Aitana: «Mi cuerpo es un templo que me acompaña con sus imperfecciones»
Este fin de semana celebra su 43 cumpleaños y el estreno de su próxima película, Maktub. Está convencida de que es ahora con la madurez cuando empieza a ser interesante.
Con Aitana uno nunca sabe si está hablando con la actriz, el personaje o la mujer. Lo que es indiscutible es que posee una belleza natural, una mirada fresca y una voz profunda que recuerda a las mujeres de Lorca. Hoy cumple 43 años, le gusta oler a verano, cocinar pasta para su familia y confiesa que se podría alimentar solo de jamón de jabugo. Conserva dos tesoros, sus dos amigas de la infancia, y no sale a la calle sin ponerse color en los labios y rizarse las pestañas. Su mejor plan es irse con su íntima Maribel Verdú a «hacernos de todo en un centro de belleza mientras ...
Con Aitana uno nunca sabe si está hablando con la actriz, el personaje o la mujer. Lo que es indiscutible es que posee una belleza natural, una mirada fresca y una voz profunda que recuerda a las mujeres de Lorca. Hoy cumple 43 años, le gusta oler a verano, cocinar pasta para su familia y confiesa que se podría alimentar solo de jamón de jabugo. Conserva dos tesoros, sus dos amigas de la infancia, y no sale a la calle sin ponerse color en los labios y rizarse las pestañas. Su mejor plan es irse con su íntima Maribel Verdú a «hacernos de todo en un centro de belleza mientras hablamos sin parar», y pronto estrena Maktub, una película entrañable cuyos beneficios irán dirigidos a la Fundación Aladina de Paco Arango. Para celebrar su gran día no ha dudado a la hora de aceptar nuestra propuesta: vestirse con esmoquin para conmemorar así otro aniversario, el de los 150 años de la emblemática prenda.
Si le digo esmoquin, ¿qué es lo primero que le viene a la cabeza?
Películas en blanco y negro, humo de cigarrillos, piano de cola y un Humphrey Bogart susurrando: «Tócala otra vez, Sam».
El esmoquin suele ser blanco y negro, ¿para usted qué es el blanco o negro?
Los comportamientos incívicos. Aunque puedo llegar a entender las motivaciones que han llevado a esa persona a actuar de una manera concreta, los hechos en sí son blancos o negros. Soy de las que toman partido.
La hemos vestido a lo Marlene Dietrich. Como ella, ¿usted es una mujer fuerte o es solo apariencia?
(Cambia radicalmente la cara llevándola a una expresión de dulzura). Soy una mujer muuuuuy tierna… (ríe).
¿Especialmente con su familia? Sí, es el tronco de mi vida, de mi árbol. Desde ahí me muevo y respiro. No solo con la familia que he formado. Me gusta sentirme hija, mi madre es una mujer fuerte, valiente y emprendedora, con una vida dura. Se vino por amor con su niña y su marido de una Italia democrática a una dictadura donde no conocía a nadie. Se tuvo que construir una vida desde el desconocimiento más absoluto. Me ha dejado el listón muy alto en la vida.
¿Qué otras mujeres le resultan realmente interesantes?
Marlene Dietrich, precisamente, ha sido una de las más modernas junto a Greta Garbo, Katherine Hepburn o Bette Davis. Me gustan porque tienen un lado masculino muy potente sin dejar de ser tremendamente seductoras con su feminidad. Todas fueron muy dueñas de sus vidas.
«Mi familia es el tronco de mi vida, de mi árbol. Desde ahí me muevo y respiro»
Álvaro Beamud Cortés
¿Quién es su icono de moda?
Lauren Hutton. Vi un reportaje suyo con 60 años, desnuda, con un cuerpazo que no me lo podía creer. Es un icono de moda y belleza, e irradia una personalidad tan única, que trasciende a la edad, al tiempo y a las tendencias. Para mí un icono ha de trascender a todo.
Usted de cuerpo tampoco anda mal…
Me alimento bien, hago ejercicio, no fumo desde hace muchos años, no tomo una copa de vino a no ser que me apetezca mucho. Me gustaría haber tenido las piernas más largas, los brazos más finos, pero he aprendido a aceptar mi cuerpo con mucho agradecimiento. Considero que tengo una buena anatomía porque me ha dado a mis hijos y me ha sacado de las enfermedades. Lo siento más como un templo que habito y que me acompaña con sus imperfecciones. Pero agradezco mucho a la genética y… a todas las cremas que me pongo.
¿Le obsesiona el paso del tiempo?
Para nada, hoy es mi cumpleaños y cada vez me encuentro mejor. Cuando cumplí los 39 estaba fatal y tuve un bajón horrible. Pero a partir de ahí cada año ha sido una alegría. Las mujeres de 40 y 50 no tenemos nada que ver con las de antes, vivimos nuestras capacidades de otra manera.
Mirando hacia atrás, ¿hay algo de lo que no se haya querido nunca desprender?
Sí, el primer vestido que compré con 16 años. Me acababan de dar un premio y con el dinero que gané me hice con un Marithé François Girbaud rojo de pana muy fina con mucho vuelo. Lo tengo guardado por si algún día a mi hija le da el punto y lo quiere heredar.
¿Se deja aconsejar en materia de moda? Por supuesto, no tengo la sensación de saber demasiado del tema. Desde hace unos años, Maribel Verdú y yo compartimos estilistas. Ellas nos ayudan a buscar la ropa que llevamos en las galas. Siempre que aparezco públicamente es con ropa prestada.
A sus 43 años, ¿siente que hay algo que todavía no controla?
Bueno, eso de que te saquen fotografías con tu familia en el parque o con la lorza en la playa es una intromisión absoluta en tu intimidad. No hay argumentos objetivos con los que me puedan convencer; pero hay tantos intereses creados y encima se tiende a ir a más, que es una causa perdida.
En 27 años de profesión, ¿nunca se ha planteado dedicarse a otra cosa?
Jamás. Además voy sintiendo cada vez el instrumento más afinado. Es un descubrimiento muy feliz porque te das cuenta de que lo mejor está por llegar. No añoro ser la chica de todas las películas, es ahora cuando pienso que puedo ser realmente interesante.
Para alguien que siempre está haciendo cosas distintas, ¿qué significa la rutina?
Es algo necesario que te ordena, sobre todo cuando tienes hijos: vamos, ellos te ordenan a ti. Pero la rutina está para romperla constantemente. Me pasa lo mismo con mi casa en Madrid: es mi hogar, mi centro, pero necesito irme.
¿Escapar?
No. Es la necesidad de vivir otras cosas. Siempre creo que tengo poco tiempo para hacer todo lo que me gustaría hacer. Sé que he tenido una vida riquísima (he interpretado muchas películas y obras de teatro, he visitado varias ciudades, he tenido varios amores…), pero a veces me invade el pesimismo y solo pienso en todo lo que me queda por hacer.
¿Con qué se queda de la película que ahora estrena?
Con lo agridulce de la vida. Cómo en situaciones de más dolor puede estallar la risa y en el momento de máxima felicidad te aguijonea el dolor desde el lado más inesperado.
Es un filme familiar bastante atípico.
Es difícil encontrar películas para todos los públicos, en la que cada uno, adultos y niños, puedan hacer una lectura a su nivel.