“El hombre proyecto”: la defensa de una masculinidad conservadora inunda los podcasts

Los contenidos sobre crecimiento personal para chicos jóvenes en redes experimentan un auge, pero los sociólogos advierten de que muchos de ellos difunden mensajes misóginos y contrarios a los avances colectivos

Un collage con capturas de pantalla de los vídeos de tres 'influencers' que suben contenido de crecimiento personal a redes sociales.

“Si no ganas más dinero es porque no tienes amor propio, no valoras tu tiempo ni tu conocimiento”. “Un hombre está diseñado para buscar valor y estatus”. “Puedes no ser atractivo y venir de una familia pobre que si trabajas en ti vas a tener valor en la sociedad”. Estos mensajes que ponen el foco en el crecimiento individual son fragmentos de podcasts de hombres jóvenes que después suben en vídeo a plataformas como TikTok o Instagram. Este tipo de contenido aumenta cada vez más su presencia en l...

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“Si no ganas más dinero es porque no tienes amor propio, no valoras tu tiempo ni tu conocimiento”. “Un hombre está diseñado para buscar valor y estatus”. “Puedes no ser atractivo y venir de una familia pobre que si trabajas en ti vas a tener valor en la sociedad”. Estos mensajes que ponen el foco en el crecimiento individual son fragmentos de podcasts de hombres jóvenes que después suben en vídeo a plataformas como TikTok o Instagram. Este tipo de contenido aumenta cada vez más su presencia en las redes y tiene un objetivo claro: otros hombres jóvenes hastiados de una sociedad que no les da lo que se les prometió.

Las altas tasas de paro juvenil, el poco acceso a la vivienda, la bajada del poder adquisitivo, el retraso de la edad de emancipación, las enfermedades de salud mental, la ansiedad climática y la falta de esperanza sobre el futuro en general son algunos de los problemas endémicos de las nuevas generaciones. Sin embargo, muchas de estas cuentas ofertan consejos de evolución personal como receta alternativa a los problemas de los jóvenes. Algunos, incluso lo monetizan con cursos o comunidades privadas a las que se pueden suscribir por 50 euros al mes para “mejorar la mentalidad”.

A priori, ¿qué puede tener de negativo centrarse en el crecimiento individual? Muchos de ellos hablan de fomentar hábitos de vida saludable, hacer ejercicio e incluso promueven la filosofía estoica, que defiende que se puede alcanzar la tranquilidad y la libertad a través de la indiferencia. También la plataforma en la que consumen estos discursos ayuda. Según el III Informe de consumo de pódcast en español de IVoox, si bien la media de oyentes de podcasts crece cada año, el 63% de los consumidores buscan aprender algo.

Hay una línea que suele coincidir en todos estos discursos: el hombre hecho producto de sí mismo. Emprender, tener amor propio, formarse y el esfuerzo constante para lograr metas. Según el estudio Culpables hasta que se demuestre lo contrario, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, donde analizan las derivas ideológicas de los adolescentes, estos responden mejor ante relatos de experiencias reales. Y estas figuras se erigen como exitosas en sus proyectos empresariales y en las redes.

Aquí entra en juego la idea de masculinidad clásica. En otro estudio del mismo centro, La Caja mágica de la masculinidad, ahondan sobre las nuevas masculinidades. Siguiendo sus resultados de los jóvenes entrevistados, solo uno de cada 10 se siente identificado con los valores asociados culturalmente como “el hombre con liderazgo”. Entonces, ¿de dónde viene el auge? “Vemos cómo los gurús de la seducción se han desplazado hacia espacios más rentables, como hacia cuentas de los bitcoins o de crecimiento personal. Pasaron de YouTube hacia podcasts, libros o páginas web. Se han fusionado entre ellos”, explica Elisa García Mingo, coautora de ambos estudios y profesora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.

Ha habido un cambio en la masculinidad hegemónica. “Es el hombre proyecto, empresa de sí mismo… Todo muy relacionado con el crecimiento personal y el coaching. Deja de ser el hombre protector y padre de familia a ser una masculinidad independiente y sin cargos, más indiferente”, explica García. “Se centran en el yo, cuando es necesario que se centren en las tareas comunitarias”, agrega. Ese individualismo también tiene que ver con el mercado laboral. “Está en continuo cambio y los jóvenes no tienen acceso fácil. Para el desarrollo de la masculinidad, el desarrollo laboral ha sido muy importante siempre. El ‘eres lo que trabajas’. Esta gente se dedica a dar soluciones para afrontar esta incertidumbre a la gente más joven”, argumenta por su parte Asunción Bernárdez, autora de Misoginia online: La cultura de la manosfera en el contexto español (Tirant lo Blanch, 2023).

