La odisea para votar desde Moscú

La corresponsal de EL PAÍS en Rusia cuenta el "ejercicio de contorsionismo" que supuso intentar conseguir las papeletas electorales en el extranjero

Un ciudadano español vota en Lisboa (Portugal).TIAGO PETINGA (EFE/EPA)

Este 28 de abril no he podido ejercer mi derecho democrático a votar. A Moscú, donde vivo, parece que no han llegado las papeletas. Así que, por unas circunstancias o por otras, ni yo ni los casi 2.000 españoles censados para votar en Rusia hemos podido hacerlo. Y eso que muchos de nosotros hicimos un ejercicio de contorsionismo para seguir el protocolo del llamado voto rogado y conseguir las papeletas.

El sistema indica que los residentes registrados en el extranjero deben solicitar la documentación (las papeletas y los sobres) a España para rogar su voto. Hay diferentes sistemas para hacerlo: por correo postal; digitalmente, con un código que debería llegar por correo postal a casa; o mandar un fax con el impreso relleno y un documento de identidad. Y como a mi casa nunca llegó el famoso código me retrotaje al siglo XX para enviar el dichoso fax.

En Moscú, en las oficinas de correos, hay se...

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El sistema indica que los residentes registrados en el extranjero deben solicitar la documentación (las papeletas y los sobres) a España para rogar su voto. Hay diferentes sistemas para hacerlo: por correo postal; digitalmente, con un código que debería llegar por correo postal a casa; o mandar un fax con el impreso relleno y un documento de identidad. Y como a mi casa nunca llegó el famoso código me retrotaje al siglo XX para enviar el dichoso fax.

En Moscú, en las oficinas de correos, hay servicio de fax, pero con el número que dispuso el INE siempre saturado no fue posible mandarlo desde allí. Demasiada cola esperando y demasiados intentos fallidos. Desde el ordenador tampoco conseguía recibir el okey de que el documento había entrado. Así que involucré a mi madre, en Madrid, para que echase una mano. Le envié toda la documentación escaneada y ella envió el fax por mí. Y recibió la confirmación de que el fax se había recibido en el otro lado.

Pese a todo, las papeletas jamás llegaron a mi buzón. Y no han llegado a prácticamente ninguno de los 125 electores que rogaron el voto en Moscú, ni a ninguno de los que lo hicieron en San Petersburgo (ocho). La urna de la capital rusa ha cerrado este domingo a las 14.00 con el vergonzoso recuento de un voto. Uno solo. La del Consulado de San Petersburgo, vacía.

Se desconoce dónde están las sacas de correos con las papeletas electorales. El Consulado español en Rusia lleva días informando a los electores que, como yo, preguntan nerviosos por su derecho al voto y haciendo gestiones para tratar de verificar si la documentación ha llegado al aeropuerto de Domodédovo —y ver si se podría agilizar el reparto— o se quedaron en Frankfurt, donde hacían escala. No consta que jamás llegasen a Moscú.

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