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La invasión del punto de ochos

Este tejido de origen británico, tan asociado a nuestra infancia, se propone conquistarnos esta temporada a través de todo tipo de prendas, formatos y colores, más allá del clásico suéter Aran que hicieron icónico celebridades como Marilyn Monroe o Grace Kelly

Pocas prendas evocan un día de invierno tan al pie de la letra como un jersey de ochos. Este tipo de punto trenzado originario de las Islas Aran, en la costa oeste de Irlanda (de ahí que lo conozcamos también con esta denominación de origen), arrastra poco más de un siglo a sus espaldas, pero nos ha refugiado del frío desde que tenemos uso de razón.

Fue en el arranque del siglo XX cuando las mujeres de esta comunidad de pescadores comenzaron a tejer este tipo de suéteres para abrigar a sus maridos en el mar. Hilar este estampado en ocho permitía que las prendas de abrigo resultaran más gruesas y evitar así el traspaso de la lluvia, además de poder añadirle motivos y más colores en la composición.

Tras popularizarse entre el gremio en las décadas siguientes, la publicación de un artículo en la revista Vogue de 1958, en el que la profesora y diseñadora textil Elizabeth Zimmermann alababa las cualidades de esta prenda y sus múltiples posibilidades en la moda contemporánea, hizo que el mercado americano (y su posterior reflejo en el global) lo recibiera con entusiasmo. El llamado cable knit en la cultura anglosajona caló hondo en los años posteriores, con grandes embajadores de su mullida estampa como Elvis Presley y el diseño que lució en la película El rock de la cárcel, Marilyn Monroe entonando My Heart Belongs to Daddy con un diseño púrpura o Grace Kelly de travesía en yate por Monte Carlo.

Abrazado con mayor o menor arraigo en las siguientes décadas, nunca ha dejado de frecuentar nuestro armario desde entonces. Esta temporada, la pasarela se ha encaprichado de su compacto patrón para vestirnos de pies a cabeza, accesorios incluidos. Su hábitat más común, el jersey Aran, con el que Taylor Swift sorprendió a su legión de fans cuando anunció el lanzamiento sorpresa de su octavo álbum Folklore, adquiere un sinfín de lecturas en los próximos meses.

Mientras que el equipo creativo de Chanel lo visualiza en generosas dimensiones hasta rozar las de un minivestido de inspiración sixties, con grandes lazos y en tonos pastel, Bally opta por todo lo contrario hasta reducirlo a su mínima expresión: el chaleco de punto de ochos. Material de experimentación en la colección otoñal de Prabal Garung, que al igual que la firma londinense MITHRIDATE juega con transparencias en un relato casi antagónico, es también la fantasía athleisure de Pelagia Kolotouros para Lacoste, autora del retro chándal que bien podría vestir la familia Tenenbaum y por el que ya suspiramos estos meses.

La otra gran tendencia que lo eleva esta temporada nos anima a envolvernos de su punto grueso por toda nuestra anatomía. Si Fendi lo defiende a capa y espada en forma de bras y sets de rebeca y falda lápiz, Victoria Beckham traslada su trama trenzada a maxicuellos y shoppers de oficina, mientras adquiere la faceta de it bag en la versión menuda, ladylike y a todo color, de Jonathan Anderson.

Loewe

Massimo Dutti

Tommy Hilfiger

Touché Privé

Polo Ralph Lauren

Lacoste

Gant

H&M

Pull&Bear

Ganni

Gimaguas

Sandro

Roseanna

Marc 0´Polo

Magda Butrym

JW Anderson

Sézane

Mango

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