Frente a problemas colectivos, priman la salida individualista antes que la unitaria. “Lo más fácil es nacer y morir en la misma clase. El ascensor social es algo que a día de hoy no se da tanto”, asegura Bernárdez, también catedrática de periodismo en la UCM. Según el estudio Derribando el dique de la meritocracia, si un niño nace en el percentil del 1% más rico de nuestra sociedad, tiene 24 veces más posibilidades de seguir en esa clase social que alguien de otro estrato más pobre. Para ella, al propagar estas ideas, reproducen un discurso ideológico conservador, “pero en abstracto y sutil”. Y lo hacen a través de esas ideas positivas: “El cómo poder vivir mejor la rutina, mejorar la salud o sentirse bien son aportaciones positivas si no te obsesionas”.

Muchos podcasts los graban en sus propias casas. La producción del formato es también clave. “Se salta la diferencia entre lo público y lo privado. Las redes rompen el límite de las paredes de nuestras casas”, apunta Bernárdez. Es como el aumento de la agresividad y de los enfados en un coche frente al que se tiene en el transporte público. También el lenguaje que usan es clave para la reproducción del mensaje. “Lo de invertir su tiempo les afecta mucho. Algo que ‘no les renta’ tiene que ver con eso. Es una generación que quiere salir de un malestar enorme”, subraya García Mingo.

La manosfera

El incremento de estos podcasts, alertan las sociólogas, puede acarrear riesgos: el antifeminismo y hasta la misoginia. En muchos de ellos, bajo premisas del crecimiento personal y la individualidad, se acaba desprestigiando a las mujeres. “No te abras emocionalmente con todo el mundo. Ten un grupo de hombres al que puedas contarle tus problemas”. “Desde que la mujer salió masivamente al mercado laboral la obesidad infantil aumentó. La mujer ejercía una labor de alimentación sana para la sociedad”, son algunos de los mensajes que esgrimen algunos de estos gurús.

Algunos de estos creadores se pueden enmarcar dentro de la llamada manosfera, que es el conglomerado de espacios virtuales que dan cabida a movimientos masculinistas. “Es una ola reaccionaria que tiene que ver con el auge de la extrema derecha”, identifica por llamada telefónica Anita Fuentes, Investigadora en la UCM. Para ella, la masculinidad vive un momento de crisis: “sobre todo los jóvenes, que son los que más presencia tienen en plataformas digitales, reciben mensajes contradictorios: por un lado mensajes feministas y por otro mensajes que reaccionan contra sus avances. La exposición a mensajes contradictorios crea una frustración y un malestar que lleva a muchos hombres a buscar maneras de reclamar su masculinidad”.

“Es peligrosa su concepción del mundo”, advierte García Mingo. “Son personas radicalmente individualistas. Está el peligro de dejar de ser empáticos. Queríamos gente con más cuidados y parece un rearme y que todo lo anterior era mejor”. Estos mensajes llegan a los más jóvenes y, en este punto, Anita Fuentes ve peligroso el uso de los algoritmos, pero también cierto oportunismo La crispación sirve para viralizar. “Ven que esto funciona y se aprovechan de que es más probable que sea viral”.

¿Qué dicen ellos?

Uno de los podcasts que se podría incluir en los análisis de las sociólogas es el de Red Pill, de Jota Vallenilla. En menos de nueve meses ha conseguido más de 250.000 seguidores en TikTok con varios vídeos con más de 4 millones de reproducciones. “Tendríamos más si no nos hubiesen tumbado por la censura que hay en redes”, se defiende raudo ante El PAÍS. Su objetivo, dice, es el de dar herramientas a hombres y mujeres para que se entiendan mutuamente y desarrollar familias tradicionales sanas. A medio o largo plazo, el objetivo es más nítido: “Una sociedad de hombres fuertes, decididos y buenos, que tengan un propósito de vida y que desarrollen cierto amor por los valores que nos han traído hasta aquí.”

En su podcast llega a afirmar que las mujeres “según estudios de Harvard” son más infieles que los hombres o que si una mujer tiene un pasado extremadamente promiscuo, esta nunca le va a aportar nada a un hombre. Él dice no buscar la confrontación. “Eso lo busca el feminismo llamando machista a cualquier preferencia que el hombre tenga a la hora de escoger pareja. Mi objetivo es conciliar ambos sexos dado que esta guerra [entre sexos] ha acabado por desorientar a tantos jóvenes”, declara al preguntarle al respecto. Al enfrentarlo con las posturas expuestas por las sociólogas, no se esconde: “Si esas son feministas no me extraña que digan eso. El feminismo hoy en día no sabe definir correctamente el sujeto activo de su lucha y creo que no hay nada más misógino que eso. Si abogar por familias sanas y estructuradas es machista, lo soy con mucha honra”.

