Las campañas se nos quedan viejas

En otros países, cuando te inscribes como candidato, aceptas condiciones que incluyen participar en debates independientes

Rita Barberá ya ha dejado la primera silla vacía en un debate en la SER. Telemadrid “invita” a los candidatos autonómicos a debatir con un formato y a los candidatos municipales les impone otro. En Murcia solo se ha celebrado un debate televisado en toda la democracia, mientras que en Castilla-La Mancha aún están por conseguirlo.

¿Deben quedar los debates electorales al criterio de los partidos? Si un candidato va ganando en las encuestas, puede rechazar un debate o imponer condiciones para hacerlo insoportable. Con la actual regulación, prevalece el interés del partido sobre el derecho...

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Rita Barberá ya ha dejado la primera silla vacía en un debate en la SER. Telemadrid “invita” a los candidatos autonómicos a debatir con un formato y a los candidatos municipales les impone otro. En Murcia solo se ha celebrado un debate televisado en toda la democracia, mientras que en Castilla-La Mancha aún están por conseguirlo.

Si un candidato va ganando en las encuestas, puede rechazar un debate o imponer condiciones para hacerlo insoportable

¿Deben quedar los debates electorales al criterio de los partidos? Si un candidato va ganando en las encuestas, puede rechazar un debate o imponer condiciones para hacerlo insoportable. Con la actual regulación, prevalece el interés del partido sobre el derecho del ciudadano a una información equilibrada que le ayude a decidir responsablemente su voto.

Es así de simple: en otros países, cuando te inscribes como candidato, aceptas condiciones legales que incluyen participar en debates organizados de forma independiente. Los equipos discuten detalles (hay toneladas de libros sobre los detalles), pero rechazar un debate se considera ajeno a la cultura democrática. En democracias más avanzadas, el debate electoral televisado es un derecho del elector y, como tal, lo regula la junta electoral y lo deja en manos de profesionales, no de los partidos.

En democracias más avanzadas, el debate electoral televisado es un derecho del elector y, como tal, lo regula la junta electoral

Ya que andamos cambiando caras y siglas, podríamos cambiar también nuestras viejas reglas del juego electoral y avanzar en derechos ciudadanos. La regulación de las campañas y de los partidos políticos fue diseñada en plena Transición para proteger a unos partidos incipientes del poder de un Estado al que había que transformar. Y lo logramos, pero 35 años después ya no es a los partidos, sino a los ciudadanos a quienes tenemos que garantizar sus derechos. Derechos que, como los de participación política, siguen sin desarrollarse desde su proclamación constitucional.

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Las campañas se nos quedan viejas. Hoy queremos más política, no menos. Debates serios, no monólogos absurdos. Periodistas haciendo su trabajo, no presentadores midiendo tiempos. Dicen los expertos que a los debates llegamos atrapados por nuestras predisposiciones de forma inconsciente; nos gustará lo que haga bien nuestro candidato y pasaremos por alto sus errores (disonancia cognitiva). Ya es limitado el funcionamiento de nuestro cerebro como para dificultar la única decisión que nos hace a todos iguales, la de votar.

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