Arte para ver (y llevar)
Stella McCartney vuelve a colaborar con el artista Gary Hume. Sus visiones de la mujer –una sobre el lienzo y la otra sobre la ropa– se conjugan en una colección que celebra la expresión personal.
Moda y arte son dos universos que a Stella McCartney le gusta fusionar. Desde el inicio de su carrera, sus flirteos con artistas como David Remfry (2002), Robert Crumb (2005) y Jeff Koons (2006) son habituales. El más reciente, con Gary Hume –con quien ya trabajó en 2001, en su primer desfile de mujer–. Aquella colección fue una declaración de intenciones, cargada de frases osadas, transparencias «pornográficas» (en palabras del crítico Armand Limnander) y prints que reproducían la obra del artista.
«El trabajo que hicimos me encantó, así que decidí revisitarlo», c...
Moda y arte son dos universos que a Stella McCartney le gusta fusionar. Desde el inicio de su carrera, sus flirteos con artistas como David Remfry (2002), Robert Crumb (2005) y Jeff Koons (2006) son habituales. El más reciente, con Gary Hume –con quien ya trabajó en 2001, en su primer desfile de mujer–. Aquella colección fue una declaración de intenciones, cargada de frases osadas, transparencias «pornográficas» (en palabras del crítico Armand Limnander) y prints que reproducían la obra del artista.
«El trabajo que hicimos me encantó, así que decidí revisitarlo», cuenta la diseñadora a esta revista. En esta segunda colaboración, que forma parte de la línea pre-fall de 2014, la referencia es la misma que en la primera: Water Paintings (1999), una serie de acuarelas que dibujan la silueta femenina sobre un fondo de color. «Pero esta vez, intentamos usar un lenguaje nuevo. Jugamos con las texturas, recreando los trazos con bordados y apliques, y aumentando o reduciendo la escala. Se trata de dar vida a la obra de Gary. A través de ella, la colección evoca un ejercicio de autoexpresión», explica McCartney.
Vestido James de la línea pre-fall 2014, estampado con la obra de Hume (1.095 €).
Stella McCartney
Colección multifacética. La afición de la creadora a usar el arte no es arbitraria. Para ella, es una forma de imprimir –literalmente– carácter a las prendas. En esa faceta, la influencia de su madre Linda es evidente. «Es una inspiración constante. No tenía miedo a expresarse. No se maquillaba y ella misma se cortaba el pelo. Lo mismo se ponía un vestido de los años 30 con camiseta y botas que una pieza de alta costura con un par de vaqueros rotos».
Pero su madre no es su única inspiración. En la línea de otoño hay mucho de su hermana, y de sí misma. «Pensaba en mi niñez. Yo era pequeña, pero recuerdo a Mary yendo a los clubs londinenses: en esa época, ella era punk, una new romantic. Y de pronto, nos mudamos a una granja orgánica en medio de la nada.
McCartney con Liv Tyler, en la presentación de la colección o-i 2014.
Cordon Press
La colección habla de las diferentes caras de esa experiencia», cuenta. Sabiendo que «ser una mujer que diseña para mujeres» le da ventaja, McCartney no se limita a crear prendas para un tipo de fémina. «Con mis colecciones ofrezco la posibilidad de hacer una declaración, sin que la ropa haga sombra a la persona», dice. «No es solo lo que necesitamos, sino lo que nos merecemos», afirma.
El artista Gary Hume
Cordon Press
La diseñadora presentó su colección o-i 2014/2015 en el Consejo de Relaciones Exteriores, una mansión de 1919 en el Upper East Side de Nueva York.
Stella McCartney