Tribuna

El fin de los intermediaros financieros

¿Satoshi Nakamoto o Craig Steven Wright? En el mundo digital, el nombre, quizás, sea trascendental. Lo realmente importante de este personaje es su legado. Puso en boca de todo el planeta una tecnología sin precedentes: blockchain, la tecn...

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¿Satoshi Nakamoto o Craig Steven Wright? En el mundo digital, el nombre, quizás, sea trascendental. Lo realmente importante de este personaje es su legado. Puso en boca de todo el planeta una tecnología sin precedentes: blockchain, la tecnología que dio nacimiento a Bitcoin, la primera moneda virtual del mundo.

La cadena de bloques (blockchain, por su traducción al español) es un libro de  contabilidad compartido por diversos usuarios en Internet, a través de una red peer to peer (red de ordenadores conectados entre sí para intercambiar información), que no requiere de ninguna autoridad central ni terceras personas que actúen como intermediarios. Sus componentes principales son tres: una transacción, un registro de transacciones y un sistema que verifica y almacena la operación. La fuerza que da alma a este sistema se sustenta en una prodigiosa y enmarañada base matemática.

Los expertos de Bit2Me lo explican de esta manera: “Imagina un fichero de dos columnas donde en una columna pone un identificador (ejemplo ‘abc’) y en la otra un número (ejemplo ‘34). Es decir ‘abc’ le corresponden ‘34’. Ahora imagina que ese fichero pudiera estar en miles de ordenadores duplicado, con la seguridad de que nadie lo puede alterar a traición pero cuando legítimamente se debe alterar algo, en cuestión de segundos, todos se sincronizan. Aunque uno de los miles de ordenadores desapareciese de la red no pasaría nada. Esto es lo que consigue blockchain y aunque su magia es mucho más compleja y compuesta de más piezas como la criptografía, en esencia eso busca: un registro distribuido resistente a la sincronización y sin necesidad de confianza entre los miembros que la conforman”. Todo esto se realiza sin compartir información personal de ninguna de las partes o sobre la naturaleza de la operación.

"La tecnología blockchain tiene el potencial de redefinir el modelo de negocio financiero", Raquel Garcés, analista de PwC.

El sistema que puso en marcha, en 2008, el personaje con el seudónimo de Nakamoto fue revolucionario. La diferencia con una transacción tradicional (por ejemplo, una transferencia de dinero o divisas) es que siempre hay un intermediario. “Los bancos y otras entidades financieras son, desde hace tiempo, ese tercer agente que valida la autenticidad y la exactitud de los intercambios entre dos partes”, dice Raquel Garcés, analista de PwC. “La tecnología blockchain hace que ese agente neutro sea prescindible, por lo que a todos los efectos, tiene el potencial de redefinir el modelo de negocio financiero”, explica.

En un análisis, Garcés comenta que la implantación del blockchain supondría para las entidades financieras un sinfín de oportunidades de negocio y un ahorro de costes en intermediación que el Santander Innoventures ha estimado en más de 17.000 millones de euros al año. En Estados Unidos, dice la experta de PwC, una veintena de bancos se han sumado a la iniciativa de una startup llamada R3, que intenta definir, a través de un consorcio, cuáles podrían ser las normas de uso o patrones del sistema blockchain.

Para los expertos del portal Bit2Me, la tecnología tendría efectos más prácticos. “Por ejemplo, serviría para liberar un pago a un colaborador al que has subcontratado cuando termine su trabajo o para que la lavadora compre por sí misma detergente una vez detecte que se ha acabado”, indica.

Incluso Bit2Me señala que el uso de esta herramienta en el voto electrónico podría ser infalible. “Blockchain permitiría un sistema de voto en el que las identidades de los votantes estuviesen protegidas, infalsificable (un hacker necesitaría más poder computacional que los 500 superordenadores más potentes combinados, 256 veces) a un coste prácticamente nulo y de acceso público”, ejemplifica.

Imagínenos, indica Anibal Strainese, analista de IBM, el uso de esta tecnología en la industria musical. “Un músico podría lanzar una canción automáticamente al finalizar una transacción con el usuario. Esto reduciría la piratería”, detalla.

La importancia que ha ganado blockchain es de tal magnitud que el Fondo Monetario Internacional emitió un comunicado el pasado mes de enero en el que subraya: “Las monedas virtuales y su tecnología pueden proporcionar servicios financieros más rápidos y baratos… pueden convertirse en una herramienta poderosa para profundizar en la inclusión financiera en un mundo en desarrollo”.

Los retos que tiene por delante blockchain son diversos. Un análisis del BBVA indica que un sistema transaccional nuevo tendría que ofrecer el mismo nivel de confianza y protección que el sistema actual. Y al no revelarse  la información sobre las personas involucradas en una transacción, se podría lidiar con asuntos de seguridad nacional como el lavado de dinero, el fraude, la evasión fiscal o el terrorismo.

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