Electromovilidad con rostro de mujer
En América Latina, las mujeres son las que más usan el transporte público. En Chile, un 52% de los viajes los realizan ellas y el 65,5% de estos desplazamientos se asocia a labores de cuidado, hacer las compras o buscar a alguien
A pesar de ser un país pequeño y territorialmente lejano, Chile da pasos firmes hacia la electromovilidad. La semana pasada se presentaron públicamente los últimos 214 buses eléctricos que van a renovar la flota de la zona sur de nuestra capital. Hoy, Santiago es la ciudad no china ...
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A pesar de ser un país pequeño y territorialmente lejano, Chile da pasos firmes hacia la electromovilidad. La semana pasada se presentaron públicamente los últimos 214 buses eléctricos que van a renovar la flota de la zona sur de nuestra capital. Hoy, Santiago es la ciudad no china con mayor cantidad de buses eléctricos del mundo, con un total de 2.481.
La electromovilidad nos encamina hacia una mejor ciudad. Cada bus diésel que renovamos representa una disminución de 30 toneladas de dióxido de carbono al año. Y cada electroterminal (instalaciones donde se recargan vehículos eléctricos y planifican sus salidas), de las que hoy tenemos 25, implica un 43% menos de emisiones contaminantes y un 50% menos de ruido, con todos los beneficios que ello conlleva para los usuarios y trabajadores del sistema, así como quienes residen en su entorno.
Esta silenciosa, pero potente transformación trae consigo una tarea que el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, nos ha pedido que impulsemos. Se trata de la incorporación de las mujeres en cada una de las dimensiones de esta área.
En América Latina, las mujeres son las que más usan el transporte público. En Chile, un 52% de los viajes los realizan mujeres y el 65,5% de ellos se asocia a labores de cuidado, hacer las compras o buscar o dejar a alguien. Esto significa que las mujeres tienden a hacer más trayectos al día, pero más cortos.
Hace un siglo, cuando comenzaron a desarrollarse los sistemas de transporte masivos en ciudades, no se tenían estos datos. En consecuencia, los recorridos se diseñaron considerando principalmente trayectos únicos y más largos del centro a la periferia. Es decir, del trabajo a la casa. La planificación de las ciudades de alguna forma invisibilizó el trabajo no remunerado de las mujeres, asociado a la economía del cuidado.
Los esfuerzos de distintos Estados para combatir la crisis climática nos han enseñado que sí es posible repensar nuestras formas de movilidad, así como las nuevas tecnologías están al servicio de ella. En ese sentido, debe ser ocupación de los gobiernos, sociedad civil y la academia generar y compartir datos desagregados por género. Es la única forma de transversalizar el género en la planificación urbana. Estos datos, además, pueden reflejar diferencias entre mujeres, como las que pueden existir entre aquellas que viven en zonas urbanas y rurales, o por tramo etario.
Aún hay mucho por hacer e idear. Chile fue pionero al gestar el primer Observatorio Internacional de Género y Movilidad, al que ya sumamos a 6 agencias públicas. Además, hemos sido sistemáticos en impulsar la incorporación de mujeres conductoras: actualmente, un 8,5% de mujeres conducen los buses de Red Movilidad, un aumento de 62% respecto a 2021. Con acciones de esta índole esperamos seguir dando pasos históricos para que consolidar la electromovilidad y las mejoras en transporte público, con rostro de mujer.
Paola Tapia fue primera ministra de Transportes en Chile. Ahora gestiona los autobuses metropolitanos de la capital, Santiago de Chile, y promueve la perspectiva de género en el transporte a través de Mujeres en Movimiento.