También tiene su posición clara al preguntarle por el crecimiento personal y los problemas estructurales: “Los seres humanos tienden a tener mejores resultados cuando dejan de culpar a factores externos de sus pobres resultados e intentan responsabilizarse de todo lo que ocurre en su vida. Puedes controlar tus emociones y tus acciones, no la deriva que lleva el mundo”. “El hombre ha de ser proveedor y protector. Esos son los valores en los que creo. Viendo el crecimiento del podcast que dirijo, diría que somos muchos los que estamos cansados de los intentos por tachar a la masculinidad como algo ‘tóxico’, contesta al preguntarle sobre masculinidades hegemónicas.

Esta fiebre por el contenido de crecimiento personal llega hasta los más pequeños. Álvaro Hernández y su amigo Hugo, todavía menores de edad, decidieron hacer un podcast en verano de 2023. “Decidimos emprender en un podcast ya que no había visto que gente tan joven tuviera uno, la principal idea era aprender”, relata Hernández a EL PAÍS por correo electrónico. Ahí nació Punto de Vista. ¿Por qué se centran en el crecimiento personal? Por cierto oportunismo. “Es una de las cosas más premiadas por el algoritmo, y de las cuales más podemos aprender a día de hoy, argumentan”. Eso sí, para ellos es importante la pluralidad: “Queremos transmitir a la gente que todo el mundo tiene su punto de vista y que lo importante es respetarlo, aunque sea distinto al de los demás”.

Álvaro y Hugo, como en casi cualquier contenido subido a redes que se acaba viralizando, han tenido sus primeras polémicas. Tras vídeos en los que hablan de levantarse antes para ser más productivos o incluso algunos en los que se atreven con el análisis político —trataron de explicar la Ley de Amnistía en un vídeo de 5 minutos— se volvieron virales. “Hemos pedimos disculpas por todo lo que pudo generar confusión y rectificamos los errores que tuvimos y gracias a errores como los que tuvimos ese día. Estamos creciendo bastante a nivel personal y profesional”, justifica Álvaro Hernández, aunque acusa cierto paternalismo en las críticas: “Dicen lo típico de que solo tenemos 16 años, pero a nosotros nadie nos ha corregido correctamente”.

También han tenido sus roces con el feminismo. Yi Hao, uno de los chavales invitados, cuando le preguntan qué piensa sobre el movimiento dice que “es una puta mierda”. Al preguntarles a ellos, llevan por delante que sí que lo ven como algo necesario: “Gracias a él se han conquistado muchos derechos por parte de la mujer, que deberían haber tenido siempre”. Sin embargo, dicen que el chico invitado “tiene una opinión completamente respetable sobre el feminismo” y que no es misógino. “Traemos a todo tipo de perfiles para construir un criterio propio sobre todos estos temas, creemos que es muy importante dar voz a personas con opiniones tan diversas y escucharlas”, argumenta.

“Recuperar el músculo utópico”

Internet es una forma de educación de las nuevas generaciones, muchas veces, sin una supervisión de lo que veían ni del contenido que se creaba. “Los jóvenes han crecido y socializado en Internet. Ha sido una herramienta para salir de los temas negativos”, apunta García Mingo. En su estudio, donde evidencian que los hombres no son un grupo homogéneo, los entrevistados se mostraron conscientes de que pueden no estar siendo bien informados y los investigadores señalaron en su propio discurso “la repetición de bulos e información falsa” al respecto de la homofobia, las denuncias falsas o la pérdida de presunción de inocencia para los hombres.

Las investigadoras abogan por “recuperar el músculo utópico”. “Es importante que se trabaje sobre el sentimiento catastrofista y futurófobo de los adolescentes, para que sean capaces de imaginar y proponer soluciones a problemas actuales, tales como la desigualdad o la violencia de género”, señalan en el estudio. “Hay que poner en valor a esta generación sin adultocentrismo: son más conscientes de colectivos minoritarios y oprimidos, más diversos, conocen las tecnologías y son más igualitarios entre géneros y más disidentes en todo lo que tiene que ver con el género”, reivindica García Mingo. “La polarización es un círculo vicioso que distancia posturas, imposibilita el diálogo y acaba generando más polarización. Dejar que hablen sin miedo a represalias (permitiendo la duda y el error), ha demostrado generar un cambio hacia posturas y actitudes más favorables hacia el feminismo y las luchas contra la violencia de género”, concluye.

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