula final. «Depende de cómo esté formulado en el producto: combinación con otros activos, porcentaje, excipiente». Rocío Escalante avisa a las pieles hipersensibles: «Si una piel no admite un retinoide, probar en días alternos el azelaico para ver cómo reacciona».
Para que resulte eficaz, se debe fijar en los porcentajes. La horquilla que maneja la farmacéutica va del 4% al 20%. «A mayor concentración, mejores resultados, pero también puede haber más problemas de tolerancia». La doctora aporta las cifras en función del tipo de crema. «Si va en monoterapia como principio activo en la fórmula deber ir entre el 15 y el 20%. Si va combinado con otros ácidos se tiende a utilizar en menor concentración ya que la penetración en la piel se ve aumentada y el efecto puede verse potenciado, además podría reducir la tolerancia en la piel».
El consejo, como siempre, confiar en los expertos. «Podemos valorar el estado de la piel y probar qué activos funcionan mejor, y cómo va respondiendo», dice Escalante.