Examen a 36 años del PSOE en el poder

Los sondeos otorgan a la formación una victoria segura y holgada respecto del segundo, pero auguran también una caída considerable de escaños

Susana Día, en el mitin de cierre de campaña en Sevilla. En vídeo, Andalucía como primer test para las elecciones generales.Foto: atlas | Vídeo: Alejandro Ruesga | atlas

Los 40 años ininterrumpidos de Gobiernos socialistas en Andalucía ha sido la cifra que han agitado todos los partidos de la oposición para apelar al cambio en estas elecciones. Las cuatro décadas que cumplirá el PSOE si, como vaticinan las encuestas, se alza con la victoria también generan una sensación de vértigo en la formación. Los sondeos le otorgan una victoria segura y holgada respecto del segundo, pero pronostican también una caída considerab...

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Los 40 años ininterrumpidos de Gobiernos socialistas en Andalucía ha sido la cifra que han agitado todos los partidos de la oposición para apelar al cambio en estas elecciones. Las cuatro décadas que cumplirá el PSOE si, como vaticinan las encuestas, se alza con la victoria también generan una sensación de vértigo en la formación. Los sondeos le otorgan una victoria segura y holgada respecto del segundo, pero pronostican también una caída considerable de escaños.

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La cita con las urnas servirá al partido para calibrar el tamaño de ese desgaste. Aunque en el PSOE se muestran tranquilos, hay variables que no pueden controlar y que podrían afectar a sus expectativas de la “mayoría amplia y sólida”, a la que aspira su candidata, Susana Díaz, para poder gobernar en solitario. La irrupción de Vox y la participación son imponderables que pueden afectar a su número de escaños. Aunque da la sensación de que la formación de extrema derecha va a fagocitar el voto descontento del PP, a quien más podría afectar, paradójicamente, es a la formación socialista. En 2015 el reparto de los restos se decantó a favor del PSOE que obtuvo tres escaños de última hora. En esta ocasión, esa distribución podría caer del lado de Vox.

Ante esta coyuntura, los dirigentes socialistas prefieren hablar de votos en lugar de representantes en el Parlamento. Hace tres años y medio sumaron 1,4 millones de papeletas. Todo lo que sea bajar de 40 diputados sería contemplado con preocupación en el partido. Por ello, también, el PSOE está  apelando a la movilización de su electorado.

Díaz ha dedicado buena parte de la campaña a movilizar a su electorado para “ganar bien”, primero aireando la amenaza del bloqueo y, en la recta final, vinculando al PP, Ciudadanos y Vox. Los socialistas no quieren que, ante las perspectivas de una victoria, sus votantes se relajen y no acudan a las urnas.

En esta campaña los paseos con vecinos de la presidenta han sido más escasos y también ha disminuido la intensidad de las visitas a ciudades, respecto de la anterior. Los cinco años al frente de la Junta también han afectado a la popularidad de la candidata.

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La presidenta de la Junta quiere empezar a gobernar en enero, lo que implicaría que ninguna fuerza de la oposición impediría su investidura. También quiere hacerlo en solitario, pero si pretende sacar adelante la legislatura se verá abocada a llegar a unos acuerdos que podrían demorarse si el resto de los partidos tiene la vista puesta en un posible adelanto de las elecciones generales. El envite es tan fuerte que la propia presidenta ha vinculado los resultados con la victoria del PSOE en las elecciones generales.

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