El silencio estaba en Génova

Crónica bajo el balcón del PP: escasísimos votantes, mucha tristeza y, al final, unos mariachis

Sede del Partido Popular en la calle de Génova, en Madrid, este domingo durante la jornada electoral.Vídeo: JESÚS HELLÍN (EUROPA PRESS) / QUALITY

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“No he venido a celebrar, sino a apoyar al PP en su momento más crítico, queremos que sepan que estamos aquí". Los que están aquí, en la calle Génova de Madrid, con un nudo en la garganta, son Iván, 39 años, de Ávila, y su hijo de 14 años. No hay nadie más a las nueve y media pasadas, con una miajilla escrutada, pero ya asoma el desastre.

Dos horas más tarde, con...

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“No he venido a celebrar, sino a apoyar al PP en su momento más crítico, queremos que sepan que estamos aquí". Los que están aquí, en la calle Génova de Madrid, con un nudo en la garganta, son Iván, 39 años, de Ávila, y su hijo de 14 años. No hay nadie más a las nueve y media pasadas, con una miajilla escrutada, pero ya asoma el desastre.

Dos horas más tarde, con todo el pescado vendido, apenas una veintena de personas —la mitad curiosos, (“cuatro gatos”, dice uno que pasa)— se juntan en la puerta del PP. Bueno, en la acera de enfrente; parece que les da palo ponerse justo debajo del balcón del que no esperan que vaya a salir nadie. Todos los actores nominados saben que lo difícil no es prepararse el discurso del Oscar, sino practicar ante el espejo la cara que vas a poner si no te lo dan.

Los escasísimos militantes no dan abasto con tanto periodista desesperado por unas comillas. Un reportero de France Presse intenta arrancarle algo a una afiliada que está “desolada, muy desolada”. No lo consigue, pero se despide de ella con una palmadita en la espalda y un sincero “ánimo mujer, de toda derrota se aprende”. La prensa ha pasado aburridísima la tarde, los fotógrafos echándose pitillos bajo el andamio, porque la foto del cruce vacío ya la tenían: “Es que no pasa ni uno con banderita, oye...”.

Javi las vende a cinco euros. Si hubiese vendido alguna. “¿Tú crees que en Colón habrá más gente?”. Bien lo saben Catriel y su novia Paola, 20 y 17 años. Están de bajona. Es la primera vez que vienen, “vaya chasco”. Entre sus amigos “Podemos y Vox están más de moda”.

Una familia rota

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“La familia de la derecha se ha roto, es una pena”, dice Manuel, 87 años, que vive cerquita, “en plena zona nacional”, dice. Su mujer, Celia, 85, es más crítica: “La división se la han ganado a pulso, nosotros hemos votado al PP, pero no se lo merecen”. Un rato antes, hacia las ocho, ha parado en la puerta de la sede a Isabel Díaz Ayuso, que le ha sostenido muy amable las manos durante un rato. “A ver qué tal...”, se decían la una a la otra. A esas horas tempranas también ha atendido a la prensa el torero Miguel Abellán, el héroe de los periodistas desesperados, que traía animoso un buen total para la tele: “Hasta el rabo, todo es toro”. No tardó mucho en verse que al final fue cornada.

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El silencio mesiánico de Rivera resultó estar aquí. ¿Lo escuchan? Es la calle de Génova. Nunca sonó la música para la que hicieron soundcheck por la tarde. Nunca se cortó el tráfico tampoco. “¿Pero es que no va a venir nadie?, ¿nos confundimos de hora?”, pregunta Arístides Valdez. Es el primer simpatizante que se planta en Génova con su familia. Le gusta el PP “porque no es de izquierda”, pero no ha votado porque es venezolano. “Nosotros venimos de una situación muy crítica, pero imagino que los socialistas no son lo mismo aquí que allá”.

Alfonso Santibáñez, candidato a la alcaldía de Zarautz, se ha pasado porque siempre le toca de interventor. “Allí estamos acostumbrados a pelear, a ver en las municipales”, dice mirando una y otra vez los datos en el teléfono, “pero esta es una noche muy triste”.

Sobre las 12 —ya se han ido los novios y los ancianos, los de Ávila y los venezolanos— quedan apenas los pipas que están deseando desmontar el tinglado. “Tanto curro para nada”. Solo rompen el silencio las pandillas de chavales con banderines de Vox, que, muy ufanos, suben de Colón. “¡Traidores, cobardes!”, gritan al cartel de los candidatos del PP que cuelga de la entrada. “¡Periodistas, terroristas!”, a los últimos que están intentando mandar crónicas sentados sobre bolardos. Una mujer que pasea el perro farfulla sin que la oigan: “Ni ganar saben”.

Y entonces, la vida (o más bien Internet) te da sorpresas. Aparecen unos mariachis y empiezan a entornar "Ay ay ay, canta y no llores". Los periodistas que quedan enloquecen. Es todo una performance ideada en Forocoches, donde han recaudado en media hora 576 euros para los músicos. El youtuber Sr. Cheto lo está emitiendo en directo en el programa YoInterneto. "¡Y ahora kebabs para todos los periodistas y los curritos que han echado aquí la tarde!". Alguien le pregunta: "¿Por qué habéis hecho esto?". "Por los 'loles", sonríe. LOL es el acrónimo de reír muy fuerte (lots of laughs en inglés) en el mundo digital. Las luces de la sede del PP ya se han apagado.

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