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Balenciaga toma Wall Street

Demna Gvasalia presenta en el parqué de la Bolsa de Nueva York una colección para la casa francesa que combina el BDSM, la elegancia clásica y una colaboración con Adidas.

Presentada en el parqué neoyorquino, la colección Spring 23 (que corresponde a la temporada de crucero) lleva al mundo financiero la afición de Demna (este es el nombre que el diseñador utiliza como creador, sin su apellido) por tomar espacios insólitos para la moda. Con el suelo cubierto de moqueta negra para la ocasión, las pantallas ofrecían un decorado impagable para una colección con dos ejes bien diferenciados: la convención de la elegancia del Uptown neoyorquino y el streetwear del hip hop a través de una colaboración con Adidas.
“La primera parte es un guardarropa clásico, más atemporal y elaborado y con precios más altos”, explicaba Demna, de 41 años, tras el desfile. Con la segunda, más accesible y deportiva se busca llegar a un público más amplio. “El streetwear es lo que la gente asocia más conmigo, pero mi primer diseño fue una chaqueta de sastrería y quería unir los dos mundos”. Dos mundos muy dispares que se presentan sobre una capa común de látex fetichista que cubría el rostro y cuerpo de los modelos “oscureciendo su identidad”.
Al toque de la campana, apareció la primera modelo enmascarada bajo látex negro, una referencia BSDM predilecta de la industria de la moda que, entre otros, han usado firmas como Maison Margiela o Walter Van Beirendonck. “Me interesa mucho el fetichismo y creo que el dinero es el mayor fetiche del mundo”, argumenta el diseñador para explicar el uso del látex para cubrir la cara y el cuerpo de todos los modelos. Las máscaras y los trajes de látex, aclaró entre risas, no se comercializarán ya que “son demasiado fáciles de conseguir en cualquier parte, especialmente, en Nueva York”.
“Me interesa la noción de que la moda borra la identidad de las personas y que, al subirse en masa a las mismas tendencias, todo el mundo termina pareciendo idéntico”, razona el diseñador sobre las máscaras que cubren a sus modelos. Una idea que ya exploró con el atuendo de Kim Kardashian para la gala del Met del pasado mes de septiembre. Tanto él como su musa, acudieron a la fiesta del Instituto del Traje del museo completamente cubiertos de negro en una imagen que generó infinidad de memes. Kanye West, colaborador habitual de Demna, también ha aparecido con distintas interpretaciones de este concepto y comercializa su propia versión de estas máscaras.
Es el primer desfile de la casa francesa en la ciudad en casi 20 años y el primero que Demna organiza fuera de París desde su debut en Balenciaga en 2016. En febrero de 2003, Nicolas Ghesquière (entonces director creativo de la firma) decidió presentar aquí la colección de otoño/ invierno 2003. Esta vez, el creador ha querido ir al corazón económico de la ciudad. “Es la primera que presento en Estados Unidos. Estuvimos pensando en lugares emblemáticos y, de hecho, lo intentamos primero en Central Park. Eso no funcionó, pero esto es un sueño. Desfilar en Wall Street es memorable”.
“Fueron muy fáciles y flexibles. Diría que ha sido una de las localizaciones más fáciles para Balenciaga”, explicaba sobre la reacción de la Bolsa a convertirse en escenario para mostrar una colección de moda en un domingo por la mañana. En su honor, el diseñador ha bautizado con el nombre de Money Bag a una nueva línea de bolsos. “Hay que generar emoción con los desfiles. Vivimos en un mundo terrorífico y me gusta que reflejemos eso. Además, llevamos dos años encerrados en casa viendo videojuegos y presentaciones digitales y echaba de menos la energía que generas en una presentación en directo. Es un desfile con un sentido de urgencia”, analiza sobre el aspecto distópico de su propuesta.
Un fajo de billetes falsos de 100 dólares, emitidos por el inexistente banco de Balenciaga y metidos en una bolsa de papel marrón, anticipaba la visión subversiva sobre el dinero y su gestión. Una actitud hacia lo establecido que ha dominado el trabajo de Demna tanto al frente de Vetements (firma que fundó en 2014 y cuyo testigo cedió a su hermano en 2019) como en Balenciaga. Preguntado sobre las recientes caídas bursátiles y el criptopánico, Demna asegura: “No entiendo nada de la criptomoneda, soy demasiado mayor para eso”.
Balenciaga recreó una suerte de parlamento europeo como decorado de su colección de primavera/ verano 2020 en París. La idea entonces era reflexionar sobre “la indumentaria del poder”. Esta vez la escenografía ofrecida por las pantallas de Wall Street era real pero la filosofía era parecida: cuestionar los símbolos del poder y su significado. Los modelos desfilaron primero al ritmo de una versión de ‘New York, New York’ y, después, con la urgencia de la música electrónica. Con las imágenes de las pantallas fragmentándose al final del desfile, la frontera entre la Bolsa y una discoteca se diluía.
La segunda parte del desfile presentaba una colaboración entre Balenciaga y Adidas que continúa con la que la marca deportiva ha desarrollado con Gucci (compañía que, como Balenciaga, forma parte del conglomerado Kering) y que ahora llega a las tiendas. Con un estallido de color en las máscaras y las prendas, esta sección de la colección evoca el espíritu del hip hop que en los años 80 asoció las tres bandas de Adidas con la ciudad de Nueva York. “Siempre he querido usar el logo de las tres bandas”, asegura Demna. “Desde que tenía 7 años y llevaba un chándal con ellas ha sido emblemático para mí. Tiene que ver con mi propia historia”.
La asociación entre Adidas y la banda Run DMC a principios de los años ochenta dio frutos como el tema ‘My Adidas’ (1986) y sirvió para que la marca deportiva alemana formara parte de la iconografía fundacional del hip hop neoyorquino. La colaboración de Balenciaga y Adidas fue anticipada por la filtración de un modelo de la zapatilla Triple S el pasado mes de abril y ahora se convierte en una colección completa de ropa y accesorios que, incluso, toma los bolsos más emblemáticos de Balenciaga y sus ya características botas-malla.
La presentación de Balenciaga en Nueva York se suma al retorno de los desfiles-destino para mostrar colecciones alrededor del mundo. “El mercado estadounidense ha apoyado mi visión en Balenciaga desde el primer día. Esa es una de las razones por las que quería que mi primer desfile fuera de París para Balenciaga tuviera lugar aquí. Es una forma de mostrar aprecio”, dice Demna. En las últimas semanas, también Louis Vuitton y Dior han celebrado desfiles en Estados Unidos.
“El reto más importante para cualquier creador es diseñar productos que generen deseo. El éxito comercial de una pieza está relacionado con ese deseo”, asegura Demna sobre el vínculo entre lo artístico y lo económico que ponía de manifiesto su presentación en el corazón de Wall Street. Una selección de piezas de la colaboración entre Balenciaga y Adidas se ha puesto a la venta inmediatamente después del desfile y se puede adquirir en la tienda de Madison Avenue y en la página web de Balenciaga.
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